Actualmente la Industria Sardinera es una de las principales en el país, al representar el 40 por ciento del total de la producción pesquera nacional, además de formar parte importante de la economía en los estados de Sonora y Sinaloa, por ser uno de los principales recursos pesqueros de la región.
La industria sardinera integra la captura y el proceso, maximizando así el aprovechamiento del recurso. La sardina enlatada aporta proteínas, vitaminas y minerales de alta calidad a la población en beneficio de su salud. La harina y el aceite de pescado producidos a partir de la sardina proveen proteína y omegas a las industrias de acuacultura, maricultura y pecuarias que utilizan el producto como base de sus dietas balanceadas.
En Sonora y Sinaloa esta cadena cuenta con 60 embarcaciones pesqueras que trabajan en el mar, y proveen de materia prima a las plantas procesadoras de sardina para producción de harina y aceite de pescado, congelación y enlatado. Adicionalmente, también cuentan con astilleros dedicados al diseño, mantenimiento y construcción de barcos.
A través de la cadena de valor se generan cerca de 5 mil empleos directos, y más de 17 mil 500 indirectos en estos estados, con los consecuentes beneficios respecto del pago de seguridad social como IMSS, Infonavit, entre otros; a su vez el Estado recibe los pagos que corresponden al uso de la zona federal marítimo terrestre de acuerdo a su ubicación, además de los impuestos de Ley. Otros sectores como son transporte, combustible, envase, redes y suministros, entre otros, también son parte en la red de valor de la industria de la sardina.
En México se consumen aproximadamente 52 mil toneladas de sardina en la presentación de lata, mismas que se producen gracias al esfuerzo de 5 plantas; de las cuales 3 se encuentran en Sonora y 2 en Baja California Sur. Cabe mencionar que las mujeres representan el 70% de la plantilla laboral de estas plantas.
Como resultado del manejo responsable de la pesquería en México, existe una gran variedad de especies identificadas como sardinas, de las cuales las que se utilizan para consumo humano directo son “Charrito”, “Monterrey”, “Crinuda”, y “Japonesa”; las demás, son aprovechadas en la producción de harina y aceites.
