En entrevista con el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, señala que se puede ver una caída de los costos para agosto o septiembre
La pandemia del Sars-Cv-2 originó el alza en el costo de los fertilizantes hasta del 300%, debido a que las fábricas a nivel internacional cerraron o bajaron su producción en China, India, Israel, Sudáfrica y Rusia. México es importador neto de estos productos, informó el ingeniero Luis Eduardo González Cepeda, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, A.C. (UMFFAAC).
Comentó que “en octubre pasado hicimos análisis y veíamos una posible caída de los costos internacionales hacia los meses de marzo o abril; pero no contábamos con Ómicron que llegó a fines de noviembre y volvió a provocar el cierre de algunas fábricas y a detener el movimiento de mercancías internacionales y por lo tanto, vuelven a mantenerse de manera alta los precios”.
Puntualizó que pronósticos de especialistas estiman que sí esta pandemia empieza a bajar en los meses de marzo o abril, podríamos estimar que para agosto-septiembre de este 2022 habría producción; pero no se ve que se vuelva a los niveles de precios de antes de la pandemia, advierte.
Refiere a El Sol de México: “Cada día se necesitan más fertilizantes, porque crece el sector agropecuario. Y una de las alternativas que tienen los productores es la mejora de los suelos y los cultivos para ser más eficientes en la producción. Pero esto no se hace de la noche a la mañana. Lleva varios años”.
Desafortunadamente no hay un apoyo del gobierno para hacer esa conversión hacia mejoras tecnológicas; pero sí lo logran las grandes empresas agropecuarias privadas que tienen maquinaria y tecnología en el campo que les permiten de alguna manera salir adelante con la exportación.
¿A qué obedece esta alza tan significativa en el precio de los fertilizantes?
-Esto tiene su origen hace un par de años. Cuando empezó la pandemia las fábricas a nivel internacional tuvieron que cerrar o bajar su producción debido al confinamiento de su personal y esto pasó en China, en India, Israel y en varios lugares.
Hay que recordar que los fertilizantes vienen de otros países alguna parte de Sudáfrica; otra parte de Rusia.
¿Efectos multifactoriales?
-Sí. Primero, por el Covid-19 cierran las fábricas. Se empiezan a consumir los inventarios que había de fertilizantes tanto en las fábricas o países de origen como en el destino. Después de esto, baja el movimiento de contenedores y de barcos a nivel mundial.
Y hay un incremento impresionante en el costo: Los fertilizantes no se mueven en contenedores pero sí en buques de carga a granel.
Un contenedor costaba antes de la pandemia de China a México, alrededor de 1,800 dólares. Hoy lo podemos encontrar en 13 mil y hasta 16 mil dólares. Según el origen y tipo de sustancia. Si son tóxicos como se consideran algunos productos agroquímicos, cuesta 16 mil dólares traerlo de China o de la India.
Entonces, eso hace una baja en el movimiento de fertilizantes a nivel nacional y se incrementa el costo.
Después se suman otros factores. Por la recesión económica en algunos países que creció el consumo de energéticos. Y muchos de los fertilizantes también son derivados del petróleo y empieza a subir el costo de los energéticos y del petróleo y por ende, suben los costos de los fertilizantes.
¿Elevados incrementos?
-Sí. Vemos que la urea que es uno de los fertilizantes más comunes en México, tuvo un aumento de 130% y algunos se han ido al 300%. Y hay algunos casos como el sulfato de amonio que es muy común en la agricultura nacional, tuvo un incremento del 200%.
Desafortunadamente, nos agarra en un país que no fabricamos nuestros fertilizantes y dependemos de la importación y los costos de los fletes, los mayores precios de los energéticos y no fabricarlos aquí, lógicamente tenemos que pagar los platos rotos.
¿México producía fertilizantes. En los 70s y 80s, operaba Fertimex?
-Sí, estas fábricas dependían de Pemex. Estaban en Pajaritos y diversos lugares del país. Éramos fabricantes de fertilizantes; pero nunca modernizamos la tecnología para hacerlos.
Y hubo momentos que convenía más importarlos que fabricarlos, eran más baratos. Por otro lado, todo el costo económico de los sindicatos de las empresas paraestatales que alcanzaron tanta fuerza que los costos de mano de obra, encarecían los procesos también y dejamos de ser competitivos.
