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El rostro de la producción orgánica en la Península de Yucatán

Por Jorge Alanis Zamorano

En todo sector, nunca falta una figura que rompe paradigmas e ignore las reglas establecidas para caminar hacia nuevos rumbos; esos personajes que además son constantes, sin reservas y decididos a demostrar resultados en lo que muchos otros dicen “no se puede, es imposible”.

Pedro Isabeles nace en una familia campesina, hijo y nieto de agricultores, de los cuales recuerda: En aquellos tiempos la bonanza de los suelos no era cuestionable, más bien, eran otros temas en la economía de los hogares.

Después, cuando su padre es convencido a cambiar de un método tradicional a un método prometedor que hoy día conocemos como “el convencional”, se dio cuenta del retroceso y la disminución del cultivo, así como del aumento de esfuerzo que se requiere para obtener lo que su abuelo lograba de manera habitual en sus tiempos, “como siempre fue”; Pedro observó más del doble de trabajo, menos ingreso económico y enfermedad tras enfermedad en las personas del campo.

Él se presenta y sin tapujos solicita permiso para demostrar lo que se consideraba impensable: agricultura orgánica de última generación. Fue un camino muy duro el de Pedro para llegar a este punto, pues al principio recibió toda clase de de señalamientos en contra de estos procesos, bajo el argumento de que no funciona a gran escala, pues anteriormente muchos lo han intentado y se han quedado en el trayecto.

Y es que hoy día, sabemos que no podemos seguir envenenando al planeta y a los alimentos que llevamos a la mesa, por lo que esta situación, querido lector, llamó mucho mi atención y traté de seguirle la pista para conocer sus progresos.

Ahora bien, Pedro aclara que no está peleado con la producción convencional, incluso afirma que pueden llevarse ambos procesos con muy buenos resultados. Sin embargo, admite que son pensamientos diferentes, mundos paralelos, sin embargo, se le puede dar una oportunidad,  “haciendo a un lado lo aprendido, viendo el mundo de otra manera, para así comprender los procesos orgánicos con resultados reales, efectivos y sencillos, además de costos muy bajos”, como alguna vez comentó el Ing. Fernando Poblano a Rural MX.

Acercarse a Pedro es fácil, brindando los consejos y las asesorías directas sin ningún problema. Él añade: Me gusta que los mismos productores hablen de los buenos resultados y de su convencimiento con la producción orgánica, no yo, muchos de ellos, incluso, ya están certificados para así abrirse al mercado internacional.

Algunas de sus colaboraciones más destacadas han sido lograr la producción de maíz en África, Yuca en Holcá (Espita), la producción de hortalizas en Mestiza de Indias, 50 hectáreas de limón italiano en Oxkutzcab, en Círculo 47 (programa del Ayuntamiento de Mérida) y en las comunidades menonitas de Santa Rosa Campeche con la producción de soya. Además, brinda asesoría para los participantes del programa Sembrando Vida en Valladolid, se logra un rancho autosustentable con procesos orgánicos en Chablekal; todos en zonas completamente abiertas, y así, seguramente seguirán más proyectos pues los productores cada vez más se convencen del método que muestra y enseña Pedro.

Menos costos, más producción y cero intoxicaciones… ¿suena bien? Pedro recalca que los mercados están exigiendo productos orgánicos, las grandes empresas transformadoras de alimentos buscan cada vez más este tipo de procesos debido a que están conscientes de que esa es la dirección que se está tomando hoy día, y no solo ellos lo saben, también los clientes están demandando estos cambios.

El rostro de la producción orgánica en la Península responde a un nombre, fruto del trabajo directo con el productor de manera honesta, sencilla, amable. Su dicho es “si no lo haces, no lo aprendes, no te convences”, dejando atrás los prejuicios para incorporarse a lo que el mercado agropecuario solicita.

Si los productores agropecuarios no voltean a ver hacia los nuevos procesos, entonces están yendo hacia la dirección equivocada y fuera de los nuevos mercados. Es por el bien de todos, es momento de decidir: ¿tener contacto con químicos o vivir sanamente mientras se recuperan los suelos?

Celular: 999 511 3668

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