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Cuando un tractor representa el gran logro

Siempre hay motivos para aspirar a mucho más

¿Es fácil ver a una mujer orgullosa por haber logrado adquirir un tractor? Pudiera ser que sí, porque nos encontramos con la señora Nelsy Cecilia Chan Novelo. Ella tiene 42 años y es madre de tres hijos. Nos cuenta que su familia y amigas le preguntan cómo fue que lo hizo, y es que en realidad la pregunta es: ¿cómo es que ella obtuvo un tractor? Ella consideraba este logro como una verdad: “algo difícil de alcanzar” pero finalmente, -como muchas mujeres- tuvo que romper paradigmas, incluso reinventarse frente a su familia: padres, hermanos, hijos. Ella no sabía sobre el trabajo en campo: la siembra y el cultivo. Lo aprendió de su esposo y desde entonces, el cariño a la tierra la hizo ponerse metas cada vez más altas. En su historia nos comparte que el padre de sus hijos tuvo que emigrar al norte para buscar el dinero que -en ese tiempo- no veían llegar. Como tantos, ella solicitó apoyo y aún con las dificultades lo logró y ¡ya tiene su tractor!

¿Qué es lo que siembra?
Maíz y soya. Lo trabajo con mi esposo.

¿Qué significa para ustedes tener un tractor en estos momentos?
Es mucho, porque la verdad, es algo difícil de alcanzar. Este apoyo que se nos está dando, es una gran ayuda.

Y como mujer ¿qué es recibir un tractor?
Es un logro para una mujer. Mis amigas y familia se preguntan cómo es que lo hice, cómo es que logré esto, pero cuando uno quiere trabajar y quiere tener algo, lo consigue.

¿Usted trabaja la tierra directamente?
Sí, en realidad, es un apoyo que le doy a mi esposo. De hecho, cuando él no estuvo un tiempo, yo me encargué que la tierra se trabajara.

¿Qué le dicen sus hijos al ver que usted tiene su tractor?
Que soy un orgullo para ellos. Me dicen: «Mamá ¡qué bueno que estás saliendo adelante! Tú estás demostrándonos cómo se trabaja».

Para usted, ¿qué significa el trabajo?
Para mí, el trabajo significa algo que una mujer tiene que hacer y salir adelante para sus hijos.

Usted rompe las barreras de decir: «Este es trabajo de hombres». ¿Qué se le viene a la mente?
Que no sólo los hombres lo pueden hacer, también las mujeres podemos hacer este tipo de trabajo.

¿Dónde está su límite para ese tipo de trabajos?
No hay límites. Yo digo que hay veces en las que uno no debe tener límites, siempre tienes que salir adelante.

¿Su familia ya se dedicaba a las tierras?
La mía no. La de mi esposo sí. Cuando nos casamos es cuando me involucré con el trabajo de campo.

Entonces no sabía nada y empezó a aprender… ¿Quién le enseñó?
Mi esposo. Y me gustó la forma en la que se trabaja, cómo se invierte, qué es lo que se tiene que utilizar en las tierras, todo…. Y ahora ya aprendí y me quiero superar.

Usted está rompiendo barreras muy fuertes en la cultura, ¿Le ha costado trabajo?
Algo. Porque a veces, como en este caso, el trabajo mayormente lo hacen los hombres, en los lugares donde vas, simplemente ves hombres, es rara la vez que una mujer entre y pida un apoyo o ayuda para trabajar las tierras, entonces es extraño ver a una mujer y por eso para mí es como un reto haberlo hecho.

¿Qué le dicen sus hermanos?
Ellos mismos se sorprenden de que lo haya logrado, pero están contentos. «Qué bueno que tú estés haciendo esta clase de trabajo y qué bueno que has hecho logros en tu vida».

Es usted un ejemplo para que otras mujeres digan: «Yo quiero llegar a donde ella ha llegado». Si se acercan a preguntarle ¿les dice qué tienen que hacer?
Desde luego que sí, les diría a qué dependencia o lugar acudir, con quien hablar. Como mujeres hay que salir adelante, no estar encerradas en la casa, desde luego no descuidando a los hijos.

Y si le dicen «es difícil» ¿qué les contestaría?
Cuando uno lo quiere, no es difícil.

¿Y le gusta más la vida en el campo que en una casa?
Sí. Viví mucho tiempo en el campo, en una casa de cartón y tablas. Diez años estuve viviendo así. Ahora que mi esposo se fue un tiempo logró hacer mi casa, pero aunque él estaba lejos, yo seguía trabajando.

¿Los sueños sí valen? ¿Sí se concretan?
Sí valen, mucho. También se concretan. Si uno lucha, lo quiere y tiene esa meta, sí.

Por Jorge Alanis Zamorano

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