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La Península de Yucatán, expuesta a potente contaminante de agua y alimentos

Por Ángel Noh Estrada

Recientes investigaciones que dio a conocer el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) confirman que la Península de Yucatán resiente daños ambientales y de salud de sus habitantes a causa del glifosato, uno de los herbicidas de uso más extendido.

En el documento “Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos genéticamente modificados”, de 31 cuartillas, el Conacyt señala que se ha detectado ese químico en fluidos (leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias en todo el planeta.

En México, agrega, se le ha detectado particularmente en infantes, adolescentes y adultos de comunidades de Campeche, Yucatán y Jalisco.

El Consejo indica que también se ha reportado la presencia de glifosato como contaminante en aguas costeras de la Península de Yucatán, sobre todo en las cercanas a las zonas donde hay mayor concentración de plantaciones agrícolas.

Antecedentes de alerta

No es la primera vez que se alerta sobre el alto grado de contaminación en la Península de Yucatán ocasionada por el glifosato, el herbicida organofosforado de amplio espectro más utilizado en el mundo.

Estudios a cargo de Ángel Polanco Rodríguez, investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” y comisionado al Grupo de Investigaciones en Química Analítica y Ambiental de la Facultad de Química de la Uady, han dado cuenta del impacto negativo de este químico, que en 2015 fue clasificado como probable carcinógeno humano por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC).

En Yucatán se usa glifosato en los cultivos de soya del sur y el oriente del Estado.

También hay evidencias de que familias de las zonas rurales lo aplican en la producción de cultivos de traspatio, en las hortalizas y en el control de plagas de pequeñas especies animales.

Presencia en tortillas, harinas, leche materna…

Entrevistado sobre las nuevas revelaciones, el doctor Polanco indica que el trabajo del Consejo, que encabeza la científica María Elena Álvarez-Buylla Roces, pone en evidencia que el glifosato ha dejado en México “una estela contaminante, dispersa en cultivos y aguas”.

“Los resultados son desalentadores: hay presencia de este herbicida carcinógeno en tortillas, harinas, leche materna, sangre y orina, pero también en Áreas Naturales Protegidas”, deplora.

Relación con enfermedades

El investigador del “Hideyo Noguchi” puntualiza que en el expediente científico sobre el glifosato y los cultivos genéticamente modificados (GM) se documenta que el agroquímico, introducido al mercado internacional por la trasnacional Monsanto desde 1974, tiene una correlación entre el aumento de más de 20 enfermedades: oncológicas, endocrinas, metabólicas y neurodegenerativas, así como trastornos sistémicos.

“Hay que tener en cuenta que en Yucatán las estadísticas de salud pública muestran que estamos sobre el promedio nacional en cáncer de mujeres y malformaciones congénitas«, agrega.

«También hay afectaciones importantes en retraso cognitivo y problemas neurológicos. Todas estas enfermedades se relacionan con agroquímicos”, destaca.

Detección de transgénicos

El doctor en Gestión y Conservación del Mar, de cuyas investigaciones ha informado ampliamente el Diario, también señala lo siguiente:

–El documento expone que “se detectaron transgénicos en 82 por ciento de todos los alimentos; además, 30 por ciento de las muestras con eventos transgénicos contenían residuos de glifosato y AMPA (ácido aminometilfosfónico)”.

–En cuanto a la bioacumulación del glifosato en el ser humano, el Conacyt especifica que se le ha encontrado en fluidos (leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias en México y el mundo.

“Particularmente en infantes, adolescentes y adultos de comunidades de Campeche, Yucatán y Jalisco”.

Contaminante en las aguas

–También indica que se ha reportado la presencia de glifosato como contaminante en aguas costeras de la Península de Yucatán, particularmente en las cercanas a los sitios en donde hay mayor concentración de zonas agrícolas (como Tizimín).

– También en agua subterránea y en agua para beber en localidades de Hopelchén, Campeche, y en cuerpos de agua en Chiapas, algunos de éstos en Áreas Naturales Protegidas (ANP).

–La política actual de Conacyt y Semarnat de dar importancia a la investigación social y en este caso socioambiental, la protección de grupos humanos vulnerables, así como la preservación de la salud pública, el medio ambiente y los recursos naturales, son de gran importancia para un desarrollo humano sustentable.

–Precisamente el apoyo a la agroecología, la importancia a la mirada y punto de vista cultural maya, ahora puede marcar un cambio de paradigma para una agricultura sustentable.

–Hay que trabajar con metodologías de investigación participativa y entrar en procesos horizontales para el uso de técnicas con fundamentos agroecológicos usando plaguicidas naturales con estas comunidades, de manera que haya una reducción gradual del uso del glifosato en el país, para que en cuatro años ya no sea utilizado.

Alto impacto en los cultivos de soya

–En la Península de Yucatán, Campeche es el principal estado productor de soya, incrementando su producción de 29 a 200 hectáreas en el período 2013-2014.

– En 2012, los productores solicitaron permiso para cultivar 60,000 hectáreas, con amplio uso del herbicida glifosato. La soya (Glycine max L. cv. A5403) Solución Faena (o RR) (MON-04032-6), ha sido introducida en su fase experimental desde 2001 en el estado de Campeche, incorporándose al estado de Yucatán en 2003 y en Quintana Roo a partir de 2005, cubriendo desde entonces el territorio peninsular hasta 2009.

–En Yucatán se incrementó la superficie a 12,000 hectáreas, incluyendo los municipios de Santa Elena, Ticul, Oxkutzcab, Tekax, Tzucacab, Peto y Tizimín.

– La producción de soya en el sur y el este de Yucatán, con aplicación de glifosato, representa altos impactos a la contaminación del acuífero y la salud humana, debido a la fácil filtración de contaminantes en suelos kársticos.

