Una verdadera romería de 20 mil personas disfrutó esta noche del despliegue de policromía, de olores, sabores, música y rescate de tradiciones, con motivo del Paseo de las Ánimas que organizó el Ayuntamiento de Mérida a lo largo de las calles 66, 64 y 64-A, desde el Cementerio General hasta el Arco de San Juan.
Este evento se ha convertido en un atractivo turístico de Mérida, ya que en el trayecto se vio a innumerables visitantes, sobre todo extranjeros, que perpetuaron con sus cámaras esta muestra cultural. Para que los extranjeros entiendan mejor esta tradición, se contó con traducción en inglés en los puntos en los que se desarrollaron actividades artísticas. También hubo recorridos guiados bilingües, en el Cementerio General con inicios a las 18 y a las 19 horas.
Las “ánimas” fueron recibidas con la tradicional costumbre yucateca de los altares dedicados a los seres queridos que se adelantaron en el viaje eterno, los cuales contenían las bebidas y viandas que en vida eran de su agrado: refrescos, la comida favorita, dulces (de calabaza melada, yuca, mazapán…), atole nuevo, pibinal, chocolate, frutas de la época e incluso el licor preferido.
Sólo que en esta ocasión esa tradición fue potenciada al instalarse más de 200 altares en 13 cuadras, que en esta ocasión fueron enriquecidas con música prehispánica a lo largo del derrotero, la actuación de algunos grupos y narración de cuentos y leyendas.
El menú artístico quedó integrado por el Trío Andariegos; el cuentacuentos y leyendas Jorge Moreno; Trío Trova Nova, Grupo de Teatro “Tú Dos y Yo Uno”, Las Maya Internacional, Trío Los Juglares, Trío Despertar y Grupo “Jum Zacil”.
También se disfrutó de la representación de la “Boda Mestiza”, de la “Vaquería de las Ánimas” y del teatro regional con “El Velorio de los Kaues”.
El alcalde, Renán Barrera Concha, marcó el inicio del festejo al realizar un recorrido por el derrotero y tuvo la oportunidad de disfrutar de la polícroma exposición. Comenzó en el Arco de San Juan y camino hacia La Ermita sobre la calle 64 y 64-A y continuó, sobre la 66, hasta el Cementerio en compañía de su esposa Diana Castillo Laviada.
El punto culminante de la conmemoración comenzó poco después de las 20 horas, con la ceremonia maya encabezada por un J-men, para llamar y dar la bienvenida a las “pixanes”, la cual se realizó en la explanada de la casona del Cementerio General.
El Paseo estuvo dominado sobre todo por niños caracterizados como “calaveras” y con vestimenta regional, que con velas fueron iluminando el camino de su fugaz retorno del Más Allá.
Para la seguridad de los visitantes, la Policía Municipal dispuso de 100 agentes en tanto que la Secretaría de Seguridad Pública envío a 40 elementos.
Además, el Departamento de Protección Civil utilizó a sus 14 inspectores, que se sumaron a los 16 de las direcciones municipales adiestrados para el manejo de incendios, a fin de evitar cualquier incidente, ya que en todos los altares se utilizaron velas, veladoras e incensarios.
Al término de la muestra, la Policía Municipal reportó: “cero incidentes”.
