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¿Quieren hacer negocio?

Allí está el chile habanero inocuo, existe una gran demanda. Los clientes piden que sea de la península de Yucatán.

Una de las principales relaciones que la gente del exterior establece con Yucatán es con el chile habanero. Sin embargo, los niveles de producción que nacen del Estado no son suficientes para cubrir las necesidades de nuestro mercado y mucho menos las del extranjero.

En entrevista, Mario Alfredo Ríos Urcelay, presidente del Consejo Estatal de Productores de Chile Habanero en Yucatán, platica sobre el papel de la producción de esta especie en el Estado y qué hace falta para incrementarla.

¿Somos capaces de proveer suficiente chile habanero a un mercado que demanda chile de Yucatán?
La denominación de origen abarca los tres estados de la península yucateca. Para cubrir la demanda actual del mercado internacional, necesitamos sembrar alrededor de 4 mil 200 hectáreas de chile inocuo, que cumpla con los estándares que cada país exige. Si acaso, estamos partiendo con 50 hectáreas; tenemos al alcance de la mano grandes oportunidades de mercado; hay sectores del gobierno que ponen los ojos en esto, pero hace falta que el productor cambie sus formas tradicionales de cosecha y producción, para conseguir entrar a ese mercado.

¿A qué le llama chile inocuo?
Inocuidad quiere decir sano. Empezaríamos por las buenas prácticas, manejo de bitácora, dejar de usar sustancias tóxicas; con los cursos de capacitación, nos gustaría modificar la parte química, porque cuando la química se transforma en tóxico, nuestro producto se ve afectado.

¿Es muy delgada la línea entre la química y la toxicidad?
Cuando nosotros derivamos de esa química sustancias que pueden dañar nuestra salud, hay países que no lo aceptan y nos dedicamos a vender únicamente al mercado nacional que no tiene esas exigencias.

 ¿Cómo se puede ser un chilero exitoso?
Lo primero es capacitarnos. Tenemos grandes oportunidades ahora y, por fortuna, logramos una articulación de los chileros con los tres niveles de gobierno para aprovechar esos nichos de capacitación, que es por donde se debe comenzar: por cambiar la mentalidad del agricultor. Nosotros vemos en la agricultura una tradición, pero también debemos percibirla como un negocio, parte del patrimonio de nuestra familia; ya no podemos vender por debajo del costo de producción.
Después de esa capacitación, lo inmediato es conseguir los medios para aprovechar al máximo los recursos que por derecho le corresponden al agricultor; la Constitución dice que el Estado debe invertir dinero en la agricultura, y cuando se da, muchas veces no sabemos cómo aprovecharlo.
Ahora, Fundación Produce Yucatán trae un buen número de hectáreas para la producción orgánica del chile habanero; hay que crear acciones paralelas que nos beneficien. Una de estas acciones es el acompañamiento técnico de los proveedores de insumos, nunca antes se había hecho, sólo les comprábamos y que nos vaya bien… ahora estamos exigiendo que estén con nosotros, y también ellos ganan al aprender de nuestras necesidades particulares ocasionadas por nuestro clima trópical húmedo.

Me dicen que se cultiva más chile habanero en Tabasco, en otros estados, aunque no tenga exactamente la calidad de un suelo como el yucateco.
La denominación de origen es un certificado internacional.Yo puedo hablar de que en la península se producen 5 mil toneladas de chile, pero de ellas, ¿cuánto representa como negocio al agricultor? Lo mismo pasa con nuestros compañeros de Tabasco, es mucho, pero no está timbrando en una utilidad, en un mercado serio. Hablar de toneladas y de superficie es muy aventurado, tenemos que hablar sobre lo que puede entrar al mercado internacional.

¿Se dan los pasos?
Por fortuna sí se están dando. Ahora, de los 1500 agremiados, existe una cantidad considerable que tiene esa visión de negocio.

