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La panza es primero

 

Como lo diría Rius

Por Jorge Alanis Zamorano

¿Dónde nos percatamos que el sector agropecuario está vivo? Y pese a lo que la economía dicte, nunca apaga sus motores ¡No puede, no debe! Es en los mercados, en las cocinas económicas, en los restaurantes, en nuestra mesa a la hora de comer…

Todo trabajo -cualquiera que sea- ocasiona un hueco en las entrañas que debe ser llenado y más cuando estás entre tanta comida. Fue en el Turix de doña Rosa María Martín, en el mercado Lucas de Gálvez, en una de las cúpulas comerciales con tanto movimiento como en la bolsa de valores del legendario Wall Street. ¡Claro! Ofertas por todos lados, al mejor vendedor, al que grita más, al que limpia sus productos dejándolos brillantes, al que mejor los acomode y se antoje más. Al que trata de maravilla a su marchante, sus clientas, ellas que tanto saben de eso y que es difícil verles la cara con precios que no están en las pizarras, en fin… eso da hambre -dicen-.

¡Con mucho habanero! es lo que le pone el último toque al taco y comencé con dos. Pero al comerlos, ese cierto sabor a madera que deja cuando es cochinita enterrada es lo que el paladar te hace pedir otros dos.

Al terminar el ritual de los básicos cuatro taquitos bien servidos y la esperada enchilada que te despierta para no caer en sueño aturdidor (mal del puerco) me acerqué con la patrona del establecimiento, cuenta que compra la carne de puerco en las tiendas de Kekén y que en su domicilio en la “Mercedes Barrera”, la prepara. Casi 30 años lleva alimentando a su clientela -cosa que me tranquilizó porque entonces llegamos a buenas manos-.

Doña Rosi y su hijo Braulio son los que ocasionan esa explosión culinaria y deleite casi embriagante de sabor yucateco en el paladar. Braulio es el encargado de encender la leña para después enterrarla, pero antes su señora madre hace el preparado.

Diariamente realizan la actividad y desde las 6 de la tarde entierran el sagrado alimento para que a las 6 de la mañana salga directo al mercado por lo que antes del mediodía debes estar ahí porque si no te quedas con las ganas. Benditos tacos que me llenan de alegría y me reafirma como mexicano que adora su panza. ¿Ah poco no?

Fotografías Jorge Alanis Zamorano y Cristian C. Manzanero

 

 

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