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Vamos a definir la vocación de Yucatán y a premiar el esfuerzo

Existe una tendencia al fracaso de muchos recursos otorgados. Millonarias cantidades olvidadas, sin resultados. Al final, no es solo un problema del productor, es un problema de escritorio, de quienes no visitan el campo. En las reglas de operación deben hacer efectiva la visita del funcionario al campo quienes dejan esta obligación al proyectista. Debe valorarse las condiciones del beneficiario, si en realidad podrá sostener el proyecto al que será acreedor. Muchos de los proyectistas tienen ganancias por sus servicios quienes –algunos de ellos- presentan y brillan una pepita de oro donde no existe y, en muchos casos no son especializados. ¿Qué está sucediendo desde hace muchos años? ¿Por qué vemos que se otorga dinero a más no poder y al final seguimos igual? Charlamos con dos profesionales en el ramo de riego, y conforme el diálogo fluían las reflexiones. Aquí no se descubre el hilo negro pero sí lo ponemos en la mesa y, tampoco es con el afán de culpar a alguien. Proyectos creados con una muerte anunciada, que para el productor resulta al final, un medicamento para dos días, y la pérdida también es para todos. Están llegando inversionistas de otros lugares con visiones distintas y ellos sí hacen efectivos los programas de gobierno “no de rescate sino de apoyo”. Nos quedaremos atrás y sin tierras. ¡Cuidado! Muchas tierras del sur ya son del norte.
“El crecimiento del campo debe ir de la mano con la correcta implementación de proyectos relacionados con el sector agropecuario. Diseño, instalación, equipamiento y comercialización son fundamentales para elevar la productividad de un campo”.
El ingeniero en irrigación, José Roberto Ruiz Domínguez, director general y con el ingeniero agrónomo Gabriel Pérez Reyes, de Hidroagrícola Peninsular S.A. de C.V. nos comparten sus visiones:

¿Cuál es el polígono de la tierra buena?
Una parte es la que está en Tizimín, por la Colonia Yucatán. La otra buena parte está en el cono sur, Tekax, hay que internarse atrás del cerro, hay que subir; Valle del Sur, Petcanché. Hoy en día, un inversionista fuerte le está metiendo a un proyecto de mil hectáreas, ha ido marcando su producción, pura hortaliza; inversionistas del norte están llegando ahí por las tierras, porque son suelos profundos, cosa que no hay en la parte central de Yucatán, en Mérida, Motul, Baca, toda la parte del centro es una zona pedregosa, por eso no se encuentra agricultura, hay ganadería.

Habría que partir por redefinir la vocación de cada zona de Yucatán.
El suelo determina un punto muy importante sobre qué vas a hacer, o tu actividad. Es fundamental. Sin embargo, pocas veces el productor analiza el suelo y el agua para definir si es viable o no el proyecto de inversión. Se dan casos, que por falta de asesoría o una asesoría inadecuada, el productor por más que fertilice, la planta no crece, y al realizar el análisis de suelo arroja que el fertilizante está bien, el problema es el suelo, hay un elemento químico que no permite disponer de lo que está segregando.
Lo más importante es primero definir para qué sirve el suelo, qué se puede hacer con él. No van a ser muy grandes las diferencias entre un cultivo y otro, pero sí es importante hacer un estudio del suelo y del agua dónde vas a trabajar; muchas veces, en un fertilizante, estás poniendo lo que el suelo ya tiene.

¿Saber del agua es vital para un sistema de riego?
Hay empresas que con el hecho de instalar dos, tres proyectos, piensan que ya hicieron su trabajo, pero no están cuidando más allá de lo que están haciendo. Por eso a veces se llega con productores que no quieren nada con el riego, porque «no sirve». Y ves la producción y está dispareja, no estuvo recibiendo la misma cantidad de agua; y si en esa agua se lleva el fertilizante, tampoco se repartió bien, todo porque no hubo un buen diseño del sistema.

Es como un diseño arquitectónico de una casa.
Es lo mismo. El arquitecto diseña la casa, si lo hace un contador, seguramente habría problemas.