¿Desde cuándo se importan fertilizantes?
-Tenemos más de 20 años que empezamos a dejar de tener realmente fertilizantes en México. Años atrás empezó a haber desabasto.
Hace 15 años empezó a crecer de manera muy importante la producción agropecuaria del agave, maíz, tomate, aguacate, berries, todo eso utiliza fertilizantes. Incrementamos nuestro consumo, pero no hubo forma de fabricarlos en México.
El alto costo internacional de los fertilizantes y de los insumos agropecuarios en general, preocupa a todos en el mundo a Estados Unidos, Brasil, etc.
Y por otro lado, también es un desmantelamiento de la planta productiva en México, porque no era costeable, nos dio la puntilla para acabar con las fábricas en México y depender 100% de la importación.
¿Por otro lado, hay un plazo para que ya no se utilice el glifosato?
-Hay un plazo. Todo esto tiene una serie de aristas y tiene que ver con ideología y no con ciencia. Realmente detrás hay grupo de seudo-ecologistas que tiene que ver con ganar espacio público.
Hay estudios en los países más avanzados que demuestran los beneficios del glifosato, precisamente ahí. Si controlamos las malezas, necesitamos menos fertilizantes y bajamos los costos en el manejo.
Ahora se les ocurre a algunas autoridades o seudo-autoridades, suprimir el glifosato cuando está situación económica precaria, cuando los costos de los insumos se elevan, no dejamos otra salida al agricultor más que reducir hectáreas.
¿Se habla de una agricultura orgánica?
-Sí, claro. Es un tema que está de moda. No de solución y productividad. Es decir, el pequeño agricultor podrá ver los resultados en varios años y mientras tanto, de qué va a vivir?
Recordó que los países que han logrado mejorar orgánicamente sus cultivos, Argentina por ejemplo, tienen muchos años de hacer esto, incorporando materia prima que surge precisamente del cultivo.
En México, cuando los pequeños o grandes agricultores producen maíz, cosechan todo, hasta abajo. No le dejan nada a la tierra de materia orgánica y cosechan el maíz, se llevan las hojas, se llevan la caña para dar de comer a los animales, para hacer forraje y aprovechar todo. No dejan nada en el suelo para su recuperación. Es parte del proceso.
¿El que bajen precio los fertilizantes depende de que desaparezca el ómicron?
-Diría que hoy el ómicron, no sabemos sí desaparezca o venga otro. Nos han dicho los científicos que nos preparemos para tener un tiempo estos virus en el ambiente. Y esto nos hace modificar muchas cosas:
Sí al productor le costaba para el ciclo primavera-verano $3 mil pesos por hectárea, ahora le va a costar de 7 a 8 mil pesos. Y sí sacaba un rendimiento de $10 mil por hectárea con la venta de su maíz y ahora ya no le están dando los números.
Y no hay apoyo en el campo en el caso de seguros, ni del Procampo; un apoyo para el agricultor por hectárea, ahora no lo tiene. Son apoyos a discreción cómo lo ve el gobierno actual.
¿El panorama no es alentador?
-No. Debo decir que hay agricultores en el Bajío que reducen significativamente las superficies a sembrar Agricultores con 50 a 60 hectáreas que dicen: “… Me voy por 40 hectáreas, porque no me alcanza para todas…”
Eso quiere decir que si bajamos 20 a 30% la superficie bajo siembra por no tener el dinero para soportar los costos, hay que ver cómo se caerá la producción de granos en el país. Ya lo vemos en las importaciones de maíz que cada vez es mayor y de otros cereales, inclusive de frijol.
Puede que en este año, el agricultor la vea mucho más difícil que el año pasado.
Y las perspectivas no son halagüeñas porque no hay base económica seria, sustentable. Los grandes agricultores que tienen invernaderos y sistemas de riego, ellos lo tienen más seguro, porque nuestro vecino Estados Unidos nos compra. Nos van a seguir comprando aguacates.
Pero el México que consume maíz y frijol va a sufrir y se van a tener que comprar más granos básicos este año. Más del 60% de los productores del país son pequeños y medianos con 5 a 6 hectáreas que seguramente sufren mucho. Ha subido el diesel, fertilizantes, semillas, los agroquímicos. Y eso es delicado.
BERTHA BECERRA. EL SOL DE MÉXICO.