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Tixkokob, donde tallan los sueños

Lo que me dejó Gilberto
Jorge Alanis

Tixkokob, donde tallan los sueños

Aproximadamente a 30 minutos de Mérida, allá en Tixkokob nos encontramos a don Felipe Juárez y para quienes son observadores en el paso del Municipio, podrán toparse con una serie de troncos con rostros humanos tallados a mano. Al inicio de este pasatiempo su esposa –nos comenta don Felipe- le decía que acumulaba cada vez más basura y con risa recordó: “Hasta que nos dijeron lo que podía costar este tipo de arte, mi esposa dejó de mencionármelo; incluso los cubría con plástico”. Me pareció una buena oportunidad para charlar con alguien que se dedica a lo que le gusta, así, sin más. Dedicarle un gusto al tiempo resulta siempre en cosas impresionantes. Le damos espacio a don Felipe a nombre de muchos de nosotros que tenemos en mente algo por hacer y de lo que al final nos enorgullezca mostrar y por supuesto incluso, poder vender y, aunque muchos no reconozcan el tiempo, trabajo y esfuerzo en el precio final, estoy seguro que otros sí lo reconocen y bueno, así fue la charla con uno de mis personajes favoritos…

¿Cómo es que usted se da a la tarea de encontrar troncos, comenzar a tallarlos y darles forma?
Todo comenzó por curiosidad, a raíz del ciclón Gilberto en 1988 que tiró una mata grande de zapote en la casa y al querer cortarlo para hacer una banquita al voltear el tronco quedaba la forma como de una cabeza y así improvisando con machete, coa y cuchillos comencé a darle la forma e hice un rostro rústico. Fue a partir de eso que me vino la idea de hacer un rostro con mejor forma, más humana y encontré un tronco de cedro. Sin tener conocimientos comencé a darle forma, sin hacer bosquejo. Lo primero que se me ocurrió fue la nariz que es lo más saltado de un rostro y de ahí lo demás. Al final salió bastante bien, lo titulé “Rostro Egipcio”. Después un cuerpo entero, un amigo que tenía un tronco de cedro de 2.40 de alto tirado en su casa me lo regaló, tallé una mujer y le di la forma de una cubeta en la parte superior, su nombre es “Molendera”. Me regalaron otro tronco e hice al hombre y así comencé con figuras más complicadas. El detalle es que al principio todas las obras eran de tamaño casi real. Hice una de hombre y mujer que se abrazan, se titula “Juntos hasta el fin”; también hice su contraparte, la pareja enojada, están de espaldas entre ellos y se me ocurrió titularlo “Jamás”…, jamás se van a ver, ni abrazar, ni a reconciliar.

¿Ha expuesto sus obras en algún lugar?
A raíz de todas las esculturas que hacía me vino la inquietud de darlas a conocer, pero no sabía cómo. Con mis hijos pusimos a la vista mis trabajos, fueron como 25 piezas. El maestro Rafael Navarrete, alcalde de Tixpéhual, pueblo vecino, me abrió las puertas de la Casa de la Cultura, eso me motivó aún más y expuse en los bajos de una secundaria de mi municipio; después en el Olimpo de Mérida allá por el 2002, y me dieron todas las facilidades para el espacio en: Izamal, museo de Motul, Ticul, Dzidzantún, allá en Tenabo, en el Instituto de Cultura en Campeche, y finalmente en el MACAY.

¿Ha vendido sus obras?
Quién no quisiera vender para tener más medios y continuar, desafortunadamente no pagan lo que vale la obra, sí he vendido piezas, pero sólo a las personas que saben de arte y del trabajo que cuesta realizarlas.

¿Su obra más difícil?
Tengo una que tiene más de 10 figuras humanas en una sola pieza. A raíz del tamaño de las primeras obras, el transporte es difícil, por lo que me vino la idea de hacer figuras más pequeñas que son más fáciles de transportar. Todas las piezas son sin modelo ni bosquejo.

Piezas únicas. ¿Cuánto tiempo le lleva una obra?
Una sencilla me lleva un mes y otras hasta nueve meses dedicándole casi todo el día. Yo hago mis herramientas pues fui maestro de soldadura en la Federal 4, en Mérida. Algunas herramientas las hago con limas que sirven para afilar las coas, otras de coas mismas, de machetes rotos.

¿Por qué el tema de la sensualidad?
Comencé con un rostro, de ahí el cuerpo de una mujer, el de un hombre y soy admirador de la naturaleza; en este caso del cuerpo humano. Pensé más interesante hacer una obra sensual.
Lo-que-me-dejó-Gilberto
Es así como una tragedia (el ciclón Giberto) fue el gran proveedor de Don Felipe. Quiero pensar que en muchos lugares donde cayeron árboles también sirvieron como materia prima y comenzar con una pasión. Agrego que nuestro personaje nunca ha cortado un árbol para realizar sus obras, todos han sido donados con tal de limpiarles el patio y otros tantos fueron encontrados en el camino. Por último, agradecemos a don Felipe la mayoría de árboles que se encuentran a la entrada de Tixkokob pues él los ha sembrado desde 1988 a la fecha. Platicaremos en las próximas ediciones otras pasiones de don Felipe “Tallador de sueños”.

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