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La vulnerabilidad de personas jornaleras

Por Lorena Rudo. AM Querétaro.

Los efectos económicos de la pandemia  hace urgente fijar un salario mínimo para las personas jornaleras.

Los efectos económicos provocados por la irrupción de la pandemia generada por el virus SARSCov-2 han evidenciado la alta vulnerabilidad laboral, económica y sanitaria de la población jornalera en México, por lo que se hace urgente fijar un salario mínimo profesional para estas personas. Esta medida contribuiría a darles mayores posibilidades de enfrentar la contingencia y a saldar la deuda histórica con este sector esencial en la vida productiva del país.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al primer trimestre del presente año en México las personas jornaleras agrícolas suman dos millones 407 mil 701, lo cual representa 35.45% y 74.98% de la población ocupada del sector primario (6,574,359) y de la población subordinada y remunerada de este mismo sector (3,107,910).

Poco más de 87% de las personas jornaleras son de sexo masculino. La edad promedio es de 37.4 años; es una población laboralmente joven, el 44.7% tiene entre 25 a 44 años. Su nivel educativo promedio es de 6.7 años de escolaridad, lo que equivale a tener la primaria casi terminada; empero, el 9.4% no saben leer ni escribir en contraste con el 2.9% de la población ocupada con la misma condición.

La población jornalera, personas trabajadoras y sus familias, se estima en 8 millones 133 mil 636 personas.  La composición familiar es alta, 8 de cada 10 personas jornaleras tiene hijos, en promedio, las familias jornaleras se componen por 5.2 personas. Del total de la población jornalera, el segmento infantil (de 0 a 12 años) significa una cuarta parte, mientras que las personas de la tercera edad (60 años y más) representan 8.6%.

Las personas jornaleras agrícolas se ubican en localidades rurales (98.7%). Las cinco principales entidades federativas en las que se concentra 48.1% de las personas jornaleras agrícolas son: Veracruz 12%, Michoacán 12%, Estado de México 8.9%, Puebla 8.5% y Chiapas, 6.7%.

La Encuesta Nacional de Jornaleros (ENJO, 2009) señala que 56% de las personas jornaleras son locales, 23% migrante y 21% asentado. Solamente una proporción ínfima trabaja todo el año, la mayoría sólo por temporadas; las personas jornaleras locales y asentadas son las que trabajan por periodos más largos en comparación con las migrantes.

Una de las principales características reveladora de la precariedad laboral de las personas jornaleras agrícolas son sus niveles de ingresos. Para el primer trimestre de 2020 la distribución por estrato de ingreso mostraba que 42.7% percibe menos de un salario mínimo, cerca de la mitad, es decir, 48.8% gana más de uno y hasta dos salarios mínimos al mes; por lo que es importante mencionar que nueve de cada diez personas de este sector de la población perciben solamente hasta dos salarios mínimos.

Para el análisis del nivel salarial, se comparan varias fuentes de información de acuerdo con su condición de formalidad, por tipos de contratación y de pago.

Los resultados indican que el salario promedio anual se sitúa en un rango amplio, entre146 a 310 pesos. Las personas jornaleras perciben un salario más elevado si son formales y/o tienen un contrato no eventual (de base, planta o tiempo indefinido) en estos casos su salario va de 190 a 310 pesos, en contraste, las personas informales y/o con contrato eventual (sin contrato o temporal) perciben un salario entre 146 a 190 pesos. Lo que predomina son los bajos salarios, pues la mayor parte laboran en un esquema informal, sin seguridad social ni contrato.

Asimismo, hay una diferenciación salarial si a las personas jornaleras se les contrata por jornada, por tarea o a destajo. La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) y la ENOE permiten diferenciar cuando una persona percibe ingresos por jornal o a destajo, o ambas. Lo más frecuente es el pago por jornal, pero se registra un monto mayor en el caso de las personas que trabajan a destajo y en las que combinan ambas modalidades, jornal y a destajo; en este último caso los salarios van de 250 a 294 pesos.

No obstante, el salario medio anual no debe ser el único indicador del comportamiento de los salarios del trabajo agrícola, pues no es representativo del comportamiento salarial en los diferentes momentos del ciclo de producción. Por ello también se compara el salario promedio trimestral de acuerdo con la ENOE y el IMSS, en el primer caso es el salario de las personas trabajadoras formales e informales y en el segundo se reporta el salario base de cotización (sbc) promedio de las personas afiliadas.

En general, la tendencia entre el número de personas jornaleras y el salario promedio muestra variaciones en sentido inverso. Los mayores incrementos en el empleo entre el tercer y cuarto trimestre se corresponden con una disminución en el salario. Lo anterior se asocia con el hecho de que en las épocas de intensa contratación existe a su vez, una agrandada variación en los salarios, entre entidades federativas y entre unidades de producción; también puede influir que en la negociación salarial de las personas jornaleras en épocas de mayor demanda y oferta laboral se acuerden salarios menores.

Otros factores para el análisis salarial son el nivel de percepciones por grupo de cultivos y entre entidades vinculadas a los mercados de exportación e interno. En el primer caso se identifica un mejor nivel salarial en los cultivos de flores, hortalizas, viveros y para quienes combinan actividades agrícolas con ganaderas. En contraste, las menores percepciones son para las personas jornaleras en el cultivo de maíz, frijol, café y cacao. En lo que hace a la diferenciación por entidad exportadora, se registra que 70.6% labora en estados agrícolas no exportadores y 29.4% en estados exportadores. En el periodo de 2005-2019, en promedio, las percepciones de las personas que laboran en los estados exportadores superaron en 34% respecto a los no exportadores.

La explotación y exclusión social han provocado inaceptables situaciones de empobrecimiento y marginación en amplios sectores de la población. Entre ellos están las personas jornaleras agrícolas. El actual gobierno de México ha desplegado múltiples programas y acciones para mejorar las condiciones de vida de la población jornalera agrícola. Sin embargo, falta aún mucho por avanzar en la reivindicación y garantía de sus derechos laborales y de bienestar.

Siendo los ingresos laborales, particularmente los salarios, la principal fuente de ingresos de las familias jornaleras agrícolas, será fundamental que el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), instancia tripartita con representación patronal, obrera y gubernamental, con la facultad legal de fijar y revisar salarios mínimos, establezca el salario mínimo profesional para este esencial sector. Un pendiente legal de medio siglo que tendrá que saldarse para fortalecer el estado de derecho y el bienestar de las personas jornaleras agrícolas.

FUENTE: https://amqueretaro.com/opinion/2020/09/23/la-vulnerabilidad-de-personas-jornaleras-andres-penaloza/

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