El cultivo de la chigua, de la cual se explota la semilla, es un trabajo que duró tres meses y se obtuvieron resultados negativos.
Con estas palabras definió el campesino Gonzalo Chablé Kantún, vecino de la comunidad de Chilam, Campeche, la situación de quienes sembraron este tipo de calabaza esta temporada, cuya extensión plantada ocupó esta vez 20 hectáreas.
El agricultor aclaró por qué no les fue nada bien a los sembradores del producto: “El precio por kilo de chigua inició a 18 pesos, y al día de hoy se encuentra en los 12”, detalló.
Explicó en este punto que para sembrar una hectárea del vegetal se invierten aproximadamente 6 mil pesos; de estos, 4 mil corresponden al proceso de siembra, compra y aplicación de fertilizantes y herbicidas. En tanto, a la cosecha se destinan poco más de dos mil pesos, lo que incluye pagar jornales, extraer la semilla, asolearla y envasarla.
Una hectárea, expuso, genera entre 600 y 800 kilos de semilla. “Suponiendo que la cosecha esté bien y se obtengan 800 kilos a 12 pesos, estamos hablando de 9 mil 600 pesos”.
“A esto le restamos los gastos, que ascienden a 6 mil pesos; nos quedan 3 mil 600, lo que dividido en tres meses de trabajo arroja mil 200 pesos por mes”, abundó el entrevistado.
Expresó que el cultivo de esta pepita se continúa haciendo porque existe la esperanza de que los precios sean buenos.
“Ha habido ocasiones en que se logra vender a 35 o 40 pesos cada kilo; lo malo es que este año el precio fue muy bajo”, concluyó con resquemor.