¿Ustedes tienen problema con la resistencia cultural a cambiar de esquemas? Contratar un plomero en lugar de un diseño.
Así es, mucho productor se va con eso y están con el mercado «ilegal», por llamarlo de algún modo, porque están dando el servicio, pero no lo están haciendo bien. Y para el productor, lo que no sirve es el sistema de riego que le instalaron, cuando en realidad lo que no funciona es cómo se hizo. El perfil de nosotros es ese, somos ingenieros en irrigación y es una parte de lo que estudiamos.

¿Entonces estos apoyos no están adaptados a la realidad?

Hay muchas cosas que no están adaptadas a la realidad, pero ahora hicieron modificaciones, donde proyectos de 1 a 3 hectáreas, reciben un apoyo mayor al normal, aunque no es gran cosa. Pero volvemos otra vez a la parte cultural, porque una persona que tiene visión, toma esos apoyos como un plus, realmente un productor visionario saca adelante su proyecto con recursos propios y si hay apoyo extra, pues bienvenido sea.

Para ellos deberían ser los apoyos, realmente, para los que solamente requieren un extra.
Si tú analizas esa parte, se llevan proyectos de 50 hectáreas y se les da gente que no tiene la suficiente experiencia, carece de infraestructura, ni tienen la visión.

¿Cómo resume esta idea de cambiar la cultura?
Que la gente quiera salir adelante, que ambicione una vida mejor. Siento que es lo que nos pesa; una persona que viene sufriendo porque no tiene recursos y tiene la ambición de crecer, le va a buscar, pero si carece de eso, no se puede avanzar.

Y en esa cultura va el premio al esfuerzo, que es el esfuerzo para aquellos que ya están caminando.
Si lo analizas, hay que darle el dinero a los que tienen. Si el dinero fuera mío o tuyo ¿a quién se le daría? Al que va a dejar ganancia, para ver un retorno de los apoyos, para ver un crecimiento; que el agricultor diga «yo sí quiero trabajar en el campo».

Volvemos al punto de la gente que tiene esa ambición, versus la gran mayoría que solamente está medrando con el recurso.
Y eso nos lleva a otro punto: la forma que también el gobierno ha utilizado para mantener a la gente tranquila.

Pero eso entra en otro paquete. No confundir los apoyos a quien está haciendo un buen trabajo y a los que no tienen con qué.
Un apoyo benéfico que yo veo es lo que hace Sedesol, con el famoso apoyo de los puertos federales, porque el productor cosecha al menos para comer.

Por ende, tienen que salir a decir a vender muy bien el producto y decir «cuesta tanto, porque te acompañamos hasta tal punto».
Y estamos dando calidad. Hoy día, todo lo que manejamos nosotros en la parte de riego no es tan fácil como decir «me compro una camisa polo o equis marca», que la mayoría de las personas las conocemos, pero los productos que maneja un sistema de riego, difícilmente los conocen las personas. Y vas a encontrar en el mercado infinidad de productos, de buena, mediana y mala calidad.

¿En qué punto entran ustedes con el riego?
Nosotros asesoramos en parte; por nuestro perfil, tenemos ciertos elementos que nos permiten definir si el proyecto es viable o no. Nos ha tocado recibir a productores que nos dice «quiero un proyecto de riego», pero no tienen pozo, no tienen corriente, entonces no quieren un proyecto de riego, quieren un proyecto integral, porque hay que llevar corriente, hay que hacer un pozo y hay que instalar un sistema de riego, son tres cosas distintas.
La otra es que cuando ya está el proyecto, les damos algunas recomendaciones por el tipo de suelo, por la calidad de agua, qué le conviene…

¿Han pensado en incursionar en los molinos de viento, como parte de un sistema integral de riego?
Sí, el problema de ello es que si estamos hablando de proyectos de inversión grandes, requieres cantidades de agua grandes. Para regar una hectárea, necesitas una bomba de dos caballos; si es de 10, vas incrementando caballajes.

