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Allá en Maxcanú. Teresita y sus ganas de bordar

Por Jorge Alanis Zamorano

El bordado yucateco aún goza de gran vitalidad a lo largo de toda la entidad y la Península. Las prendas bordadas siguen presentes en nuestra sociedad, no solamente para celebraciones tradicionales, sino también en las reuniones familiares e incluso, en el día a día.

Durante mi recorrido por Maxcanú conocí a María Teresa Dzib Dzul, o Doña Teresita, como la llaman en el pueblo, quien con mucho entusiasmo nos esperó en su morada, misma que funciona como taller de bordado. Apasionada por lo que hace, sus clientes hoy siguen fieles a su trabajo, realizan encargos y hasta le pagan por adelantado.

Llena de energía, inmediatamente nos platicó acerca de su vida con esa prisa y entusiasmo que tienen los niños cuando narran sus aventuras: una historia de 73 años con una experiencia de 50 años bordando.

Cuenta que desde que salió de la primaria en 1964, tenía el deseo de continuar con sus estudios, pero lamenta la idea de que en aquellos años las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres; fue su hermano quien tuvo la oportunidad de continuar la formación académica, pero, de acuerdo a Doña Teresita, no la aprovechó como ella lo hubiera hecho.

Pasados dos años de haber concluido los estudios básicos, una nueva coyuntura se le presentó cuando su cuñado le preguntó si quería aprender a bordar, aceptando inmediatamente. Con gran entusiasmo, practicó mucho para tener su primer trabajo a los dos meses y el cual recuerda con mucho cariño: un hipil que en aquel tiempo vendió a 25 pesos (hoy sus precios oscilan entre los 1,200 pesos, ya ajustados a la inflación).

Su método de pago no falla, pues solicita un anticipo y compra el material; así, dice que si el cliente por algún motivo no regresa, al menos no obtuvo pérdidas. Una vez que tiene el anticipo, realiza el trabajo mientras poco a poco van saldando el precio.

Doña Teresita subraya que la costura es su principal fuente de ingreso, además de la pensión que cobra cada dos meses. No obstante, hoy presenta problemas para caminar, situación que le preocupa ya que le impide continuar con este oficio, al grado de que existe la posibilidad de que tenga que abandonarlo.

Además de los hipiles, dentro de su catálogo podemos apreciar ternos, blusas, batas y otros trajes regionales. Su calidad es tan buena que incluso sus ternos han sido enviados hasta Salamanca, en Guanajuato.

Sabe bordar con diversas técnicas como lo son en rejilla, petatillo, renacimiento, espuma y malla. Aunque ella no tiene Facebook ni celular, su sobrina se ha encargado de darle difusión a su arte, sin embargo, ¡acércate!, date una escapadita a Maxcanú y búscala, Doña Teresita cuenta con nosotros.

Ella se ubica en la calle 25 #66 entre 14 y 16, frente a la tienda del “Divino Niño” en Maxcanú, Yucatán.

Apoyemos a nuestra gente y aprovechemos la experiencia que tienen.

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