Por Ma. Isabel Juárez
La abeja melipona es una especie sin aguijón que era considerada como sagrada para los antiguos mayas, cuya miel, propóleo, polen y cera tienen gran valor nutricional y medicinal. En Maní, desde hace más de 25 años el meliponario U Naajil Yuum K’iin se encarga de realizar trabajos de preservación de esta abeja. Por eso, nos dirigimos hasta “el lugar donde todo pasó” y allí fuimos recibidos por su director, el P. Luis Quintal Medina.
Oriundo de Sisal, pasó ahí toda su juventud hasta que se fue a estudiar al Seminario, donde se ordenó como sacerdote en 1983: Después de cinco años vine a Maní y junto con 13 sacerdotes vimos las necesidades de hacer una escuela de agricultura ecológica; éramos inquietos, medio rebeldes y medio de izquierda, un poco en contra del obispo. Fue así que fundamos U Yits Ka’an –que significa “rocío que cae del cielo”- con la intención de enseñar y rescatar la milpa tradicional, la agricultura orgánica, la teología india, nuestro hablar maya y también salvaguardar a esta abejita, comenta nuestro entrevistado.
El Padre Luis, siendo párroco de Maní y director de la escuela, fue el encargado de recorrer varios pueblos para conseguir las colmenas; así, dicho proyecto de preservación comenzó con 30 jobones. Respecto a las diferencias entre éstos y las cajas de madera, nuestro entrevistado subraya que, a pesar de que las abejas sí producen miel dentro de las cajas, no se sienten a gusto porque son más calientes que los troncos.
Es como nosotros, que estamos acostumbrados a vivir en casa de paja, y si te dan una casa pequeña de cemento, no te sientes a gusto. Así le pasó a la abeja, estando acostumbrada a una casa grande y fresca, le dieron de repente una cajita. Sin embargo, sí produce, pero lo adecuado es el jobón, que además es auténticamente maya, agrega.
Un poco de historia
Nuestro anfitrión relata que, durante tiempos precolombinos, cada asentamiento de la península albergaba de 3 mil a 5 mil colmenas, lo que habla de cuán importante fue para los antiguos mayas. Posteriormente, durante la colonia, los españoles tuvieron mucho interés en su cera gracias a su delicioso aroma y, anualmente se enviaban más de 30 mil kilos de cera desde Campeche a otros puntos de la Nueva España para la fabricación de velas.
Después empezó a decaer porque ya no se le daba la misma importancia, los viejitos ya no enseñaban a los jóvenes, de tal manera que en 1915, cuando entra la Apis mellifera, la gente prefiere trabajar con ella porque produce mucho más, hasta 50 kilos, mientras la melipona produce a lo mucho un litro y medio al año, pero esta miel es maravillosamente curativa porque estas abejas solamente polinizan las plantas medicinales, relata.
Una medicina natural
Los antiguos mayas sólo usaban la miel y la cera –nos cuenta el P. Quintal-, pero gracias al Tecnológico de Mérida hemos visto que hay mucho valor por descubrir, como el propóleo, que sirve para fortalecer el sistema respiratorio, pero también para la ansiedad, la depresión, funciona como antioxidante y hasta cura el cáncer.
Por su parte, la miel de las abejas meliponas funciona para bajar la diabetes, para aliviar problemas de los ojos como cataratas o conjuntivitis, e incluso para quitar manchas y arrugas del rostro: Y lo otro fuertísimo es la miel con polen, sirve para reforzar el sistema inmunológico, cura la anemia y también el cáncer. Lo ideal sería que todos los yucatecos tuviéramos varias colmenas en casa y así no nos enfermaríamos de nada, añade.
El sueño de rescatar una antigua tradición
El Padre Luis menciona que su sueño es que muchas más personas se contagien de esto para incrementar la producción de esta miel e, incluso, se pueda lograr su exportación ya que hoy, la única exportable es la miel de la Apis mellifera, pues la FAO* no puede aceptar un producto como exportable si no hay una producción masiva: Ojalá más personas se animen a regresar a la tradición de nuestra cultura antigua de tener jobones en casa y así podamos vender toneladas al extranjero.
Me encanta estar acá. Me encanta la soledad y ver el monte así, alto y bonito. Yo estoy 100% dispuesto a enseñar al que quiera y gratis. Ese es mi sueño, para que cuando yo me muera digan “él me enseñó a trabajar con las abejas”, finaliza.
Meliponario U Naajil Yuum K’iin
- Ubicación: Calle 34 por Calle 29, Maní, Yucatán / Ubicación en Google Maps
- Ofrecen recorridos para conocer los meliponarios, probar la miel, el polen y convivir con las abejas.
- Tienen venta de colmenas llenas de abejas, a 5 mil pesos c/u, e incluye enseñanza.
(*) Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Especial Rural MX