La yaca
La yaca, jaca, jackfruit… muchos nombres para esta gigante fruta que ha embelesado a muchos.
Ahora, en plena temporada de yaca, te contamos más sobre ella.
Por Ana Laura Preciado.
EL PRIMER ENCUENTRO
Imagina recorrer una carretera secundaria rumbo a la ciudad de del mundo, con ejemplares que pueden alcanzar hasta 35 kilogramos. Su consumo va más allá de lo fresco, ya que se utiliza en una variedad de platillos de cocina internacional; puedes hervirla y hasta asarla, cada preparación resalta su atributo “multisabor” el cual varios describen como “un gusto similar a una mezcla de plátano, melón y papaya” (por algo también la llaman la fruta de los 7 sabores; es difícil describirla en sólo una palabra).
A pesar de su peculiar sabor, la yaca supone un desafío al momento de cortarla debido al látex gomoso que desprende y se adhiere a todo; sin embargo, este obstáculo se supera fácilmente con un poco de aceite de cocina el cual se embadurna en el cuchillo. Además de su consumo fresco, la yaca se convierte en panes, dulces, jaleas, jarabes, sorbetes, chiclosos e incluso sus semillas pueden ser tostadas para otros tipos de consumo… ¡es una caja de monerías!
MÁS QUE UNA FRUTA
La yaca demuestra su utilidad más allá de la cocina, pues su madera se utiliza en la fabricación de muebles e instrumentos musicales, destacando su versatilidad y su importancia en diversas industrias.
DE ASIA PARA EL MUNDO
Originaria de Asia del Este, la yaca florece en regiones bajas y húmedas, ofreciendo su fruto todo el año. Aunque su propagación puede ser delicada, su presencia en la gastronomía internacional es innegable: desde sus enormes dimensiones hasta su interesante textura, esta fruta continúa deleitando paladares y sorprendiendo a aquellos que tienen el placer de probarla.
Esta serie de datos fueron un asombro para mí, puesto que la yaca no es sólo una fruta con los esperados nutrientes que ayudan a nuestro cuerpo al consumirla; es más bien una maravilla en todos los sentidos (nutricional, culinaria, utilitaria…) que merece ser aprovechada y apreciada en todas sus dimensiones. Y si todavía no has tenido tu primer encuentro con ella, y aún a sabiendas que leíste esto, espero sea igual de sorprendente como lo fue para mí aquella primera vez.
Colima, y encontrarte con un señor vendiendo un producto del campo único: unos enormes frutos cubiertos de puntas intrigantes que cuelgan de un árbol. -Esto es una yaca, musitó el arrugado señor cuando me acerqué a preguntarle qué vendía. -Una yaca, repetí en voz alta; -Yaca La Gigante, ahora pensé.
Este fue el primer encuentro con la yaca, una fruta de tal extrañeza estética y con gran valor nutrimental que despierta la curiosidad y el asombro de la gente, y la cual me invitó a investigar más sobre ella. He aquí los mayores descubrimientos:
LA YACA EN MÉXICO
En México, la yaca encuentra su hogar en varios estados, desde Nayarit hasta Hidalgo, donde se cultiva en áreas específicas; también en Yucatán tenemos yaca, aunque no brillamos en su producción. Este árbol perenne forma parte de la diversidad agrícola del país y trae consigo beneficios nutricionales y económicos a las comunidades locales que la procuran. Su vida productiva puede extenderse hasta los
70 años, por lo que es un recurso vegetal que muchas generaciones podrán disfrutar.
Además, la yaca no sólo es impresionante por su gigantez, sino también por su riqueza nutricional; al abrirla, encontrarás semillas que son una fuente de vitaminas y minerales, mientras que partes de la planta se utilizan en la medicina tradicional asiática.
LA GIGANTE… Y LA MULTISABOR
La yaca ostenta el título de la fruta de árbol más grande