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¿De dónde viene la comida?

Por eso lo olvidan…

Por Jorge Alanis Zamorano

¿En realidad la zona urbana conoce el campo? Ya que una cosa es saber y otra es conocer.

La gente de ciudad escasamente muestra interés en la vida agraria, de dónde viene lo más sagrado: nuestra comida. Les han “vendido” imágenes –que sí existen- de grandes extensiones y maquinarias enormes, eso es lo que tienen en mente y de referencia de manera general, pero no es el contexto real que vive el campo y solo escuchan “el campo está abandonado” pero nada más. Podemos ver imágenes con títulos como “La vida en el campo” con un fondo bello donde se ve una pequeña casa de palmas al amanecer a contraluz gracias a la sombra de un gran árbol que permite ver lo que el sol esconde y sí, es bella imagen, pero y ¿la historia de sus personajes? De lo poquito que se sabe no siempre es bueno, es decir, se sabe que “son pobres”, se sabe que se les está apoyando y ¡ya!

Pasemos a otro tema… lamentablemente así piensan y terminan la charla o comentario porque no saben más.  A la gente de las grandes ciudades realmente no le gusta hablar de la pobreza en el campo. Pocos son los que van y se internan a los poblados y ven el esfuerzo que conlleva poder sembrar y cultivar, el tiempo que se invierte, pero sobre todo ¡dinero junto con el riesgo de perder todo ante una sequía, plagas o inundación! Aunque, se dice hoy día, ¡se les está dando dinero! Nadie sabe que hasta finales del 2019 muchos campesinos seguían esperando el dinero con ilusiones de “Ahora sí, ya nos toca a nosotros” pero ¿Cuánto es? Y muchos de ellos ¿realmente estarán trabajando los suelos? De lo que les dan ¿alcanza? ¿Cambiará la historia del campo? O probablemente el método se transformó y seguirá igual: abandonado.

Los relacionados al sector agropecuario dicen: “viene muy difícil, no sabemos qué pasará”. Aquí el asunto cae en el desconocimiento que existe del tema en cuestión, ya que los teóricos, políticos y “expertos” discuten sin tener un poco de polvo en sus zapatos, ni manos gruesas y rasposas que otorga la jornada en la milpa. Al final, en la gran ciudad, donde se acuerdan los apoyos nada saben del campo y los que se suponen sí saben ¿dónde están? ¡Ah sí! En la gran ciudad. Se informa a la población de la gran urbe, donde sí se gastan muchos millones de pesos, que ya se está atendiendo a los pobres del campo y ¡listo! Ahí queda el asunto, nadie dice más porque ven a los supermercados bien abastecidos -muchas veces productos importados- por eso se olvidan del campo, no se le toma en serio por políticos y población.  Los de abajo, los olvidados, los pobres, terminan anotados hasta el último en el cuaderno de trabajo, el de las tareas por realizar.

Ventilemos mejor la verdadera situación del campo, dar a conocer la situación donde estamos parados todos y terminar ya de hacer amalgamas temporalmente reparadoras, porque del campo, de los pequeños y medianos productores es de quienes comemos, los grandes mandan al extranjero los beneficios del suelo.

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