Facebook
Twitter

El desafío de erradicar el maíz modificado

México, el pueblo del maíz, tiene enfrente un reto enorme que debe cumplir a más tardar el 31 de enero de 2024, conforme al decreto publicado el último día de 2020 por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que obliga a buscar a toda velocidad la autosuficiencia y la soberanía alimentaria.

La hazaña que se debe concretar en 37 meses, tiene como principales objetivos “proteger la salud, la diversidad biocultural y el medio ambiente”, con la eliminación del herbicida glifosato en todos los cultivos de nuestro país y la sustitución de las importaciones de maíz transgénico.

De entrada, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) desconoce cuántos cultivos en territorio nacional utilizan glifosato, en una frontera agrícola de 26 millones de hectáreas, donde 22 millones se encuentran en uso y cuatro millones están en descanso.

La verdad, no lo tenemos cuantificado, sí sabemos que es un porcentaje importante, por ejemplo, en el caso del maíz, estimamos que el glifosato se utiliza en cuando menos 2.6 millones de hectáreas”, reconoció Santiago Argüello Campos, encargado de Despacho de los Asuntos de Agricultura en Sader.

En entrevista con Excélsior, reveló que México compra al exterior 16 millones de toneladas anuales de maíz amarillo, que en su mayoría (95%) es genéticamente modificado, proveniente de EU (92%) y Brasil (8%).

Destacó que el maíz amarillo es utilizado en el sector pecuario para la producción de alimento animal, es decir, la engorda de ganado, y por la industria del almidón.

Pero aunque dijo que no se tiene identificado que el grano importado se utilice de manera directa para consumo humano, un estudio de 2017 encabezado por la ahora titular de Conacyt María Elena Álvarez-Buylla, encontró secuencias de maíz transgénico en 90.4% de las tortillas y 82% en alimentos derivados, como harinas, tostadas, cereales y botanas.

Argüello consideró que el reto que plantea el decreto presidencial es “realista”, porque, por un lado, el Conacyt, realizará una investigación para ofrecer a los agricultores alternativas sustentables al glifosato, y por el otro, se buscarán opciones para aumentar la producción nacional y el rendimiento del maíz amarillo.

Subrayó que, parte de la estrategia pasa por la reconversión de la industria pecuaria para incorporar a la dieta del ganado otros granos forrajeros y oleaginosas, porque no va a ser posible sustituir tonelada por tonelada de maíz amarillo, hasta llegar a las 16 millones de toneladas que hoy se importan.

Creemos que esto es realista, pero sí hay que trabajar de manera colaborativa sectores público y privado. De manera interinstitucional debemos avanzar en una agenda de innovación claramente definida y, desde luego, fortalecer lo que son nuestros bienes y servicios públicos, como el INIFAP, que es el instituto de investigación y transferencia de tecnología.

Recientemente, el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) empezó a elaborar el Programa Nacional de Semillas 2020-2024 para darle acompañamiento a esta iniciativa”.

Subrayó que, además, se trabaja en el programa Maíz para México, junto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria, definiendo las regiones por consumo y uso del maíz, potencial productivo y agricultura por contrato, que, aunque no tiene subsidios, permite ligar la oferta con la demanda, con objetivos anuales para llegar a la meta de 2024.

Fotos: Especial-

Realidad en el campo

Raúl Pérez Bedolla, secretario general de la Alianza Campesina del Noroeste (Alcano), reveló que el glifosato se utiliza en una tercera parte del área sembrada en México, incluida cerca de la mitad de los cultivos de granos básicos, debido a su bajo costo y su gran efectividad para eliminar la maleza que roba agua y nutrientes a las plantas.

Resaltó que en las áreas altamente productivas de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, donde se sostiene la producción de maíz blanco, que se utiliza para el consumo humano, el glifosato es de uso común e intensivo.

En este sentido, advirtió que no es por decreto como México va a alcanzar la autosuficiencia alimentaria, sino con nuevos paquetes tecnológicos y apoyos a los productores.

Comentó que en los últimos dos años prácticamente desapareció la asistencia técnica y el acompañamiento al campo, además de que, a partir de 2021, los pequeños agricultores del norte ya no podrán acceder a créditos de la Financiera Nacional, por la eliminación de fideicomisos.

Ésa es la parte interesante, sueltas un decreto, pero no otorgas el presupuesto, ya hasta da risa, efectivamente es un contrasentido, querer la autosuficiencia alimentaria y quitarle todos los apoyos a tus mejores productores”, dijo.

Por su parte, Francisco Javier Meza López, presidente de la Central Campesina Independiente (CCI) en Sinaloa, calculó que, sin glifosato, la producción de maíz blanco, que se utiliza para hacer tortillas, caería 40%, en el llamado granero de México.

Dijo que ante la realidad que vive el campo, el decreto que prohíbe el uso de glifosato y la importación de maíz amarillo genéticamente modificado va camino al fracaso, porque tiene como base una cuestión ideológica y no sustento científico o técnico.

Argumentó que en los últimos dos años el sector fue desmantelado y no hay condiciones para producir más, porque desaparecieron 28 programas federales tan sólo en el estado, redujeron 50% el presupuesto anual para la Sader y eliminaron la Subsecretaría de Agricultura y la Dirección General de Ganadería, por cuestiones de austeridad.

Nuestros principales socios comerciales, EU y Canadá, usan el glifosato, y nosotros, por una cuestión ideológica no podemos competir. La pregunta es ¿ya tienen un herbicida más amigable con el medio ambiente?, eso nada más es un deseo y lo que necesitamos nosotros es certeza para poder producir”, sentenció.

.

Fuente: Excélsior.

Facebook
Twitter

Deja un comentario

Diseño web por