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Sugerencias de alimentación en la pandemia

Carlos Chablé Mendoza (*)

Los efectos de la actual pandemia enseñan que la pérdida de hábitos alimenticios sanos aumenta el riesgo de contagio y complicaciones que llevan a la muerte.

El consumo de productos procesados creció en las últimas décadas y aumentó, por ejemplo, el problema de la obesidad entre personas de todas las edades.

Ante esta situación urge retornar a la alimentación con productos naturales y a la preparación de comidas que prevengan enfermedades, y fortalezcan y protejan la salud de las familias.

En este sentido, entrevisté a dos miembros de la comunidad académica de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (Uimqroo), María de Jesús Méndez Aguilar, quien se desempeña como profesora-investigadora adscrita a la carrera de Ingeniería en Sistemas de Producción Agroecológica, y a Ricardo Hernández Gómez, profesor-investigador adscrito a la Licenciatura en Salud Comunitaria.

Al leer sus respuestas muchas personas podrán recordar lo que nuestra mamá o abuela acostumbraban guisar en casa. Comparto la entrevista con la seguridad de que las recomendaciones de estos académicos son importantes, valiosas y aun oportunas.

Los investigadores recomiendan consumir todas las frutas y verduras de temporada, leguminosas, cereales (avena, arroz y maíz) y carnes con baja cantidad de grasa y de animales alimentados de manera natural.

“Tenemos alimentos con alto contenido de hierro y vitamina C. Se producen en la región todos los cítricos, además de que hay guayaba, piña, papaya, mango, anona, guanábana, zaramullo, mamey y pitahaya”.

“Tenemos chaya, acelga, espinacas, repollo, perejil, frijoles negros, frijoles blancos, ibes, garbanzos, ejotes, lentejas, pepita de calabaza, cacahuate, remolacha, calabaza, tomate verde, jitomate, achiote, camote, yuca, chile y nopal. Codorniz, pato, pavo, pollo, huevo y pescado”.

Explican que se pueden preparar huevos con chaya o espinaca, frijoles colados, caldo de frijol con arroz, puchero de pollo, pepita con chaya, escabeche de chaya y tostadas de chaya y pollo.

Otras exquisiteces de la gastronomía mestiza y maya peninsular son el sikilpak (tomate con pepita y cebollina), lentejas con poca carne, puede ser en potaje; guisos de verduras picadas con poca carne, ensaladas frescas y pollo adobado con verduras al vapor. Se puede beber pozole y saborear camote salcochado con miel.

Al hacerles la observación de que algunas personas, entre ellas adultos mayores citadinos, podrían pensar que es difícil obtener los productos, indican que “los podemos adquirir en mercados y de manera directa con los productores locales”.

María de Jesús Méndez destaca que todas las plantas y animales pueden producirse y criarse en traspatios o parcelas. “Es importante fomentar la producción de alimentos en los traspatios, todos podemos producir hortalizas y legumbres mejorando el suelo negro o rojo, mezclándolo con hojas y abonos naturales, manteniendo coberturas de humedad con riegos constantes para cultivar, además de sembrar diversidad de plantas. Esta labor nos permitirá contar con cultivos sanos”.

“También se pueden criar animales de traspatio alimentados con forrajes. Ambas cosas servirán para obtener mejor calidad en su carne”, afirma.

Recalcan los investigadores que las abuelas y abuelos pueden jugar un papel importante en esta iniciativa de regresar a la alimentación con productos naturales. Ricardo Hernández indica que ellos pueden enseñar a elaborar comidas a sus hijos, nietos y jóvenes interesados en aprender, y así revalorizar las recetas tradicionales.

Ante la contingencia recomiendan, además del consumo de frutas, hortalizas y verduras mencionadas, tomar bebidas que fortalezcan el sistema inmunológico, como tés de hoja de naranja agria, zacate limón y hierbabuena, ya que relajan, son desinflamantes y ayudan a mantener una buena salud.

El consumo de ajo, cebolla, limón y miel previene cualquier infección, aunque la miel no es un alimento recomendado para diabéticos.

Todas las plantas sugeridas crecen en la región y se venden en mercados y fruterías. La apicultura, meliponicultura y cría de animales de traspatio son aún actividades importantes en la región, por eso es sencillo obtener estos productos.

Indican que los jóvenes pueden ser promotores del consumo de productos naturales para la prevención de enfermedades y, claro, también las amas de casa, pues son quienes deciden qué se consume en sus hogares.

Las universidades, así como las abuelas, los sabios locales, productores y médicos tradicionales, podrían ayudar de manera importante en la promoción del hábito de una buena alimentación, natural y preventiva de enfermedades.

Acerca de las despensas que se distribuyen actualmente entre las familias más necesitadas, consideran que hay que agregar más latas de atún como fuente de proteína saludable, así como lentejas, frijoles, arroz integral y sardinas. Es importante anexar información sobre productos naturales que pueden fortalecer el sistema inmunológico de la población.

También es importante que se incluyan verduras, cacahuate y semilla de calabaza en los casos de personas que no puedan salir a comprarlas; al hacerlo se fortalecería la economía local.

Admiten que los actuales hábitos alimenticios no benefician la salud de la población y que se necesita una reducción en el consumo de azúcares y grasas, debido a que ambas traen consecuencias negativas a nuestro cuerpo y hacen deficiente la absorción de nutrientes.

Destacan lo importante que es consumir al día una fruta con vitamina C, saborear entre comidas semillas secas como el cacahuate o pepita de calabaza y una verdura verde; consumir siempre más frutas y verduras frescas de manera que los minerales estén disponibles y mantengan sus propiedades. Finalmente, recomiendan utilizar preferentemente ollas de peltre y no hervir en exceso las verduras ya que esto hace que se pierdan las vitaminas y minerales de estos alimentos.

Cronista de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo.

Fuente: Diario De Yucatán

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