Facebook
Twitter

Barreras «Bio» de Europa: ¿Un desafío para agricultores latinoamericanos?

La Unión Europea (UE) consume principalmente café y banano ecológico de Latinoamérica y el Caribe. Sin embargo, los pequeños productores enfrentan dificultades para cumplir con las nuevas certificaciones requeridas.

Según Anneke Theunissen, coordinadora de CLAC (Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores del Comercio Justo), la nueva legislación del Pacto Verde para productos de agricultura ecológica tiene como objetivo el bienestar de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) y del planeta, lo cual es reconocido. Sin embargo, expresa que los mecanismos para comprometer a las empresas europeas a contribuir con los gastos adicionales que esto implica son insuficientes, lo que podría generar barreras y formas de exclusión de manera indirecta.

Theunissen hizo estas declaraciones en Bruselas mientras participaba en los foros alternativos de la Cumbre UE-CELAC. Es relevante recordar que las reglas europeas del Pacto Verde, aprobadas en 2018, entraron en vigencia en enero de 2022. Estas normativas para la agricultura orgánica incluyen prácticas como la rotación de cultivos para el uso eficiente de recursos, la prohibición de pesticidas, límites estrictos para antibióticos, la prohibición de organismos genéticamente modificados (OGM) y el uso de fertilizantes naturales, entre otras medidas.

La preocupación de los pequeños productores

Anneke Theunissen señala que es importante tener en cuenta que, de acuerdo con la normativa europea, un pequeño productor no debe tener una parcela que supere las 5 hectáreas. Sin embargo, este tamaño no es suficiente para adoptar la forma de producción que cumpla con las certificaciones del sello europeo y tampoco garantiza un ingreso digno para los pequeños productores.

Entre las preocupaciones de los productores de CLAC también está la estructura que ahora se exige para las cooperativas. Theunissen explica que solo puede haber productores orgánicos o aquellos en proceso de transición hacia la producción orgánica, no se permite que existan productores convencionales dentro de la misma cooperativa. La razón detrás de esta medida, según la información oficial, es mantener la coherencia en términos de transparencia y evitar posibles fraudes. Si una cooperativa tiene tanto productores orgánicos como convencionales, las fronteras entre los dos tipos de producción podrían ser ambiguas y propensas a irregularidades.

Transparencia

«Estamos hablando de productos como café, cacao, caña de azúcar y banano provenientes de cooperativas con sellos Fair Trade. Muchas de estas cooperativas, aunque no todas, combinan la certificación de «comercio justo» con la categoría «orgánico», explica la especialista de CLAC. Es importante tener en cuenta que la Unión Europea (UE) es el segundo mercado mundial para estos productos.

El hecho de tener que modificar la estructura legal de las cooperativas afecta significativamente a los productores. «En América Latina y el Caribe, esto representa un proceso que requiere mucho tiempo, dinero y esfuerzo», señala Theunissen. Sin embargo, también expresa cierto alivio porque, después de una ardua lucha, se ha logrado que se permita la certificación grupal en lugar de la certificación individual para cada productor dentro de la cooperativa.»

¿Cómo se paga?

La Comisión Europea argumenta que los productos de importación deben cumplir los mismos criterios que los productos de origen comunitario. Uno de los objetivos del Pacto Verde Europeo es asegurar que para el año 2030, el 25 % de las tierras agrícolas de la Unión cumplan con los criterios ecológicos. En este sentido, fomentar la demanda de productos ecológicos va de la mano con garantizar la transparencia, mientras que promover la transición hacia la agricultura ecológica se vincula con fortalecer toda la cadena de valor.

Es relevante recordar que más del 70 % de los europeos considera que los productos de agricultura ecológica son de mejor calidad, y un 70 % cree que son más seguros, según el Eurobarómetro (2022). Además, el 88 % de los europeos está de acuerdo en que la transición verde debe ser justa y no dejar a nadie atrás, mientras que el 77 % siente una responsabilidad individual para tomar medidas.

Sin embargo, no se trata solo de la nueva certificación europea para productos de agricultura ecológica. También se está implementando una certificación para asegurar que los productos que ingresen al mercado comunitario no provengan de zonas deforestadas y que se hayan respetado los derechos humanos en su generación. Aunque existen fondos y talleres europeos dirigidos a informar y adaptar a los socios en América Latina y el Caribe, según CLAC, la realidad en el campo está muy lejos de contar con la experiencia y los sistemas de monitoreo necesarios para garantizar la calidad que los europeos demandan.

Respecto al respeto de los derechos humanos, que incluye la prohibición del trabajo infantil en los productos, se cuestiona si la plataforma CLAC puede garantizarlo. Anneke Theunissen responde: «Nuestro compromiso está enfocado en proteger a las personas en situaciones de vulnerabilidad. Sin embargo, nadie puede asegurar que no exista trabajo infantil u otras violaciones a los derechos humanos».

No obstante, es importante recordar que la «debida diligencia», en principio, es responsabilidad de las empresas europeas. Desde la perspectiva de CLAC, ¿cómo se aborda esta responsabilidad? Theunissen explica: «El precio que se paga por los productos sí tiene un impacto en nuestra situación; no es suficiente para vivir dignamente. Aunque Fair Trade pague una prima, la mayoría de las organizaciones no vende el 100% de su volumen bajo esas condiciones. Además, no pueden asumir los costos que se avecinan». Theunissen concluye que «los distribuidores y toda la cadena deben asumir el costo real de los productos sostenibles para el planeta».

Con información de DW

Facebook
Twitter

Deja un comentario

Diseño web por