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La puerta esmeralda… y las almas de Chan Cenote

Texto y fotografías: Diego Ramos Marín

Cuando uno visita un lugar nuevo, llámese pueblo, ciudad o comunidad, siempre es de esperase el probar cosas nuevas; desde comerte un platillo típico de esa región hasta aprender algunas palabras en otro idioma o lengua, pero muy rara vez conocemos a las personas que viven en aquel lugar.

Caminamos entre calles y observamos las fachadas, pero muy pocas veces nos preguntamos: ¿Quién vivirá detrás de esa puerta? ¿Cuál es la historia de las familias de este lugar? Era una tarde soleada e íbamos llegando al poblado de Chan Cenote, Yucatán;  la arquitectura del lugar era especial, llena de historia y tradición, se respiraba tranquilidad, y la armonía se notaba cuando recibías un saludo de la gente que pasaba a tu lado.

Me encontraba en el parque central del pueblo, estaba rodeado de muchas casas y negocios, pero de un momento a otro, una casa llamo en especial mi atención, tenía puertas muy altas pintadas de un color verde esmeralda ¡excepcional!, pero lo que despertó mi curiosidad, fue que de aquellas puertas salieron algunos personajes que de una manera silenciosa me invitaban a conocerlos, no sé si ellos acostumbraban a posarse sobre su puerta cada tarde, no sé si les llamó la atención mi cámara o simplemente querían salir a saludar, lo que si sé, es que aquel momento fue único, como si de contar su historia se tratara, como si de alguna forma pedían ser inmortalizados por mi lente; su mirada me decía todo; aquella tarde entendí que los ojos en verdad son la ventana del alma, conocí almas puras, trabajadoras, llenas de esperanza, necesitadas, almas que aún sueñan en el olvido, pero almas felices, unidas con una historia fantástica detrás de aquella puerta esmeralda.

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