Por Alberto Banuet A.
ranchobuenavista@gmail.com
Pronto será una realidad, los obstáculos de la dos veces ofrecida posibilidad de que la carne americana esté de regreso en las mesas de las familias chinas está cada día más cerca. Digo que dos veces ofrecida porque el gobierno de ese país le hizo la propuesta a Barack Obama el año pasado y nuevamente al presidente Trump, ahora se materializa, pero ya se venía trabajando.
Los protocolos están listos después de que, en el 2003, China cancelara sus importaciones por el brote de las vacas locas en Estados Unidos.
La noticia es estupenda para los ganaderos americanos porque recobran un mercado en un momento inmejorable; por un lado, el escándalo de JBS en Brasil y la carne adulterada no termina, asunto que les ha costado mucho a los cariocas; y por el otro, la prohibición, por temas religiosos, de seguir sacrificando ganado en la India, el principal exportador del mundo hasta hace unos meses. Estos dos eventos han hecho que el precio del ganado suba consistentemente mes a mes en los Estados Unidos durante todo el año y el panorama hacia adelante es inmejorable.
Hay desde luego requerimientos que se deben cumplir, entre ellos:
1.- Que el ganado debe ser perfectamente identificable hasta el rancho en donde nació en los Estados Unidos… Hasta ahí nos habían dejado fuera de la jugada; luego se hizo una adición y ahora, por una cortesía profesional y porque les hace falta nuestro ganado sin duda, se puede sacrificar ganado engordado en los E.U. pero procedente de México y Canadá y/o ganado que entra directo de estos países para ser sacrificado en Estados Unidos.
2.- El ganado debe tener la posibilidad de ser perfectamente rastreado, es decir aquí la trazabilidad será fundamental hasta el rancho en donde nació.
3.- El ganado no puede tener más de 30 meses.
4.- Se permite el ingreso de canales fríos, congelados, o carne deshuesada.
5.- Cada canal debe estar perfectamente identificado.
En el proceso de recobrar el mercado amarillo participaron autoridades y ganaderos americanos que hoy se congratulan, festejan, presumen de ser los mejores productores de carne del mundo y están trabajando para realizar contratos a largo plazo, asunto que deberíamos estar haciendo nosotros con los gringos para suministrarles becerros, y de paso, establecer con ellos un verdadero programa de repoblamiento.
El problema que tenemos es que los presidentes de uniones y asociaciones de todo tipo están pensando sólo en los “apoyos” que le puedan sacar al gobierno, que si alimento para la seca, que si alambre de púas, que si dinero para sementales y vaquillas que ellos mismos se auto venden con la complacencia de las autoridades del Gobierno del Estado y a veces en combinación, que si semillas, bombas y machetes y demás caballadas sin que tengan la capacidad de pensar en un proyecto como lo tienen los porcicultores y avicultores, esos sí son fregones, piensan como empresarios mientras que los ganaderos piensan como cuentachiles.
Si lográramos colocar directamente nuestros becerros en los E.U. veríamos a muchos ganaderos reiniciar operaciones en forma porque se supone que tenemos todos los elementos y adelantos de la ciencia para que nuestro ganado también tenga trazabilidad, cuando menos para eso nos obligan a comprar los aretes de SINIIGA, luego entonces, con eso y con la sanidad que tiene el Estado, creo que sólo hace falta que alguien en los liderazgos o en el Gobierno tenga dos dedos de frente para cuando menos intentarlo.
Los americanos nos van a seguir comprando porque les hace falta carne, lo harán a otro precio y a través de los coyotes que están asentados aquí desde hace rato y que cumplen con una labor importante, porque soslayadamente coadyuvan a tener un precio más o menos estable, sin embargo, producir y vender para engordar para el mercado chino, aunque sea por la vía de los americanos, es otra cosa. Lógicamente tendríamos que mejorar la calidad de nuestros becerros, hibridar y producir lo que ese exigente mercado pide.
La sugerencia ahí está para los cientos de candidatos a cualquier cosa, los actuales funcionarios, diputados locales, federales, senadores y nuestros enquistados líderes gremiales.
