Poseen adaptaciones para libar néctar, transportar polen y realizar largos recorridos en los que multiplican la biodiversidad.
Abejas, mariposas, colibríes y murciélagos sobresalen entre los polinizadores más eficaces para la reproducción de las plantas y garantizar la multiplicación de la vida, al propiciar la diversidad genética.
Ineludible para la reproducción de la flora, la polinización es un proceso en el que participan algunos animales para hacer la transferencia del polen entre las flores y propiciar la fructificación.
Los granos de polen viajan adheridos a alguna parte del cuerpo de insectos, aves o mamíferos al libar néctar de una flor, y llega a otras plantas, de las que también se alimentan, y así el polen pasa por el estigma de la flor receptora, llega al ovario y se produce la fecundación que despliega un evento de importancia económica y alimentaria, de la que dependemos.
La presencia de mariposas, abejas y aves aporta belleza y vida a jardines y huertos, donde muchas plantas ornamentales y comestibles dependen de estas criaturas. La polinización y la polinización cruzada garantiza que las plantas produzcan semillas y frutos, lo que le permite lograr cultivos de frutas y verduras de mayor tamaño y mejor calidad.
En México, el 88% de las 145 especies cuyo fruto o semilla cultivamos y comemos como el chile, mango, calabaza, frijol o jitomate, dependen de los polinizadores para su producción. Y a nivel mundial, el 80% de los cultivos de los que obtenemos alimentos, bebidas, medicinas, tintas y fibras, dependen también de los polinizadores.
Veamos sus cualidades:
Abejas.
Se encuentran entre los principales polinizadores. De las numerosas especies de abeja que existen, la melífera o doméstica (Hymenoptera) es de las polinizadoras más eficientes. Herbívoras en general, las abejas dependen de las flores, ya que cosechan para sus larvas néctar, alimento altamente energético, y polen, rico en proteínas, por lo que están altamente adaptadas a la polinización y son atraídas por los aromas, colores y formas de las flores.
Sus antenas son órganos olfatorios y sus ojos perciben la luz ultravioleta y diseños solo visibles con este tipo de visión. Sus pelos plumosos con carga electrostática contribuyen a adherir el polen a sus cuerpos. La lengua de algunas especies primitivas es corta y sólo pueden libar néctar de flores con corola abierta, por lo que acarrean en el buche el polen mezclado con néctar. En cambio, las domésticas y los abejorros poseen una lengua larga que llega a partes más profundas de las flores. Tienen cepillos en las patas posteriores o en la parte ventral. Las de la familia Apidae poseen corbículas o canastas de polen en las patas posteriores. El tubo bucal que usan para succionar es muy diferente al de las mariposas.
Mariposas.
De las 24,000 especies de mariposas que se han descrito en el mundo, mil 800 polinizan en México magnolias, nenúfares, rosas y asclepias, mejor conocidas como algodoncillo, entre otras más. Estos insectos de atractivos colores y formas, ya sean diurnas o nocturnas, polinizan las flores de cálices profundos, tubulares, con sus órganos bucales en forma de tubo para succionar los nutrientes de las plantas a través de una larga lengua enrollada llamada espiritrompa. Insectos lepidópteros, las mariposas tienen seis patas, dos alas y un cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen, salvo en la Antártida, existen en todo el mundo.
Las plantas nativas son especialmente importantes para estos polinizadores, pues tienen relaciones especiales con los vegetales de sus regiones originarias y se alimentan sólo de los que ya conocen.
Colibríes.
57 son polinizadores. Nativos de casi todos los ecosistemas, bosques templados, selvas húmedas, desiertos, e incluso los picos montañosos más alto del Continente Americano, estas hermosas avecillas de apenas dos y hasta 24 gramos, destacan entre los polinizadores. Poseen aguda visión, plumas iridiscentes en el cuello, patas cortas y pico largo y delgado. Su lengua tubular que enrolla en la cabeza, es a veces el doble de larga que el pico pero bifurcada en la punta, la cual absorbe el néctar por capilaridad. Su cerebro es el más desarrollado del resto de las aves y pesa 4.5% de su masa corporal.
Su presencia es de tanta importancia para el planeta, que aun cuando no todas se encuentran amenazadas o en peligro de extinción, y son uno de los grupos de aves más numerosas del mundo, las 350 especies de colibríes figuran en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, incluidas las mexicanas.
Conocido también como chuparrosa o chupamirto, huitzitzilin o picaflor, del colibrí de la familia Trochilidae existen en México 57 subespecies cuyos ejemplares pesan alrededor de 5gr y miden hasta 12cm de longitud. Algunos vuelan distancias de 50 y hasta 95 km/h y migran hasta 6 mil km desde Alaska y Canadá para llegar a territorio mexicano, capaces de atravesar el Golfo de México, aptitud que les permite dispersar el polen a grandes distancias.
El papel ecológico de los colibríes es fundamental para la conservación de la flora, ya que al libar el néctar de las corolas, recogen el polen con sus cabezas y lo llevan a otras flores, lo que permite la reproducción de muchas especies de plantas que dependen de ellos para su supervivencia.
Murciélagos.
Entre las más de 1,300 especies del más pequeño y único volador de los mamíferos, con un peso menor a 25 gramos la mayoría, los miembros de las familias nectarívora y polinívora, es decir, que se alimentan de néctar y/o polen, poseen una larga lengua que guardan bajo su caja torácica y que desenrollan para libar el néctar de las flores. Así, en su kilométrico recorrido nocturno transportan el polen en su cuerpo, por lo que es probable que introduzcan continuamente nuevas plantas en otros lugares donde en ocasiones el crecimiento de plantas o flores prospera, según la región, pero se cree que los murciélagos son capaces de polinizar con éxito entre 130 plantas utilizadas para producir alimentos, por ejemplo, plátanos, guayabas, mangos, agaves y cactos, entre cerca de 500 plantas tropicales beneficiadas con su presencia.
Son especies clave para mantener y expandir la biodiversidad al dispersar el polen a considerables distancias. A diferencia de los pájaros y las abejas que trabajan de día, los murciélagos toman el turno de la noche, cuando se desplazan emiten sonidos cuya vibración les indica dónde están sus flores favoritas, ya que prefieren las que poseen gran cantidad de néctar y no las que emanan olores o son coloridas o brillantes.
En México viven alrededor de 140 especies de ocho familias, entre ellas las nectarívoras y polinívoras, de las cuales 15 son endémicas, lo que representa cerca del 15% a nivel mundial. Sin embargo, por la persecución que han sufrido a consecuencia de los prejuicios y temores contra ellos, 38 se clasifican en alguna categoría de riesgo, según la norma mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. México se ubica en el 5º lugar en diversidad de murciélagos, es decir, un murciélago por cada cuatro mamíferos.
Otros polinizadores.
El viento y el agua también transportan el polen de una flor a otra, y existen otros animales que contribuyen en menor medida a la polinización, como mamíferos medianos, monos y lémures, y fauna pequeña como moscas, escarabajos, hormigas, lagartijas y avispas.
No obstante, son las abejas, colibríes, mariposas y murciélagos los que tienen el mayor mérito en este imprescindible servicio ecosistémico, que garantiza la multiplicación de la flora y hace posible la diversidad genética que sostiene la vida.