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Carmelita elabora cubrebocas con cáscara de coco para prevenir COVID-19

Don Miguel, de 68 años, reconoce que forma parte de uno de los sectores más vulnerables

El ingenio, la falta de recursos económicos y el desabasto de los cubre bocas en la isla, ante la declaratoria de la Fase II de contención de la pandemia del COVID-19, se conjugaron para que Miguel Reyes, un adulto mayor nativo de Ciudad del Carmen, elaborara uno con cáscara de coco y con ello, poder salir a la calle a realizar sus diligencias.

Con 68 años de edad, Don Miguel reconoce que forma parte de uno de los sectores más vulnerables ante esta enfermedad, “por lo que debo cuidarme, pero no puedo quedarme en la casa, ya que tengo la necesidad de realizar diversas diligencias en la calle, principalmente en el Centro de la isla”.

Explica que vive en la colonia Justo Sierra, en la zona Norte de la isla, junto con su esposa, quien mantiene las medidas de prevención en la casa, mientras que él sale a realizar las compras necesarias y otros trámites.

“Desde hace algunas semanas he tratado de conseguir cubrebocas en las farmacias que hay cerca de la casa, pero no hay en ninguna, siempre me dicen que van a llegar y hasta ahora no encuentro; además de que en otras que he visto, están muy caras y no tenemos el recurso para comprarlos”.

Fue de esta manera, como realizando la limpieza del patio de su predio, en donde se encuentra una palmera, que se ideó la manera de elaborar un cubre boca, utilizando la cáscara de este producto, con el cual, no solo se protege, sino que además ha causado impacto entre la población de la isla.

“Este cubrebocas no lo tengo que tirar, por el contrario, cuando llegó a la casa lo desinfecto con agua y jabón, además de un poquito de cloro, con lo cual lo puedo volver a usar cada vez que tengo la necesidad de salir de la casa”.

El cubrebocas elaborado por Don Miguel, es la mitad de la cáscara de un coco, el cual fue limpiado de astillas con una lija para evitar lastimarse la cara al colocarlo, siendo atado con un pedazo de elástico, lo que le permite sujetarse firmemente a su rostro.

 

Fuente: La Jornada Maya/Gabriel Graniel Herrera.

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