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Dueñas del campo, manos que alimentan

 

Una tarde con ellas

Por Jorge Alanis Zamorano

Allá en el pueblo de Bolón, muy cerca de Umán, nos reciben mujeres que simpatizan con el trabajo, que ríen y suavizan el campo con una dulzura que alimenta. Sandías, melones chinos, pepinos blancos, calabazas y por supuesto, lo que a una dama le gusta: flores de colores.

Ellas se juntan para labrar, cuidar, sembrar y cosechar a los hijos del suelo, de la madre tierra y todo el resultado es para acercarse un dinero que es bien ganado. Es un juego alegre entre ellas que termina endulzando el momento con sus sonrisas.

Ellas, conquistan el avance con la tradición, sapiencia y la tecnología e información que les llevan. Han comprendido que pensar en sueños, que terminan en despertar con frutos en sus manos, hace que ya no lamenten el no tener, sino más bien el buscar más y más. Les encanta la idea de dignificarse con el sol en sus rostros y aunque parezcan tímidas entran en todos los mundos y maneras de ser y lo sé, porque derraman la voluntad del empoderamiento y te miran de frente alegres “con sus hijos” en la mano y te los ofrecen no sin antes dar gracias al “jefe mayor”. Agradecidas… siempre, con todo, con todos. Incansables guerreras de sí mismas. Tienen tantos valores en sus personas que opacan, sin duda, al más adinerado.

Manos rudas y tiernas; rústicas como madera castigada por el sol, la lluvia, el esfuerzo. Es un deleite estar con ellas. Hablan maya y pronto se susurraron afirmando que un huach llegó ahí a su centro de labranza y fue lo único que entendí. Sonreí y les dije: sí, soy un huach. Entre risas una se acercó y me llevó a su pedazo de tierra para presumir sus logros. Me sentí cobijado pues el resto esperó su turno para mostrarme el suyo. ¿Cuál es el adjetivo que se sugiere cuando te reciben así? No lo sé, es más de uno, busqué tanto que me faltarían páginas y días, semanas y vidas enteras.

A Jazmín May le agradezco el poder ser el puente para conocerlas. Preocupada y puntual me llevó y explicó la satisfacción que tiene cuando en sus visitas ellas no han claudicado. Está segura de los resultados “poco a poco van a producir más” me dijo orgullosa. Lo que le preocupa es que sepan cuánto en realidad pueden ganar, cuánto invierten, cuánto se llevan a casa. Muchas -me platica- no contemplan sus gastos, la inversión y toman el total como ganancia. Las hace conscientes de todo eso además de cultivar y cosechar de la mejor manera. Su tarea como extensionista es de reconocerse y no falta a sus citas, lo toma supremamente en serio y lo sé por el reconocimiento y respeto que le muestran sus mujeres aprendices.

Gracias a las señoras del suelo, de los frutos, por la dulce sandía que todos comimos. Agrego a estas mujeres a mi lista de personajes que debes conocer en tu vida. María Alicia Canché, María Guadalupe, Concepción, María Cristina y Jazmín May Paredes muchas gracias, un verdadero placer conocerlas.

Fotografías de Jorge Alanis Zamorano

 

 

 

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