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Caminando por el Mayab

El henequén aún respira

En Hunucmá, no muy lejos de Mérida, se encuentra un personaje que llama la atención, pues con buena filosofía toma las riendas de su vida, sin apoyo de algún programa y en silla de ruedas decide no tirarse a la deriva. Hoy don Moisés Poot vive como empresario y dando trabajo a otros. Su esposa, también con discapacidad, se une a la travesía al formar parte en el proyecto: fabricar zapatos de henequén con excelente calidad. Los buscan para comprarles desde Estados Unidos hasta Europa y, no se diga al interior del país. No fabrica grandes cantidades, es más, en realidad cada par es único, desde el tejido del henequén hasta el color. Nos enorgullece que personajes como don Moisés no se detengan en el camino, por el contrario… lo hace aún más largo. Proyectos como éste no son apoyados y sin imaginarme que por sus condiciones físicas deben poner especial atención, ya que aquí más de una familia sale adelante.

¿Por qué hacer zapatos de henequén?
Esto comienza donde vivía, allá en Cancún. A las personas con discapacidad, en este caso mi esposa y yo, resulta muy difícil conseguir empleo y si lo logras te encasillan en el que sólo puedes realizar una actividad. Eso nos molesta mucho, podemos hacer casi todo, aunque no de la misma manera. Nosotros queríamos una vida independiente sin necesidad de apoyos familiares. Al realizar un inventario de capacidades nos percatamos que yo tengo conocimientos de zapatería, en zapato tradicional, no de henequén. Comenzamos con zapatos de yute, luego nos invitaron a vender en un hotel donde nos iba muy bien y los mismos turistas decían que por qué no de henequén si es de aquí. Salimos de los hoteles por el problema de la influenza, ya no fue rentable, decidimos trasladar todo a Hunucmá y comenzar de cero con una nueva empresa dedicada sólo al calzado artesanal de henequén.

¿Cómo fue esta travesía?
Poco a poco, aquí trabajaba solo. Mi esposa se quedó allá en Cancún porque no teníamos una casa donde vivir y hasta que alcanzó el crédito Infonavit ya todos nos venimos para acá. Lo complejo radica en nuestra filosofía: “No hacer cosas corrientes” esto se traduce en que lleva mayor tiempo, tener  paciencia en los detalles, tirar muchas cosas que no salen bien, fue hasta que vieron nuestro producto creyeron en nosotros, comenzaron pidiéndonos 10 pares y a la semana solicitaron más y de colores, siendo un aliciente para seguir adelante.

¿Cómo es que tiene personas trabajando aquí para usted?
Después de todo y que los pedidos crecieron llegó alguien pidiendo trabajo y así se fueron incorporando más personas; actualmente me dedico más al diseño. Son ocho personas directamente involucradas, algunas son eventuales, más las veinte señoras que nos venden los tejidos del henequén.

Con estas señoras ¿cómo funciona el negocio del henequén?

Muchas veces yo les doy la materia prima y ellas me lo entregan ya tejido y algunas ya me lo dan con color. Además de comprarles el tejido a las señoras, nos dan a vender sus trabajos como alhajeros, tortilleros, etcétera. Los colores son especiales pues yo los hago personalmente, es una técnica propia, por lo que no se pueden hacer en serie, los colores pueden variar, son únicos.

¿Dónde consigues el henequén?
Lo compramos en la desfibradora de Hunucmá

¿Sus clientes son sólo extranjeros?
No, también hay de Yucatán y del interior del país.

Sus zapatos no se hacen en serie ¿Por qué?
Cuando incrementó el número de compradores empezamos a fabricar modelos más elaborados, más colores y las exigencias de la gente son muchas, los gustos son diferentes por lo que cambiamos el modelo de negocio, antes era trabajar ciertas cantidades para las tiendas y ahora tambien elaboramos zapatos personalizados.

¿Qué sucede en tu mente cuando ves a otra persona discapacitada y que se queda atorado en no poder hacer nada?
Los entiendo porque al principio estábamos igual, la mayoría de la gente con discapacidad o sus familias al primero que voltean a ver es al gobierno cuando el gobierno es el menos interesado en esto –sonríe irónicamente-, el gobierno es en campaña, en las fotos. Nos acercamos a muchas personas, mandamos cartas, intentamos con proyectos de fondos perdidos, al único que entramos fue al FONAES que ya hasta desapareció y ahí nunca nos preguntaron que de qué partido somos, y tampoco nos pidieron mochada y, bueno la gente está acostumbrada a ir al gobierno por ayuda. Nosotros lo intentamos de muchas formas y no, realmente no, porque o hay cosas turbias o como vulgarmente se dice “te maízean”, te dan una miseria, mientras a otros sí les otorgan apoyos millonarios. Comenzamos con $500 pesos pero ahora tenemos riqueza dando trabajo a otras personas y creciendo juntos.

Para mayor información comunicarse con Moisés Poot al teléfono 01 988 931 01 14 o visite la tienda ubicada en la calle 26 x 21 y 23 No.152 Centro, Hunucmá, Yucatán

Por Jorge Alanis Zamorano

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