Son 11 técnicos certificados
Jorge Alanis Zamorano
Con orgullo fueron certificados once técnicos en agricultura sustentable, los primeros en la Península de Yucatán. Sabemos que día a día las especializaciones responden a retos cada vez más complejos enfrentándose al crecimiento de la población y el problema de los cambios climáticos ¿Qué hacer?
Platicamos con el Ing. Eugenio Telles, Coordinador Técnico del Hub Península de Yucatán-CIMMYT, quien además de ser tutor durante el proceso de certificación, también recibió antes dicho conocimiento. La certificación se ha desarrollado en otras regiones, pero en la Península se inicia la primera generación con un proceso de más de un año, donde participa gente de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, cumpliendo satisfactoriamente con las evaluaciones para poder ser certificados.
¿Qué es CIMMYT?
Es una organización internacional cuya misión es propiciar mejores condiciones de vida para la población a través de la investigación agrícola haciendo frente a los retos del cambio climático, combatir la inseguridad alimentaria y ayuda a crear sistemas alimentarios más resilientes.
¿En qué consiste la tarea del Técnico Certificado en Agricultura Sustentable?
Promover y lograr la intensificación sustentable de la agricultura, produciendo más alimentos con menos recursos o con lo que se tenga disponible o bajo condiciones adversas que cada vez son mayores (sequías, exceso de humedad, inundaciones, heladas atípicas). Para ello la innovación tecnológica toma un papel importante. A través de “Redes de Innovación” damos a conocer los avances científicos y tecnológicos incluyendo diferentes prácticas con la cooperación de productores quienes adoptarán este sistema y brindarla a otros productores, y dentro del proceso, los técnicos quienes acompañan a los productores juegan un papel importante por lo que en el CIMMYT desarrollamos capacidades que incluye cursos específicos de especialización.
¿En algún momento consideran, en vez de luchar contra el cambio climático, contribuir a disminuirlo?
Estamos claros que actualmente no podemos seguir con un modelo de producción como el de los años 70´s, basado en agroquímicos y fertilizantes. Desde hace una década, al menos, tenemos claro que es necesario basarnos en los tres principios de la agricultura de conservación para mantener la fertilidad del suelo y lograr un agrosistema más estable tal como sucede en la naturaleza y que por alguna razón se dejó de razonar así y replicar en los actuales sistemas agrícolas:
1) Mínimo movimiento de suelo.
2) Cobertura de rastrojos.
3) Rotación de cultivos.
“El cómo lo están haciendo” contra “el cómo lo deben hacer” según investigaciones científicas y técnicas, para esto es necesario que el técnico convenza al productor.
Sin duda, tenemos un proceso de análisis reflexivo con el productor para entender las causas de su baja producción o deterioro del suelo, hacemos una labor de sensibilización, sobre todo con las opciones que tiene un productor el día de hoy con tecnologías disponibles generadas a partir de la investigación agrícola.
¿Qué tanto están recobrando de los antiguos y milenarios métodos agrícolas?
En gran medida nos estamos basando en principios que ya existían y que entendían muy bien; el generar ecosistemas diversos que antes tenían muy claro con cultivos asociados como frijol, calabaza y maíz. Hoy tenemos documentado y validado que esos principios son de mucho impacto para mantener la productividad que, sumados con las tecnologías como la tecnificación del riego o la mecanización inteligente, reducen mucho el esfuerzo de la mano de obra muy útil para desarrollar otras actividades, por ejemplo, la apicultura.
¿Qué diferencia hay con los resultados de los métodos convencionales contra el sistema sustentable que ustedes presentan a los productores?
El productor ha podido comprobar que en la medida que podemos establecer un sistema de agricultura de conservación, reducimos los costos de producción, se puede más que duplicar la productividad con innovaciones, uso de biofertilizantes y más allá de eso buscamos estabilizar los rendimientos para no sufrir los picos de bajas drásticas, y si hay un aumento, es mejor para el productor y su economía.
