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Producción totalmente natural

Pedro Isabeles lo demuestra

Especial Rural MX

Mucho se dice sobre la gran dificultad de la producción orgánica, dicho así por sembrar y cosechar en amplias extensiones. Sabemos que se hace en pequeñas áreas, sin embargo, en al menos una hectárea la negación ha hecho que no se intente o más bien, no le han dado al clavo.

Un consultor internacional

Pedro Isabeles Flores, consultor internacional de agricultura orgánica de última generación aparece hace casi un año en un proyecto llamado “Mestiza de Indias” para la producción orgánica de hortalizas con el fin de comercializar en la Riviera Maya. Menciona que como a todos los productores, en invierno les va muy bien, pero en verano todo se viene abajo debido a las altas temperaturas. Recuerda que cuando llegó todo estaba muriendo, en especial los tomates, los cuales se venden como producto estrella. Agrega que el dueño era asesorado con técnicas que ya pasaron y poco efectivas en las condiciones de la Península. Pedro, cuando se hace cargo del proyecto, sintió un gusto especial al cumplir como empresa exitosa con tres aspectos: Rentabilidad económica, ecológicamente respetuosa, socialmente responsable.

Cambios radicales

Cuando comencé –relata- con las técnicas que utilizo el cambio fue impresionante, toda la producción comenzó a reverdecer y a prosperar. Es este mes de abril del 2019 con las temperaturas tan intensas somos capaces de producir tomate Herirloom o Reliquia, (variedad de tomate de polinización abierta) y tomate cherry, además tenemos aproximadamente 50 especies entre frutales, hortalizas que se cultivan en una hectárea. Aquí se rompe por completo el mito de no poder trabajar orgánicamente grandes áreas.

Responsabilidad Social

Los trabajadores son mayas de San Pedro Chenchelá, comunidad perteneciente a Espita, Yucatán, lugar donde el empleo es muy escaso, el proyecto se ha convertido en  importante fuente de trabajo, con mejores salarios que en otros lugares, hombres y mujeres pagados por igual, además cuentan con servicios médicos.

Aplica en toda la Península

Las técnicas aplicadas aquí se pueden en cualquier parte de la Península. Hay que aprovechar este potencial de producción agrícola sobre todo orgánico. La Península tiene más horas luz que cualquier parte de la República, suficiente agua, se resuelve el detalle del suelo y de la temperatura para producir lo que se quiera.

Resolver la temperatura no es tan caro…

El problema del tomate es porque no soporta las altas temperaturas, se deshidrata pronto la planta.  Pedro nos comenta: Lo resolvimos con guano; es una especie de techo encima de todo el surco que protege cuando el sol está más intenso sin quitar las bondades de los rayos solares del amanecer y atardecer. Para resolver el problema del riego en un suelo tan poroso, lo hacen cortos, pero constantes. Antes regaban dos horas por día. Es mejor 10 riegos durante el día de 10 minutos que hacer un solo riego de dos horas.

Frutos exóticos y bien pagados

Con casi 50 productos diferentes: cebollines, betabeles y zanahorias de diversos colores, ejotes, maíz morado, cinco variedades de plátano, papaya, granada, ejotes morados, ejotes verdes de 40 centímetros, una calabaza que llega a medir hasta un metro de largo. La Riviera Maya demanda productos exóticos y las pagan muy bien.

Noble visión que también reditúa

Por su parte, Gonzalo Samaranch, dueño del proyecto, está resuelto a utilizar los suelos que fueron talados antes de llegar al lugar. Con 200 hectáreas tiene prohibido al personal y visitantes talar árboles, cazar animales, tirar basura, es decir, nada que dañe el entorno. Señala que este proyecto es regresar al origen, recuperar valores, tomar en cuenta y observar lo que está sucediendo en el mundo: El camino que llevamos no tiene buen final, debemos hacer algo diferente por nuestro planeta. Sabe que su proyecto es muy ambicioso, sin embargo, tiene muy claro la importancia del cuidado y recuperación del medio ambiente, cubrir la necesidad por parte de los chefs que buscan estos productos, cuya comercialización le permite obtener lo necesario para pagar bien a las personas que colaboran y desde luego, con la oportunidad de hacer lo que más le gusta: hacer producir al campo con responsabilidad y respeto.

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