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Kiní cuna de sueños  y una veleta incansable

Kiní cuna de sueños  y una veleta incansable

Por Jorge Alanis Zamorano

 

Allá en Kiní, a un lado de Motul, la familia Lope Caamal abre camino en sus sueños, donde la bondad del suelo otorga la comida a sus carneros, vacas, sus abejas y a un sinfín de ideas que poco a poco les van dando vida.

Hace tres años don Héctor Lope Caamal y su hijo Moisés Lope Tun comienzan con 7 carneros, hoy día son 60, por lo que ya tienen producción en venta. De un apiario que colocaron en septiembre del año pasado ahora poseen once y me cuentan que ya obtuvieron su primera cosecha de miel.

Moisés orgulloso expresa que es un sueño que se está logrando gracias al esfuerzo de su papá, sus hermanos y, por supuesto, al apoyo de su esposa Bertha junto con sus pequeñas hijas que con gusto van al rancho para sentirse en libertad.

Llegan muy temprano a trabajar para checar la evolución del peso de los carneros, chapean, atender los apiarios y, como tienen algunos patos y gallinas, pues a limpiarles el lugar.

Ya iniciaron con unos esquejes de pitahayas. No han recibido apoyo de gobierno y no es otra cosa si no que no saben cómo solicitarlo. Don Héctor sembró piñas y muy contento me platicó el día que se comieron la primera que salió. Tienen árboles frutales y un perro que llegó sin dueño para quedarse apoyando con el cuidado del lugar. Al final del recorrido el calor hizo su trabajo, rápido se molió maíz, se mezcló con agua y miel de su cosecha, y a saborear el conocido pozole, refrescante y dulce.

Pero a fin de cuentas ¿de qué se trató la visita con nuestros amigos? Pues el llegar y empaparte un poco de fe, esa emoción que te invade al contagio de los anfitriones cuando inician sus labores. Un lugar ordenado, limpio, lleno de ideas y proyectos venideros. Unas vacas amistosas y carneros pastoreando a sus anchas, una veleta que no se cansa de girar y el sonido de sus piezas oxidadas que forman parte del entorno; el trinar de las aves y esa ausencia de la ciudad que no extrañas. Amigo lector, sabes bien lo que es cuando te muestran lo que hacen tus amigos, es como espejearte, como verte en los zapatos del otro y pensar que el entusiasmo debe quedarse también contigo. Creo que poner fina atención al timbre de sus voces, fijarte en sus miradas y ver a tu alrededor. Ahí en esos detalles detente un momento para sentir total y completa empatía. ¿No te dedicas al campo? No importa, acércate de todos modos y valora como ellos, comprende como ellos, arriesga, comparte y recibe como ellos.

Agradezco que me brindaran la oportunidad de probar las mieles de su esfuerzo acompañado de maíz, agua, miel y amistad. Me regresé apurado, pero con un buen sabor en la boca y sé que mis amigos pronto estarán más lejos de donde hasta ahora han llegado porque tiene fe en lo que hacen.

Fotografías Jorge Alanis Zamorano

 

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