Por José Luis Preciado
Empieza la conexión
Gwénola es una mujer magnética ya que no pasa desapercibida ni siquiera por los caballos que agachan mansamente la cabeza, quizás seducidos ante la ternura con la que se los empieza a ganar; rienda en mano ingresa despacio a las caballerizas, el equino detecta enseguida las intenciones de la recién llegada… casi las adivina.
Desliza dulcemente la mano acariciando las crines y se pasea por el largo cuello que, de a poco, se inclina ligeramente hacia abajo -al parecer está contento y disfruta su presencia-; nunca se debe perder de vista la posición de las orejas, estas son el sistema de comunicación de un caballo y fungen como antena de percepción. Las orejas hacia delante y relajadas denotan interés en quien tiene delante, para luego soltarse apuntando a la izquierda y derecha, prestando atención a ambos lados… ¡Listo!, el animal se siente en confianza y comienza a responder a su mandato.
Jamás se debe olvidar que el caballo es emocional: Si alguien nuevo invade su espacio se pone en guardia, así que la seducción ha de ser permanente; son de los animales más sensibles de todo el reino.
La cercana presencia de un caballo es el principio de una paz y armonía extraordinaria, nos cuenta Gwénola Hécaen, ingeniera civil de profesión con diez años de experiencia en el ambiente empresarial entre París, Londres y Monterrey, en donde entrenó los caballos de Poncho Romo.
Hoy esta francesa radica en Yucatán y se dedica exclusivamente a lo que más adora: Conectar a los caballos con los humanos… y vaya que lo ha logrado.
Este es un oficio de vida, toda una pasión por los caballos y sus diferentes formas de compañía; los conoce desde los cuatro años de edad en la estancia cercana a París de su abuelo criador y agricultor. Logró competir desde los 12 años y aprendió el manejo natural, teniendo en cuenta que cada caballo tiene su propia personalidad y carácter: No me siento chingona; aquí no cabe enseñar ni aprender desde el ego, hay que recordar que por naturaleza el animal es reactivo, siempre conserva su instinto de huida, es nuestra responsabilidad educarlos a pensar para darnos respuestas”.
¿Cómo te defines?, preguntamos: Altruista; quiero comunicar, contagiar mi pasión por los caballos, transmitir el gozo, placer y magia ante su presencia, por ello no tengo ninguna preferencia específica por razas, caballos para charros y escaramuzas, doma, salto… yo acepto a estos caballos que nadie quiere, esos que son un poco como muchos de nosotros: Seres incomprendidos con su dones específicos. El caballo no es un capricho caro, es un animal que siente al cual si logras comprender se disfruta de su linda compañía, además de poder aprender de ti mismo.
Gwénola es coach certificada de caballos y sus más de 30 años de trayectoria le han convertido en una autoridad en la educación y manejo natural de los equinos. Buena parte de las actividades de sus clínicas van dirigidas a fomentar la armonía y relación entre el ser humano y el caballo, aprendiendo a disfrutar del animal y su presencia, esto sin poner en riesgo la integridad del binomio.
Capacitar con caballos
En el ámbito grupal- empresarial el caballo suele convertirse en espejo; sin ego ni juicio refleja una imagen clara de los niveles de coherencia de cada uno. Siendo un animal extremadamente sensible está anclado en el presente, atento a cualquier cambio de energía en su entorno, mismo que lo reflejará en su comportamiento sin ninguna clase de filtro.
El manejo de emociones, amor propio, gestión del estrés, cohesión e integración de equipo, motivación, confianza, liderazgo… Estos serán factores importantes a tomar en cuenta para mejorar su desempeño y potencial durante estos talleres de coaching.
- Rural MX conversó con Gwénola en Troya Club Hípico, Carretera Mérida- Progreso, Km 16, desviación a Komchén a 4.5 Km hacia el norte de la iglesia.
Gracias a las facilidades brindadas por Andrea Ríos, Directora de Troya Club Hípico.
Contacto:
Gwénola Hécaen
EquiGuidance, Coaching & Horses – Instagram y Facebook
Cel +33 6 52 70 99 13 (WhatsApp)
