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Amor incondicional al campo

Un profesor que nunca deja de enseñar

Por Jorge Alanis

Espero no dejar de encontrarme con personajes de quien se aprende siempre algo. Lo que sea: su manera de hacer las cosas, de pensar, de actuar –aclaro que siempre en positivo-.
El profesor, Raúl Monforte Navarrete, no dudó y en “cortito” comenzó la charla. Navegamos entre sus recuerdos, reflexiones y los proyectos que hoy día lleva a cabo. Aunque recalca que es inflexible y que el orden es imperante, muestra siempre una cara de franco acceso a la persona amable y apacible que es, y aunque por más que trate, siempre le gana una sonrisa en el rostro. Lo escuché y agudicé el oído para atinarle a la esencia de la charla, digo que agudicé porque no siempre es fácil alinearse con tanto camino recorrido, experiencia e información.

El valor del trabajo en el campo

IMG_20170509_164456450Don Raúl o “Profe” como le dicen sus “muchachos” (jóvenes que trabajan en sus proyectos y que aprenden todos al unísono) me encamina a una reflexión, una realidad: Como no sabemos cuánto trabajo y esfuerzo hay detrás de los alimentos, no los valoramos, por eso no apreciamos a los campesinos, no les damos rostro, no sabemos nada de los problemas que enfrentan.

Te entregas a la tierra, la cuidas, la proteges, entonces, ella es pródiga también contigo…
Nací en medio de la naturaleza, cuando ¡estaba bien viva!, cuando todavía el hombre no le causaba lo que al día de hoy le ha causado. La naturaleza estaba viva y generaba vida, tenía todo lo necesario para acoger a cuanto ser vivo llegara a ella. Así era cuando nací hace 77 años. Mi padre era ejidatario de Sucilá y combinaba el campo con otras actividades para complementar el gasto familiar. Yo a partir de los dos años lo acompañaba al ejido y estaba con él al sembrar maíz. Esa vida era tan hermosa que tenía que encantarme. También lo he combinado con el magisterio y otros puestos que igualmente me ayudaron, pero lo más satisfactorio es vivir en el campo, es plena y llena de realizaciones. No pasa una semana que no coseche habaneros o sandías. La tierra es generosa. Te entregas a la tierra, la cuidas, la proteges, entonces, ella es pródiga también contigo. Estoy muy feliz de que a mi familia también les guste esta actividad.

“…podrían regresar todos los que están en los Estados Unidos y nos les faltaría trabajo.”

Iniciaremos proyectos que nos van a llevar a otra dimensión en el campo yucateco y que generarán empleos. Cultivaremos en casas sombras con una nueva tecnología que se está usando, especialmente en Sinaloa, en algunas partes del Estado de México y que en el sureste estamos implementando. Hemos producido en invernaderos hortalizas como: tomate, pimiento morrón, chile dulce y el xcatic. En Yucatán, con el chile habanero no damos abasto a la demanda del mercado internacional por lo que podemos producir habanero y siempre tendremos mercado que nos pague buen precio. El cultivo del chile habanero y de la papaya, por ejemplo, son altamente generadores de empleo; podrían regresar todos los que están en los Estados Unidos y nos les faltaría trabajo.

Chile habanero
Todo el año cosecho alrededor de tres toneladas a la semana, en 3/4 partes de una hectárea. Con la nueva infraestructura que construiremos debemos subir la producción de 10 a 15 toneladas a la semana para surtir al mercado local, nacional así como a los países asiáticos que son los que más están demandando chile habanero.
El futuro para el campo yucateco y en general en México es promisorio. Nosotros cultivamos chile habanero, chile dulce, x’catic, papaya, sandía; igualmente sorgo y maíz que los utilizamos como barreras fitosanitarias para proteger nuestros distintos cultivos de las plagas que nos afectan. También hacemos nuestros propios abonos y plaguicidas orgánicos, contamos con una pequeña procesadora para ello.

Regresar a la tierra lo que se le ha arrancado
Debemos reforestar el medio ambiente. México desde hace mucho tiempo es primer lugar en deforestación y Yucatán el primero en nuestro país. Somos el Estado que más daño causa a los árboles, tema que hemos platicado con el reiterado llamado a la gente a reforestar.
Don Raúl preocupado se ha dado a la tarea de repoblar con especies locales. La principal especie que están sembrando es el cedro rojo (árbol nativo de la zona oriente de Yucatán aunque lo encuentras en todo el Estado). “En esta zona, a partir de Buctzotz, Sucilá, hasta llegar a Puerto Juárez y más allá del Caribe, era un bosque de cedros que poco a poco se fue devastando y nunca se pensó en llevar un cultivo responsable y sustentable de esta especie. La naturaleza no es inagotable, la explotamos de manera irresponsable e incluso de forma ilegal, ahora nosotros tratamos de devolverle esos bosques que se perdieron, y aunque al final tiene una razón comercial, el proyecto lleva un fondo de reforestación programado, no está peleada la idea de reestablecer bosques de cedros que conlleve a un fin comercial, lo que se traduce a una actividad responsable”.
Busca un equilibrio natural, que se logre la biodiversidad. Le preocupa tanto, dice que el planeta está herido de muerte por prácticas agrícolas con base a los químicos y una industria que no es respetuosa ni con la naturaleza ni con el medio ambiente.

“Quien el día de mañana no pueda mejorar lo que hace hoy, ya no debe estar en este mundo…”

¿Cómo ve a sus muchachos hoy y cómo los quiere ver mañana? Entre risas responde: “mira, los quiero ver mañana temprano”. Mientras los observa comenta: “los quiero ver aprendiendo y haciendo nuevas cosas con relación a las que hacen hoy, que progresen. Quien el día de mañana no pueda mejorar lo que hace hoy, ya no debe estar en este mundo”.

La herencia
Con estos proyectos, nos comenta Don Raúl que por primera vez en su vida se le da la oportunidad de dar un salto importante y pensó: “mis nietos tienen que aprender lo que yo sé hacer y adoptar mi amor hacia la naturaleza. Eso es lo que les quiero dejar”.

¿Cómo es don Raúl Monforte? Ante esta pregunta se extraña, le doy ejemplos mientras se le escapa más que una sonrisa, mira a sus muchachos y dice: “pues más bien ¿cómo me describirían ellos? Soy muy duro, no tolero el desorden porque así no llegas a nada. Debes seguir procesos que hay que ir creando. La experiencia que vivo hoy sirve para crear un proceso, un orden para llevar las cosas. La experiencia debe documentarse. Exijo que para mañana hagas mejor las cosas de cómo las hiciste hoy, me preocupa mucho eso. No es fácil trabajar conmigo. No pierdo mi característica de maestro, todos los días enseño y sé que puedo hacerlo”.

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