¿Qué es el Telebachillerato?
Conocí a Hugo José Trujillo Alpuche en el último año de la universidad, me pareció un chico parlanchín, pero amable, con todo el potencial, comenzamos una amistad, las veces que nos encontrábamos me contaba de las proezas por las que pasaba al buscar trabajo después de egresar, hizo de todo un poco, hasta que tiempo después se le presentó la oportunidad de impartir clases en el Telebachillerato de Santo Domingo, comisaría de Maxcanú. Significaba un importante reto para un chico de ciudad, acostumbrado a las com0didades; pero sin más aceptó.
Nos reencontrarnos en un evento, al platicar, pude notar su emoción por la labor que realiza. Al poco tiempo de iniciar sus labores como docente le ofrecieron ser responsable de las funciones administrativas y directivas, es decir, ser director –pero sin el cargo ni el sueldo-. En el día a día se enfrenta a retos nuevos, las condiciones de las instalaciones, las necesidades de los alumnos, “aprendo más de ellos que lo que ellos de mi” dice Hugo con entusiasmo. Los jóvenes tienen retos increíbles, muchos se levantan a alba para ayudar a su padre en la milpa, las mujeres en casa limpian y en ocasiones cuidan al hermanito, muchos chicos le han comentado que la escuela es como un escape, ahí entre conocimiento y amigos, ven la vida de manera diferente, saben que hay una oportunidad para ellos. Todos tienen sed de aprender, son, según dice Hugo, un ejemplo a seguir.
Muchas veces ha tenido que visitar los hogares de los bachilleres, en ocasiones para saber porqué el joven no está asistiendo y otras porque lo invitan a degustar un delicioso plato de comida por el simple hecho de convivir. Durante las charlas ha podido identificar que ellos viven la vida con entusiasmo, que no les hace falta nada, por el contrario, a nosotros nos sobran cosas y nos esforzamos por conseguir más.
Ahí, en el aula, las necesidades son muchas, las instalaciones se comparten con otros subsistemas educativos (preescolar, primaria o secundaria). “Al Telebachillerato –menciona Hugo- sólo se le presta lo necesario, según sea el caso; ahora bien, ¿acaso un centro educativo ubicado en una comisaría no pertenece a la comunidad?, ¿acaso el centro educativo, sin importar el nivel o niveles que se imparten, no sirve para el desarrollo humanista de la comunidad?, ¿acaso no es reprobable que algunos docentes limiten, y con ello, frenen la formación de nuestros jóvenes? Después de todo, al tratarse de una comisaría, los alumnos que ingresan al Telebachillerato son los mismos que egresaron de la secundaria, salvo algunos casos, pocos, que provienen de alguna comunidad cercana. El Telebachillerato no es una competencia educativa, se trata de una continuidad necesaria y valiosa para potencializar el valor humano que hay en las mujeres y hombres que viven en lugares que cuentan con recursos limitados”.
Hugo José ha dejado a un lado las etiquetas, esas donde el profesor era idealizado y casi idolatrado, adoptó la condición de guía donde el ganar-ganar es la respuesta, para él la educación rural es un estilo de vida, aprender de ellos, de sus costumbres de sus necesidades, de sus sueños, de su cotidianidad es la mejor forma de ser su docente, entrar y sumergirse realmente en ese contexto, para saber qué herramientas le ofrecerá a sus educandos. “La educación rural no sólo es un fenómeno más que era necesario ejecutar; la educación rural es la responsabilidad de reconocer la totalidad de nuestra sociedad sin que las tradiciones y costumbres se pierdan, muy al contrario, se nutran con la esencia que traen consigo las nuevas generaciones. Si como docentes rurales no desarrollamos la capacidad y disposición para ser empáticos hacia el contexto de la comunidad a la que asistimos para dar clases, será mejor colgar las mochilas, guardar los libros y solicitar un reembolso por los plumones o gises comprados, ya que, de no hacerlo, ¿qué clase de humanismo les estaremos legando a la comunidad educativa? No importa si el docente rural sea de base o trabaje por contrato, pues el valor sigue siendo el mismo: una persona que ama enseñar, orientar, aprender de sus alumnos, equivocarse para mejorar; una persona que con gusto llega a los rincones más alejados de la ciudad y de las cabeceras municipales”.
Desde tu punto de vista ¿cuáles son las necesidades del Telebachillerato en Yucatán?
Mira fijo, responde de manera concreta y seguro de sí mismo: “Hay mucho por hacer, quizás proyectos en conjunto o iniciativas que fomenten una verdadera comunicación entre los distintos niveles educativos que hay en cada comisaría del Estado. El Telebachillerato es una realidad educativa y humanista que surgió para dar continuidad al proceso que una persona inicia cuando ingresa al nivel preescolar. Los sueldos, las prestaciones, los planteles, etc., no desaparecerán si como docentes y directivos rurales trabajamos en conjunto; en realidad nos volveremos más humanos y menos profesionales que simplemente ‘cumplen’ un trabajo más”.
Por Gabriela Pérez