Eso pasó con los mieleros, se organizaron muy bien, y me parece que hoy es el sector más sólido para exportar al mundo.
Así es. Incluso hay mucho mielero con nosotros, el chilero y el horticultor también es pequeño ganadero. Ahora sabemos que para poder exportar o vender al mercado interno hay que aceptar el término “Calidad de Exportación” porque nosotros los mexicanos también tenemos derecho a comer bien, así que todo lo que se le saque a la tierra debe ser inocuo y no por eso debe costar más.

¿Cómo van con los recursos?
Viene una parte, nutrición orgánica, vía Fundación Produce; también viene capacitación por medio del gobierno federal y estatal, y hay muchos ayuntamientos que se están involucrando.

¿Cómo vamos en el proyecto de incrementar la producción local del chile habanero?
Vamos sembrando la semilla para que en dos o tres ciclos podamos programar superficies importantes para poder exportar el chile con inocuidad.

¿Qué hacer con las investigaciones que llevan más de 10 años y aún no se transfieren a la gente del campo?
Ese es un tema muy importante, yo siempre he dicho que a veces es un poco egoísta la visión de los investigadores, porque miran al campo y lo que les sirve para investigar, pero esa investigación ya no regresa (al campo).
Las situaciones extremas de producción del agro yucateco los obligan a mantenerse a la vanguardia de la investigación; el ataque de plagas, la maleza, enfermedades, la calidad del agua que tenemos, los obliga a investigar más que en otros lugares y a ofrecer mejores resultados. Efectivamente, esa investigación no llegaba al campo, la certificación de la semilla tardó muchísimo en llegar y ahora estamos teniendo problemas para copiarla. Como Consejo, propusimos que los proveedores de insumos orgánicos hicieran una escala entre la investigación y los productores, que nos den un acompañamiento técnico.

Es decir que el paquete de investigación ya está disponible, pero hay que pagar por él.
No, se trata de que si no me acompañas técnicamente, no te pago. Ahora estamos sobre superficies y proyectos importantes del ámbito federal y estatal; la condición que ponemos con nuestros proveedores de insumos que tienen ese cajón orgánico para fertilizar, es que estén con nosotros, tienen que acompañarnos en el cultivo para que les compremos. .

¿Qué tan cierto es que la semilla se compraba en Miami?
No era semilla certificada. Nosotros tenemos disponible en el Centro de Investigación Científica de Yucatán ocho variedades certificadas; no siempre las tienen en existencia, pero podemos programar nuestra compra con un año de anticipación.

Esos botes de investigación donde están las semillas, ¿ya salieron de la caja fuerte del CICY?
Afortunadamente sí, del CICY y también del INIFAP, que tiene una variedad, la jaguar, que es herencia del germoplasma de Yucatán, desarrollado en Tampico, Tamaulipas, y habría que sembrarla, para que pueda tener denominación de origen.

Decíamos que falta producción, de acuerdo a la demanda del producto.
Así es, necesitaríamos sembrar en los tres estados de la república, tanto a granel como en industria, por lo menos 4 mil 200 hectáreas de inocuidad. Estamos produciendo alrededor de 6 mil toneladas de chile habanero, pero solamente tenemos entre 50 y 60 hectáreas de los tres estados que pueden ser confiables para llevar al mercado internacional.

¿Y a dónde va el otro chile habanero?
Se queda en el mercado tradicional para quien compra fresco en la central de abastos, en supermercados.

¿Es interesante la diferencia de precios entre el inocuo y el otro chile?
Nosotros lo que tenemos que cuidar es recuperar nuestra inversión y que tengamos un margen de utilidad. Durante muchos años nos han mantenido a los agricultores en el volado del precio; esperan que todos truenen para que los vecinos se queden sin chile y podamos conseguir un buen precio; después, si le logramos pegar, lo conseguimos unos cuatro años y es todo. Creo que ese mercado de oportunidad para el agricultor ya no funciona, ahora tenemos que programar y contratar nuestra producción.

¿Qué precio tiene hoy el chile habanero?
Para el que se va a la molienda, a la industria, se paga $13. Estamos consiguiendo contratos importantes de 20 a 22 pesos el kilo, cuando no es embalado. No por ser inocuo tiene que ser más caro.

Por José Luis Preciado

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