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¿Afectarán los eventos de Medio Oriente la producción de alimentos?

No se ve una solución a corto plazo, por eso debemos de tratar de prever como es que la economía global afectará, por esa nueva guerra, la salud de los países productores de alimentos, particularmente de Estados Unidos del que tanto y tantos dependemos para comer.

Por Alberto Banuet
ranchobuenavista@gmail.com

Nos guste o no, tenemos un relanzamiento de una Guerra Santa que pensábamos iría a la baja, todos nos equivocamos.
En una versión aumentada y desconocida en sus métodos, el mundo enfrenta otra crisis provocada por el control del petróleo y las irreconciliables diferencias ideológicas entre creyentes diversos.
No se ve una solución a corto plazo, por eso debemos de tratar de prever como es que la economía global afectará, por esa nueva guerra, la salud de los países productores de alimentos, particularmente de Estados Unidos del que tanto y tantos dependemos para comer.
Como primer punto del tema, realmente sorpresivo, aunque de alguna forma esperada, México participará en labores humanitarias, con soldados y civiles, en países afectados por esta guerra, desde luego bajo un esquema dirigido por la ONU. En español, ya tenemos cascos azules.
La decisión presidencial de participar en un evento que ni propiciamos ni queremos pelear fue acertada porque seguimos firmes en nuestras eternas doctrinas de no intervención, pero que ante las circunstancias que se le presentan a nuestro principal socio comercial y vecino, ya no nos pudimos zafar de tomar partido. Peña Nieto dio un paso lateral bien pensado porque cumple con la exigencia mundial de no quedarnos solo como observadores sino de ponernos del lado que pensamos tiene la razón.
Ahora, el mundo confía en la supremacía norteamericana para conservar la paz y al mismo tiempo darle de comer, aunque con el tremendo déficit que tiene, ya no se pueda dar ese lujo y hoy busca aliados para ambas cosas.
En el aspecto militar ya logró que tanto la Gran Bretaña, Australia y Canadá y ahora sorpresivamente Francia aceptaran participar en las labores de guerra, sin embargo, en el otro frente, el de la producción de alimento, la cosa no está tan fácil.
ISIS, este nuevo grupo terrorista islámico especialista en decapitaciones, se nutre del petróleo, se dice que ingresa dos millones de dólares al día producto de ventas al mercado negro y con ese dinero, con suficiencia alcanza para sus fines.
Si los americanos quieren acortar la guerra, necesariamente tendrán que destruir los campos petroleros del oriente medio, lo que provocaría un alza en el precio de los combustibles y por ende en los costos de producción de alimentos.
Yo no sé si en México haya alguien estudiando estas posibilidades y tomando las previsiones necesarias para no enfrentar problemas internos derivados de escases de alimentos, desde luego las organizaciones de productores están en la luna pensando solo en apoyos gubernamentales y como llevarse lo más posible en el menor plazo. Ojalá el gobierno lo esté haciendo.
Para Yucatán la perspectiva es buena en algunos sectores y habría que estructurar una idea sensata para hacerlos todavía más eficientes y rentables. La producción de todo tipo de proteína animal encabeza la lista de lo que se puede garantizar como productos vendidos desde antes de producirlos y si no, al tiempo. Que alguien lo vea por favor.

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