El Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), es el responsable de certificar las semillas para garantizar cultivos uniformes, libres de plagas y enfermedades, generando así mayores ingresos para los productores.
Si partimos de la idea de que las semillas son la base principal para el sustento humano, ya que son las depositarias del potencial genético de las especies agrícolas y sus variedades resultantes de la mejora continua y la selección a través del tiempo, es fundamental hablar de las estrategias que se implementan para certificarlas.
La certificación es un proceso mediante el cual se verifican e inspeccionan las semillas para siembra, desde su origen, durante su paso en el campo, el beneficio y acondicionamiento, hasta su almacenamiento y comercialización. Sólo las semillas que cumplan con los requisitos de alta calidad genética, fisiológica, física y fitosanitaria son certificadas por el SINCS.
En los últimos dos años se ha incrementado la producción y verificación de semilla mejorada y validación de variedad nativa con la puesta en marcha de alianzas estratégicas con el sector semillero y la activación del Sistema Nacional de Semillas y los 23 comités estatales de la materia.
En México los cultivos que más utilizan semilla certificada son: trigo, maíz avena papa, soya, cebada y arroz.
La cantidad de semilla calificada por el Servicio Nacional de Inspección y Certificación, SNICS, disponible en el mercado, al primer trimestre 2020, fue de:
- maíz, 5 mil 323 t.
- papa, 5 mil 842 t.
- frijol, 2 mil 900 t.
- soya, mil 268 t.
- pastos, 163 t.
- avena, 54 t.
- trigo, 53 t.
- café, 21 t.
- mijo perla, 10 t
- cebada, 3 t.
Las semillas certificadas son una garantía de calidad para el productor, ya que al verificar su calidad genética, se garantiza su pureza e identidad varietal, su homogeneidad y estabilidad a través de generaciones.