30% de la población rural bebe agua contaminada

–Hay estudios que demuestran que en Yucatán existe una baja percepción de riesgos en el manejo de agroquímicos, sobre los impactos en la salud y el medioambiente, debido a los bajos niveles educativos y la falta de programas oficiales de prevención.

– Por otra parte, el 30% de la población rural continúa bebiendo agua de pozos y de cenotes contaminados.

–Es necesario establecer programas oficiales sobre agricultura sustentable sin uso de agroquímicos cancerígenos como los plaguicidas organoclorados y el herbicida glifosato.

Imagen de archivo de Tizimín, donde una familia extrae agua de pozo para su consumo
Imagen de archivo de Tizimín, donde una familia extrae agua de pozo para su consumo

– El desconocimiento de los daños a la salud propicia que agricultores y mujeres de la principal zona agrícola del sur del Estado utilicen agroquímicos prohibidos y/o restringidos, con impactos negativos en el ecosistema y en la salud pública.

–Existen convenios internacionales para regular el uso de agroquímicos. El Convenio de Rotterdam introduce el Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP), en donde los gobiernos (incluyendo México) tienen la información necesaria sobre los productos químicos peligrosos, para evaluar los riesgos y adoptar decisiones sobre sus importaciones con conocimiento de causa.

–Asimismo, está vigente el Convenio de Estocolmo, sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), convenio internacional para eliminar o restringir el uso y producción de estos plaguicidas cancerígenos.

Los plaguicidas y el cáncer

–Nuestro grupo de investigaciones ha reportado altos niveles de plaguicidas organoclorados en sangre de mujeres mayas con cáncer cervicouterino en 18 municipios de más alta mortalidad a cáncer. Los mayores niveles se detectaron en Tizimín.

–Asimismo, los niveles de contaminación de plaguicidas organoclorados en el Anillo de Cenotes, área natural protegida decretada para la conservación del agua, y los niveles de plaguicidas en municipios de la zona agrícola y ganadera superan los máximos permitidos por la Norma Oficial Mexicana.

–Un importante factor en el territorio yucateco es que su suelo es altamente kárstico, muy pedregoso, lo cual permite la fácil filtración al agua subterránea de todo tipo de contaminantes. Por eso es catalogado de vulnerabilidad extrema a la contaminación del agua.

Estudios de glifosato en Yucatán

–Acerca del glifosato en Yucatán, nuestro grupo de investigaciones en Química Analítica y Ambiental de la Facultad de Química y el Centro de Investigaciones Regionales de la Uady, en conjunto con el Tecnológico de Mérida (informe posdoctoral) y la Universidad Marista de Mérida, realizó estudios de corte socioambiental para conocer sobre el uso de agroquímicos entre los agricultores y amas de casa rurales en la zona agrícola del sur y la zona ganadera del oriente.

–El estudio “Uso de agroquímicos cancerígenos en la región agrícola de Yucatán, México”, en los municipios de Tekax, Oxkutzcab y Dzan, reportó un uso indiscriminado de agroquímicos altamente tóxicos y en especial el herbicida glifosato.

– Los resultados indicaron el uso de 69 clases de agroquímicos, entre ellos plaguicidas organoclorados como el lindano y endosulfán en 23 %, DDT en 13 %, heptacloro en 10 %, aldrín en 10 %. Además, 55% de los agricultores reportaron el uso del herbicida glifosato para la producción de soya.

Alto riesgo para las mujeres

–En Yucatán se cultiva la soya con uso de glifosato en esta región sur y en el oriente del Estado, en el municipio de Tizimín.

Una planta de los nuevos cultivos de soya en el sur del Estado. En esa actividad se utiliza un herbicida prohibido en otros países
Una planta de los nuevos cultivos de soya en el sur del Estado. En esa actividad se utiliza un herbicida prohibido en otros países

– De alta preocupación es el alto riesgo de las mujeres rurales en la producción de cultivos de traspatio; las mujeres usan agroquímicos para la producción de hortalizas y para el control de plagas de pequeñas especies animales.

–Otro estudio socioambiental realizado en Dzidzantún, en la zona ganadera del estado, abordó el análisis de los conocimientos tradicionales y los insumos modernos en la agricultura del municipio.

–Las conclusiones del trabajo señalan que los conocimientos tradicionales tienen una aplicación menor y han sido relegados por las nuevas tecnologías.

– Esto se debe a las demandas del mercado y al cambio de paradigma en los agricultores, los cuales se concentran en producir extensiones mayores para asegurar un ingreso digno, aunque esto sea a costa del ambiente.

– n este municipio se reportó que el 72% de los agricultores aplican el glifosato en sus cultivos.

Estudios de corte cuantitativo

–Por otra parte, se han realizado tres estudios de corte cuantitativo para detectar niveles de glifosato en el agua, alimentos y una especie marina en Yucatán.

–Uno de los proyectos, en la Reserva de la Biosfera de Ría Lagartos, se hizo en conjunto con el Tecnológico de Tizimín y fue financiado por Conacyt.

–Otro proyecto en marcha es con la Fundación Kellog para detectar niveles de glifosato en agua y tortillas en los municipios de más alta pobreza en Yucatán.

–Los resultados de detección y cuantificación de glifosato en la zona costera adyacente a Tizimín y en la región de pobreza extrema del Estado no son nada alentadores. Las publicaciones se encuentran en edición.

–Asimismo, nuestro grupo de investigaciones participa en la primera fase de otro proyecto Conacyt, para determinar contaminantes en el agua del municipio de Ticul, en conjunto con la Facultad de Medicina de la Uady e investigadores de Cinvestav-México, la Universidad de San Luis Potosí y el Instituto Nacional de Salud Pública.

.Con información de Diario de Yucatán

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