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Por malas prácticas, México pierde alrededor de 260 mil hectáreas de bosques al año

Según Semarnat, 23.51% del suelo nacional presenta procesos físicos o químicos de degradación y 21.4% erosión, apunta borrador de programa de trabajo

México pierde cada año unas 260 mil hectáreas debido al cambio de uso del suelo ilegal, la tala clandestina, el comercio ilegal de materias primas y productos forestales, los incendios, plagas y enfermedades forestales, así como las prácticas inadecuadas de manejo forestal, señala el borrador del Programa Nacional Forestal 2020-2024 de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

El documento destaca que ésta es la principal causa directa de la degradación de los ecosistemas terrestres y de la pérdida de la biodiversidad. Apunta que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) estima que 23.51 por ciento de la superficie nacional presenta procesos físicos o químicos de degradación y 21.4 por ciento presenta erosión.

Destaca que actualmente las selvas y los bosques mesófilos tienen la menor superficie de vegetación primaria y son los que presentan mayor degradación. De ellos, las selvas altas y medianas son las más afectadas, pues presentan el menor porcentaje de vegetación primaria.

La degradación y pérdida de la cobertura forestal merman el patrimonio natural del país, disminuyen las oportunidades para generar alternativas de empleo e ingreso para los dueños y poseedores de los terrenos forestales en el medio rural, provocan una disminución de la capacidad para la producción agroalimentaria por la pérdida de suelo y agua, así como una disminución en sus capacidades de adaptación y mitigación al cambio climático, poniendo en riesgo el bienestar social y económico de la población, señala el documento a consulta en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer).

Baja competencia silvícola

Agrega que además hay baja competitividad de las actividades silvícolas frente a otras actividades económicas, lo cual alimenta el ciclo de marginación de los habitantes de las áreas forestales y de la deforestación, no siendo capaces de aprovechar la riqueza natural disponible y su potencial para convertirse en un motor del desarrollo sostenible mediante la generación de empleos, crecimiento económico y bienestar social.

Advierte que el deterioro de los ecosistemas y el aprovechamiento no sustentable de los recursos forestales son el resultado de procesos complejos que van más allá del sector forestal y que requieren de una política pública con enfoque transversal, que sea territorial más que sectorial. Precisa que hay variables sociales, económicas e institucionales, como los conflictos socioambientales, agrarios, la débil cohesión y organización social dentro de las comunidades y ejidos, entre otras dificultades.

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Fuente: La Jornada.

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