
La modernidad erigida como la cúspide de la civilización, hiper-tecnológica y racional, anti, meta o supra natural, ha sucumbido a un fenómeno biológico común y corriente. Como ha sido ya muy señalado en las redes sociales, el virus ha desencadenado también otro hecho: se están multiplicando pensamientos peligrosos que ponen en duda el andamiaje total de una civilización. Al fin y al cabo, la crisis del coronavirus viene a sumarse a, es parte de, la crisis ecológica global. Hoy la humanidad se encuentra amenazada desde dos frentes: el microcosmos por la pandemia viral (crisis microbiológica) y el macrocosmos por los cambios en la atmósfera (crisis climática). Los pensamientos peligrosos existían antes de la pandemia, y son los que se han impulsado como propuestas alternativas, antisistema, para imaginar y construir una nueva civilización. Buen vivir
, descrecimiento
, comunalidad
, pueblos en transición
, futuros locales
.
Los efectos del virus inducen a reflexiones peligrosas entre la gente común porque ponen al descubierto verdades que permanecían ocultas bajo los anestésicos (propagandas mercantiles, políticas, religiosas) que se esparcen diariamente entre los ciudadanos del mundo. Esta fumigación de conciencias hoy está seriamente cuestionada. Alcanzo a distinguir al menos siete realidades que surgen de la crisis microbiana. 1) La alta vulnerabilidad de la humanidad; tan lejos de la seguridad tecnológica y tan cerca del azar genético; 2) la de un planeta en que todo está interconectado tanto por los fenómenos físicos, biológicos y ambientales como por los económicos, políticos y sociales. La crisis sanitaria ha causado en pocas semanas una crisis económica, otra financiera, una más energética y hasta una ideológica o moral; 3) sólo el conocimiento científico surgido de grupos interdisciplinarios e internacionales puede ser eficaz en tiempos de crisis. Todas las creencias, sean religiosas, étnicas, políticas, ideológicas, raciales, resultan inocuas e inoportunas; 4) los mecanismos de salvamento y la gobernanza. La modernidad que es básicamente urbana e industrial, con decenas de megalópolis, carece de mecanismos oportunos de rescate social ante emergencias de esta envergadura; 5) ello se debe a que la civilización moderna está erigida sobre el individualismo, la competencia, la rentabilidad económica, el consumismo, el patriarcado y las estructuras verticales o piramidales. Y, ¡oh sorpresa!, lo que salvó a nuestra especie fue exactamente lo contrario: la cooperación, la solidaridad y el apoyo mutuo; 6) los empresarios, los políticos y los diplomáticos hablan por lo común un lenguaje que no es el de la vida; su cosmovisión es pragmática, antinatural y deshumanizada; 7) el último pensamiento lleva irremediablemente a identificar otro virus
mortal que existe en nuestra propia especie: el 1% que destruye el delicado equilibrio del planeta, los 500 corporativos, bancos y magnates que lista la revista Fortune. Contra ellos será la próxima guerra. La pregunta que da título a este texto es incontestable. De lo que sí estamos seguros es que hoy más ciudadanos están de nuestro lado. Y que el mundo ya no será el mismo.