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Sequías… impacto ambiental y social

ENRIQUE GARCÍA Y GARCÍA. EXCÉLSIOR.

Es claro que uno de los impactos ambientales que trae la sequía es en el rubro alimentario, pues los agricultores no pueden sembrar, ya que la tierra no tiene la humedad suficiente que abrigue sus semillas.

Ya se ha dicho hasta el cansancio que la generación de energía a través de la combustión de hidrocarburos y carbón es por demás sucia y que provoca el llamado efecto invernadero, causante del multicitado cambio climático, que, en esencia, es el calentamiento de la atmósfera que produce un derretimiento de los casquetes polares, que incorpora más agua en circulación al planeta, lo que repercute en una elevación del nivel del mar ocasionando, entre otras cosas: la desaparición de las zonas costeras, lluvias muy intensas que provocan inundaciones y deslaves en tierra firme; todo esto es, incluso, más grave que la pandemia que padecemos. En este mismo espacio (Sequías… varias aristas, E. García y G. Glosas. Enero, 2012. México, https://glosas.com.mx/2012/01/sequia-varias-aristas-2/) ya se señalaron estos efectos y otros.

Sin embargo, ese mismo cambio climático (Sequías y cambio climático, J. Agustín, Videos Educa. Enero 2017. España) también produce sequías severas en todo el orbe y en algunas comunidades los efectos son catastróficos. Y, ¿por qué?, te preguntarás, amigo lector.

La razón es que, así como el incremento de temperatura del planeta derrite los glaciares, un par de grados arriba de lo normal provoca una evaporación mayor del agua superficial en forma de humedad que asegura la producción en los cultivos.

Vaya problema. Hace unas semanas, la Presa Allende lucía diferente, pues dejó al descubierto la capilla virreinal que se cubrió de agua cuando se llenó el embalse con objeto de captar agua para la actividad agropecuaria y prevenir inundaciones. Una sola imagen dice más que cientos de palabras.

Es claro que uno de los impactos ambientales que trae la sequía es en el rubro alimentario, pues los agricultores no pueden sembrar, ya que la tierra no tiene la humedad suficiente que abrigue sus semillas y, por otro lado, el sol inclemente sustrae la poca que llega a caer.

Por el momento, hay poca esperanza para que las siguientes cosechas en tierras de temporal sean buenas, pero la crisis alimentaria que se genera continuará irremisiblemente en los años por venir. Crisis alimentaria y social a la vista.

Como consecuencia del cambio climático, los periodos de estiaje serán más severos, lo que orilla a revisar el problema a largo plazo y de una manera completa. Es de señalar que, a juicio del de la pluma, se tienen que hacer planteamientos con cuatro objetivos generales, y con el denominador común de usar eficientemente el agua: captación y almacenaje de agua, optimización de formas de labranza, análisis de viabilidad de cultivos, y transformación de las actividades laborales y hábitos alimentarios.

Con relación al primer punto es prioritario el intensificar las actividades tendientes a captar y almacenar el agua superficial mediante construcción y/o rehabilitación de presas, bordos y humedales, aplicando en paralelo acciones para la vigilancia de la calidad del agua, donde muchos usuarios pueden participar.

Referente al segundo aspecto, es fundamental optimizar la metodología de labranza y en particular el riego de parcelas, dado que es allí donde se logran los ahorros de agua más cuantiosos. Será importante incorporar los cultivos hidropónicos y de invernadero, lo cual implica un cambio sustancial en las formas de trabajar la tierra.

El tercer objetivo sugiere el análisis detallado de la viabilidad regional de los cultivos; es inaudito que en lugares áridos se siembre alfalfa, producto que demanda mucha agua y que se deshidrata para darla de alimento a los animales.

El cuarto tema enunciado se relaciona con el análisis para sustituir ciertas actividades agropecuarias, para transformarlas en otras diferentes, como turísticas o artesanales.

Un punto adicional es modificar las costumbres alimentarias; es necesario fomentar la alimentación con base en productos del mar en vez de carne de res o de cerdo, aprovechando los miles de kilómetros de litoral que tiene el país. Cambios en usos y costumbres que toman tiempo, pero hay que iniciar.

Las sequías tienen un impacto ambiental y éste se refleja en un problema alimentario y, por ende, social. Piensa global y actúa local, sí se puede.

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