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La crisis de la pesca en México

“Es nuestro tiempo de demostrarles a otros cómo se debe pescar y proteger los mares para nuestros nietos. El tiempo de nuestros esposos para hacerlo ya se acabó”: Pescadora mexicana

En entrevista para EL UNIVERSAL, el Dr. Jorge Torre, director general de Comunidad y Biodiversidad, A.C., una organización líder fundamentada en ciencia y con 20 años promoviendo la pesca artesanal sustentable—codo a codo con las comunidades pesqueras—responde preguntas sobre la pesca, la equidad de género y el impacto del Covid-19 en los hombres y las mujeres del Mar de Cortés, el Pacífico mexicano y el Mar Caribe.

La pesca en México está en crisis. La sobreexplotación, los subsidios perversos, la ilegalidad, las tecnologías de captura y producción obsoletas impactan a los recursos marinos y a millones de familias.
¿Qué hacer?

El desorden de la pesca en México es innegable, como también lo es su importancia económica y social. Hay hoy en el país 300,000 pescadores y pescadoras, quienes sustentan a dos millones de familias en 10,000 comunidades pesqueras rurales con menos de 15,000 habitantes cada una.

Las pescadoras y pescadores se adaptan rápidamente a las crisis combinando sus activos, el conocimiento, la flexibilidad, la buena gestión y su capacidad para organizarse y colaborar con otros grupos. Las comunidades cada día están menos aisladas y adoptan nuevas herramientas de comunicación, como las redes sociales y las tecnologías móviles, para intercambiar información y tomar decisiones. Intercambian conocimiento e innovaciones, se conectan con compradores y consumidores, y comparten soluciones a los desafíos de la pesca ilegal, la sobreexplotación y las fallas en el mercado.

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Foto: Aldo Santoro Bahía Asunción BCS Copyright.

Los pescadores y pescadoras toman decisiones con base en su experiencia y el conocimiento disponible. Algunas de sus elecciones los mueven hacia la sostenibilidad y el bien común, otras los alejan. Las mujeres y los hombres de la pesca se adaptan fácilmente, pueden cambiar ágilmente de una pesquería a otra, desarrollan nuevas técnicas de pesca y encuentran nuevos mercados rápidamente.

Por otro lado, y en claro contraste, las autoridades son lentas diseñando e instrumentando las políticas pesqueras; a veces tardan décadas. Hay un desfase claro entre los procesos políticos y la actividad pesquera, que crea un abismo entre la formulación de políticas y las prácticas de pesca cotidianas. La incapacidad, la improvisación y la burocracia gubernamental contrastan con la eficiencia con que las comunidades pesqueras innovan y se adaptan. Creo que este es uno de los mayores desafíos para la pesca en México. Necesitamos soluciones que vayan más allá de los esquemas tradicionales. Los pescadores tienen propuestas y soluciones, solo tenemos que escucharlos.

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Foto: Antonia Rios Bahía de Kino Sonora Copyright.

¿Cómo ha impactado la pandemia del Covid-19 a los miles de hombres y mujeres del mar?

Las comunidades costeras son particularmente vulnerables. Los desafíos sociales y económicos, como la inseguridad, la falta de acceso a la educación y la carencia de atención médica, el desempleo y la presencia del crimen organizado obstaculizan la gestión sostenible de los recursos marinos en el mundo. México no es la excepción.

Durante ocho meses en 2020 hicimos 1,500 entrevistas a 300 pescadores de 102 comunidades de los 17 estados costeros del país para conocer las consecuencias del Covid-19. En las primeras etapas de la pandemia la pesca sufrió un cierre masivo, pero ha ido reanudándose lentamente. El impacto ha sido devastador. La mayoría de los pescadores y las pescadoras no tenía los recursos para responder a la pandemia y las necesidades sobrepasaron los aprovisionamientos de algunas organizaciones pesqueras. Las comunidades más lejanas se mantuvieron aisladas; los pescadores salieron a pescar y compartieron sus productos con el resto de la comunidad. Otras comunidades aplicaron pruebas de Covid-19 a cualquiera que quería ingresar.

A las comunidades pesqueras les quedó claro que no pueden atenerse a que les llegue ayuda externa, si no que deben trabajar juntas por el bien común, conectarse, compartir ideas y organizarse para enfrentar la crisis. Aunque muchos pescadores comercializaron sus productos usando las redes sociales, existe una seria brecha tecnológica digital y no todos tienen acceso debido a los altos costos. No obstante, el internet y los teléfonos celulares se han convertido en herramientas indispensables para las comunidades pesqueras.

¿Por qué es importante la equidad de género en la pesca, una actividad tradicionalmente dominada por hombres?

Desde 1988 he participado en centenares de reuniones con el sector pesquero: siempre hemos sido los mismos hombres repitiendo lo mismo, cometiendo los mismos errores, una y otra vez. Los resultados hablan por sí mismos. La mayor parte de la pesca la realizan los hombres, pero el sistema pesquero no está exclusivamente dominado por ellos. Hay siete hombres por cada mujer empleados directamente en la pesca, mientras que la proporción de hombres y mujeres empleados indirectamente (pre y post producción) es de 1:1. Menos del 10% de las mujeres son socias de una cooperativa u ocupan puestos directivos. Las mujeres están atrapadas en una red de inequidad. Pareciera que la única manera en que pueden participar en la toma de decisiones pesqueras es teniendo un permiso de pesca, pero la mayoría de esos permisos son para los hombres. Si no hay igualdad de género en la toma de decisiones de manejo pesquero perdemos conocimiento, el balance entre opiniones diferentes y la oportunidad de adoptar soluciones creativas para abordar los desafíos para conservar el ambiente marino.

¿Cuál es su mensaje para el Presidente Andrés Manuel López Obrador?

Señor Presidente, durante 30 años he escuchado del sector pesquero lo mismo: no hay ordenamiento, ni vigilancia, ni recursos para investigación científica y tecnológica. Nada cambia, sin importar el partido político. Cada administración trae ideas “nuevas”, declara su orgullo por la pesca mexicana, da apoyos económicos temporales pírricos y sólo mide los avances en kilos de pescado. La realidad es que se la pasan resolviendo crisis y, cuando se van, las cosas están peor que cuando llegaron—es el legado para la siguiente administración. Mientras, los pescadores, las pescadoras y la pesca continúan abandonados de parte del gobierno.

Ser pescador es uno de los pocos trabajos legítimos en que se arriesga la vida cada día. Apoyar con dinero a cada pescador tal vez sirve para paliar las necesidades del día a día, pero lo que el sector necesita es un plan transexenal fundamentado en la ciencia y la sostenibilidad. México tiene una Ley de Pesca y Acuacultura Sustentables: ¿por qué no aplicarla, en lugar de seguir dando vueltas en círculos y hablando sin ton ni son?

Defina con una palabra la gestión pesquera durante las últimas cuatro administraciones federales.

POR OMAR VIDAL. EL UNIVERSAL.

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