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Aquí todas las pieles pasan por mis manos


“Elegí la talabartería como oficio de vida”

Hace cultura y arte con sus manos y su imaginación, poco a poco transforma pieles en verdaderas obras de arte. Artículos de géneros varios con piel labrada para vaqueros, accesorios de pesca, monta clásica, accesorios hípicos, piel para motos y hasta bolsas para damas, es Gerardo Rufino Tec Sánchez y su oficio es talabartero. Desde niño aprendió a trabajar las pieles, su padre le heredó el conocimiento. En 1998 inició su negocio y desde entonces, se vuele su pasión, su estilo de vida, “…estudié hasta la prepa y podía continuar, pero elegí esto por gusto” afirma.
Son dos hermanos que trabajan la talabartería, ahí han pasado varios aprendices, pero se van, no tienen la paciencia que se requiere, ni el tiempo, en ocasiones el trabajo lleva de 10 a 12 horas seguidas, cuando es urgente, está atrasado o es muy difícil.
Por: Jorge Alanis Zamorano

Trabajo delicado que requiere de esfuerzo y dedicación. “Mis primeros artículos fueron unos cinturones calados, llevan tres capas de piel y la letra es dibujada a puro pulso…”.
Maneja casi todo tipo de pieles, ya que además de res, también pueden encontrar de pitón, de cocodrilo y hasta de mantarraya, “Se trabaja con piel exótica, en varios colores, es duradera”.
Su mayor satisfacción no reside en lo económico, ni en la belleza de los artículos, para él la mayor satisfacción se la da el cliente, terminar la artesanía y ver que lo porten. ¿Qué podemos encontrar? Desde cinturones personalizados, accesorios en piel bordada, carteras y cinturones para pesca, sobrecojines personalizados para motocicletas, sillas para caballo. Nos menciona: “Las más difíciles son las que se trabajan con piel labrada, las que están tejidas en piel cruda, porque en el caso de la piel exótica es tener la creatividad de irlas ensamblando, que quede detallado el trabajo…”, “no hay mejor ocupación para mí que la fabricación de artículos de piel, tener paciencia, creatividad y dedicación son los tres puntos principales para la talabartería” asegura Rufino con total seriedad. Y es que a pesar de que ha sufrido robos en su taller dejándolo sólo con sus máquinas y las pieles, siempre mira hacia adelante y reflexiona sobre lo material “La herencia que dejaré será mi conocimiento, lo que sé hacer, siempre y cuando mi hijo quiera continuar”.

Foto: Jorge Alanis
Foto: Jorge Alanis

Su pasión al trabajo la define cuando ve que el cliente responde positivamente “Al venderle un artículo y encarga otro, o cuando te platica sobre lo que le dijeron, si les gustó y así tener la seguridad de que siempre será mi cliente”.
Ubicado en Motul, Yucatán, en la calle 28 entre 27 y 29, exactamente detrás del palacio municipal podrán encontrarlo siempre que necesiten calidad.

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