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Mitos y realidades de los pastos tropicales

Los pastos tropicales se caracterizan porque sus procesos fotosintéticos son más eficientes que en los pastos de las zonas de clima templado. Esta cualidad de las gramíneas forrajeras tropicales, aunada a su crecimiento en forma más o menos continuo durante todo el año (siempre y cuando dispongan de suficiente humedad), les permiten producir cantidades importantes de biomasa, lo que las hace idóneas para ser la base de la dieta del ganado de carne y leche intensivos en el trópico húmedo latinoamericano.

Con relación al valor nutricional, los pastos tropicales están en desventaja con respecto a los de clima templado. Las temperaturas altas en las que crecen los forrajes tropicales, así como una mayor resistencia a enfermedades y depredadores, son responsables de sus niveles altos de lignina y bajos de nitratos, proteína y carbohidratos no fibrosos, cualidades que hacen que sus valores nutricionales sean medios o bajos.

Otra característica de los forrajes tropicales es la gran variabilidad que existe en la calidad nutricional de las diferentes estructuras dentro de una misma planta. La calidad nutricional de las hojas y de los tallos se reduce más rápidamente con la maduración en los forrajes tropicales, que en los de clima templado (Van Soest, 1994).

El balance energético negativo al que están sometidas las vacas con mediano o alto potencial para la producción de leche durante el inicio de la lactancia y que pastorean forrajes tropicales, hace que ellas muestren un pico de lactancia bajo, excesiva pérdida de condición corporal, persistencia pobre después del pico de producción, celos silentes, tasas de concepción bajas y problemas de salud (Combs, 1998).

Los carbohidratos estructurales (pared celular o fibra detergente neutro) y los no estructurales o no fibrosos (azúcares y almidones), son fermentados por los microorganismos del rumen para producir ácidos grasos volátiles los cuales aportan alrededor del 80% de la energía que requiere una vaca lactante (Ishler et al ., 1996). Aunque la producción de energía es una de las funciones principales de los carbohidratos, ésta no es su única función, ya que la pared celular también es requerida para mantener el funcionamiento normal del rumen y además puede tener implicaciones sobre el consumo voluntario (Ishler et al ., 1996; Mertens, 1992). La pared celular se caracteriza por ser de lenta degradación, mientras que los carbohidratos no fibrosos se fermentan rápidamente. Éstos últimos aportan la energía requerida por  los microorganismos del rumen para utilizar la fracción soluble de las proteínas y sintetizar proteína microbial, la cual aporta aminoácidos a nivel intestinal para la síntesis de la leche (Hoover y Stokes, 1991). En general, la fibra hace aportes importantes de energía en los hatos de baja y mediana producción, mientras que en los de producción alta, la fibra es requerida para mantener un rumen sano, mantener la calidad de la leche, reducir la incidencia de desórdenes metabólicos como el desplazamiento del abomaso, así como de problemas reproductivos.

El conocimiento de los niveles de energía, proteína cruda y su calidad, carbohidratos no fibrosos, pared celular y minerales de los forrajes durante el año, así como del comportamiento de los mismos, permite desarrollar estrategias de suplementación con productos hechos para la complementación de estos pastos como lo es la línea de productos PROTEIMIN minerales y la línea de energéticos de alto impacto HORIZON POWER que contribuyen a hacer un uso mejor del recurso alimentario del rancho, para así obtener el mejor rendimiento tanto biológico como económico en las explotaciones de ganado en pastoreo en los trópicos.

Por Ing. Gregorio Cabrera Bernat

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