Ustedes elaboran el proyecto completo.
Sí, nosotros tenemos que acudir a campo. Cada proyecto es diferente, hay muchas variantes. Lo que influye en el costo es la profundidad del pozo, a mayor profundidad, requiere mayor fuerza para elevar el agua y esa fuerza se convierte en capacidad de motor, mayor motor y mayor consumo de corriente; otra es la forma del terreno, puede ser un terreno cuadrado, que son los más ideales, pero difícilmente lo vas a encontrar o un terreno muy irregular, que necesita un proyecto a la medida, todo eso va cambiando el proyecto, incrementando y disminuyendo costos; si son varios usuarios y cada uno quiere su válvula de control, pero te encarece. Son variantes que tenemos que considerar; el tipo de riego, qué cultivo vas a sembrar.

¿En algunos casos el agua recibe algún tratamiento?

En la mayoría de los proyectos, sobre todo en los de cultivos especiales -hortalizas, maíz-, el productor ya maneja cierto tratamiento de fertilización y lo clavan al agua; como el suero que nos ponen a nosotros, ese mismo va al agua y se mezcla en la misma conducción y va el fertilizante directo al riego, cuando llega la gota o el chorro a la planta, ya tiene fertilizante; ahí se vuelve importante el análisis del agua.

Finalmente, eso debe redituar en la producción.
Debe redituar en la producción si haces un proyecto a la medida.

¿Cuáles son los aspectos más fundamentales a tomar en cuenta, al momento de definir el terreno y área de riego?
Una es la cercanía de la corriente, siempre va a ser ideal contar con ese servicio; el tipo de suelo, si es un suelo viable, un suelo pedregoso; la calidad del agua es fundamental; las vías de acceso; la topografía, cómo está el suelo, si tiene elevaciones, si está plano, aunque Yucatán no sufre mucho de eso, porque en su mayoría son planos, pero sí se pueden encontrar montículos, han habido ocasiones en las que, en el sur del Estado, llega el INAH a decir que no podemos trabajar en ciertos terrenos; y la profundidad, aunque Yucatán no sufre de eso, porque lo más lejano que encuentras el agua es a 40, 45 o 50 metros, pero si vas al norte, está a 150 o 200 metros.

Y por ejemplo, Yucatán, con respecto a Campeche.
Esa es una variante, la cercanía. En Campeche, los pozos son mucho más profundos, el nivel del freático está más profundo; pero a veces la tierra es más buena, goza de mejores superficies en cuestión de tipo de suelo, están mecanizadas.

¿Cuántos años de experiencia tienen?
Vamos para 15 años de haber fundado la empresa. Damos todo el servicio enfocado al proyecto integral para el riego: diseño, atención, seguimiento. Estar pegado con el cliente, porque tenemos que probar, entregar el proyecto funcionando y darle seguimiento.

¿Cuál es la máxima satisfacción después de todo ese esfuerzo? ¿Ver que salga el primer chorro de agua?
Ésa es una. El hecho de que veas que emerge el agua, es saber que lo que hiciste está bien, pero falta ver que lo que hice le está dando resultados a mi cliente. Ahora tenemos que llevar esa agua a cada planta y hacer que cada planta produzca. La idea de un buen diseño de riego es que todas las plantas, desde la parte cercana al pozo y la última, reciban la misma cantidad de agua.

Pero a ustedes también les resulta mostrar los ejemplos ya hechos. Llevar a un productor que se resiste a cambiar a un sistema profesional, a un trabajo que hicieron ustedes.
Es parte de, y la mejor publicidad que tenemos son las recomendaciones, la publicidad de boca en boca, como le llaman. La persona que se queda contenta, es la que te recomienda.

¿Y los servicios pequeños?
También los hacemos. Hay personas que nos piden proyectos de una hectárea. Aunque entre más pequeños, incrementa el costo. Por ejemplo, si ves las reglas de operación y checas los costos de apoyo por hectárea, son $15 mil por hectárea, el productor cree que sí le alcanza, pero si está el terreno cerca del pozo.

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