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Comprender y aprender del suelo

Agricultura orgánica

 

Ya pasó algún tiempo cuando se consideraba a la producción orgánica un gasto excesivo, los costos eran muy altos y la poca producción que se lograba llevaba a la deserción de la actividad. Hoy día, está resultando eficaz y con altos beneficios económicos y para la salud.

 

Sus inicios.

El Lic. Pedro Isabeles Flores nos acompañó en cabina para explicarnos el qué de la agricultura orgánica, fue tan simple como la actividad misma. Nos dijo que como en todas las áreas del conocimiento, la agricultura y la ciencia han evolucionado. A Pedro le tocó realizar todas las etapas. Desde el tirar estiércol sobre el suelo, aplicar composta, los humus de lombriz, los bocashi. Nos cuenta que en esos tiempos fue mucho el ensayo y error, la nueva aplicación era hasta los seis meses o hasta el siguiente año debido a que no existía investigación científica detrás y con las opciones de funcionalidad. Pudiera ser que pongas de más o de menos, incluso, la pérdida total del cultivo por no elaborar bien el insumo o no aplicarlo en el momento adecuado. Pedro Isabeles apunta que no es sólo hacer un buen insumo, sino aplicarlo a la planta a tiempo para que cuando lo requiera se encuentre disponible. La falta de investigación hacía que la agricultura orgánica no resultara igual que la convencional por lo que muchos productores después de experimentar en carne propia y de perder su cosecha -en casos extremos- optaban por regresar a la manera convencional. En esos momentos no se sabía por qué no funcionaba y de igual manera cuando sí.

 

el coco organico

De la mano con la ciencia.

Conforme avanzó con la ciencia en los últimos años, se han realizado investigaciones a los niveles de grandes compañías trasnacionales en agricultura orgánica. Hoy día, los análisis de suelo los están realizando en microscopio electrónico, cosa que normalmente no se hace, ni en el convencional. Si ves las muestras de suelo en microscopio electrónico te das cuenta de lo que hay; se detecta qué minerales existen, por ejemplo, ahora podemos saber cuánto nitrógeno existe en el aire del suelo y cuánto hay en los primeros centímetros que a través de los microorganismos al fijarlo, lo pueden convertir en nutrición para la planta.

 

Regresar al origen, el principio.

Se dio cuenta que los mayas lograban nueve mazorcas por planta, aquí en este suelo tan poroso, calcáreo, con pocos minerales. Fue cuando comenzó a buscar la explicación científica. “¿Cómo es posible que hace 800 años, nuestros antepasados lograban eso sin la tecnología de hoy día? Fue que me interesé en el sistema de la milpa. Ellos nunca sembraban sólo maíz, siempre lo acompañaban con frijol y calabaza. Ahora, a través de la investigación nos damos cuenta, el frijol tiene millones de microorganismos que fabrican la nutrición que necesita el maíz y fijan el nitrógeno que hay en la atmósfera por lo que ya no tienes que poner 100 o 200 kilos de nitrógeno artificial, si tienes la bacteria ahí debajo. Luego, lo combinaban con la calabaza; las cucurbitáceas son unas excelentes desintegradoras y devoradoras de piedra que tanto abunda en nuestro suelo, por eso se adaptan bien la sandía, calabaza y toda esa familia de plantas que prácticamente ‘comen piedra’, la solubilizan y el mineral que genera lo hace disponible también para las plantas que están a su alrededor, por eso los mayas lograban que el maíz tuviera la nutrición que hoy día no logramos con los paquetes que utilizamos, por lo que siempre fue un matrimonio: maíz, frijol y calabaza.

Esto fue lo que nos lo dio la lectura del microscopio en el suelo; en cada diez centímetros existen mil toneladas de minerales y para obtener una buena cosecha necesitamos sólo 900 kilos por hectárea. En el suelo existe mineral para muchísimo tiempo, el problema es que no está disponible para las plantas, esa era la función natural del frijol y la calabaza, el hacerlos disponibles”.

 

PEDRO ISABELES

Pedro Isabeles siempre hace la siguiente reflexión al iniciar sus diplomados “Aquí tenemos miles de hectáreas de selva con árboles de cinco a diez metros y todo lleno de vegetación, vas a un área que no ha sido intervenida por el hombre y ves miles de plantas conviviendo ¿Quién está fertilizando esas plantas? ¡Nadie lo hace! Existe un sistema natural establecido”.

 

Por Jorge Alanis Zamorano

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