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My house in Utah

My house in Utah

…y mis raíces en el pueblo

Por Jorge Alanis Zamorano

Padres, hijos, familias enteras se van a la búsqueda de lo que aquí en su propia tierra no pueden lograr. Las razones son muchas, justificables o no, dejando detrás un mundo entero de tradiciones, costumbres y seres queridos. Nos encontramos con Carmen Quiñones, quien junto con sus padres llega desde Roy, Utah, Estado Unidos. Visitan año tras año a su natal Telchac Pueblo a la fiesta patronal. Su padre llegó allá y obtuvo la residencia y posteriormente su esposa e hijos. Con el tiempo lograron ser ciudadanos estadounidenses. Carmen hoy día trabaja como supervisora en una bodega, sus padres ya están jubilados.

¡Somos de aquí! Carmen, cuando estás aquí con tu gente ¿Qué viene a tu mente?

Vivimos allá, pero honestamente de corazón seguimos perteneciendo a este lugar. Aquí la comida es fresca y sabrosa, allá es congelada.

¿Trasladan un pedacito de Telchac hasta EU?

Desde luego, mi mamá prepara comida yucateca, panuchos, cochinita pibil, papadzules, por eso llevamos pepita molida, recado negro, achiote y otras cosas que sólo aquí conseguimos.

¿La comunidad yucateca que vive en EU apoya a los que se quedan aquí?

Claro que sí, contribuimos con todo lo que podemos. Existen personas en California que organizan verbenas para recaudar fondos y enviarlos a las personas necesitadas.

¿Cuesta trabajo que responda la comunidad?

Responden muy bien, especialmente en California, los paisanos están muy unidos cuando saben que existe necesidad.

Nos dedicamos únicamente a trabajar ¿Y la facilidad de vivir allá?

No careces de cosas, tenemos el refrigerador lleno, en cualquier momento puedo comprar un auto del año o una casa. Nuestro poder de compra es mucho mayor comparado con México. Aunque es importante señalar que aquí en nuestro país se vive feliz, allá nos dedicamos únicamente a trabajar, la vida es monótona.

¿Aquí rompes la rutina?

Sí, las familias, los vecinos y amigos conviven más, allá es diferente, a mis hermanos los veo muy poco, no muy seguido, ya que no coincidimos, pasan hasta dos meses para vernos. 

“Quieren que les llevemos charritos” ¿Les da tristeza de pronto?

Añoramos a la familia, los amigos, nuestras costumbres. Allá en Estados Unidos la Navidad la festejamos cada quien en su propio lugar. Cuando venimos, la familia y los amigos nos piden que les llevemos charritos, pan dulce, las galletas Dondé y otras cosas que allá no hay.

¿Qué te dice sus rostros de los que no pueden venir?

Es triste. Cada año tengo la meta de visitar a mi gente; pero desafortunadamente muchos no pueden, por más que hagan.

 

Fotografías Jorge Alanis Zamorano

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