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La familia y los caballos son mi vida

“Polo” Molina, da gracias por cada día

La vida en el campo es un mundo diferente para los que viven en la ciudad. Visitamos a Leopoldo “Polo” Molina, apodado por nosotros como el “Encantador de caballos”, en su rancho Chan Xunán en el municipio de Mocochá, y nos asomamos a su mundo, a su modo de vida.
Polo4Tiene un rito para comenzar el día, pues se incorpora a sus labores a las 5:30 de la mañana, se coloca las botas y espuelas -de esas pequeñas que no lastiman al animal, únicamente le hacen saber que debe comenzar a caminar-. Suelta algunos caballos en el potrero y a todos les da su alimento. Después, con alguno en especial, se dedica a trabajar, conversa con el animal en una estrecha interacción y el equino comienza a acostumbrarse al ser humano, pero de una nueva manera, pues “Polo” tiene la filosofía de no presionar, no castigar, al contrario, a partir de la desensibilización* lleva al equino a la obediencia plena y confianza al jinete. “Le enseñamos a no temer al hombre, y cuando esto sucede el caballo se entrega y entonces puede ser montado.”
Lo que Polo Molina hace es la doma natural, pero nos señala que en realidad reincorpora al caballo a su estado natural y entrena al jinete para interactuar con su animal. El ambiente en este lugar es -y nos menciona que debe ser- muy calmado, pacífico y positivo. “Si la energía es mala y negativa, el caballo lo siente y se altera.”

“Cada día agradezco al creador por estar con mi familia y con los caballos.”

Nos afirmó: “Para mí, aparte de la familia, los caballos me inyectan vitalidad, me han dado este modo de vida además de la salud. Al encontrarme enojado, me acerco a un caballo y me tranquilizo.”
Nos comentó en franca charla que de los caballos ha aprendido mucho, que él fue una persona un tanto apartada pues se dedicaba únicamente a trabajar por y para los caballos pero, con el paso del tiempo fue adquiriendo de ellos esa tranquilidad y paz que le transmitían, dándole la oportunidad de convivir y sobre todo, a tener la paciencia para interactuar con la gente.
Don “Polo” evita lo más que puede la ciudad, su rancho es su recinto, es como una iglesia y cuando sale es sólo por víveres, pagar cuentas, y tan rápido como puede, regresa de nuevo a su mundo. “Cuando salgo de viaje o por varios días extraño esos olores a rancho, los sonidos que hacen los caballos ¡Esa es vida! Si volviera a nacer pediría exactamente lo mismo que hoy tengo y he tenido.”
La pasión de don Polo por su rancho denota lo que el campo otorga. Otra manera de ver el mundo, un estilo muy diferente, pues su familia, el rancho y sus caballos lo mantienen en pie cada día que pasa, por supuesto agradecido de ello, también Polo se deja domar por todo lo que le rodea.

(*) Método de la doma natural de equinos.

Por Jorge Alanis Zamorano

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