POR LISBETH MEJÍA REYES
Enchilados, al mojo de ajo y con sal y limón, estos insectos son un alimento atractivo para turistas.
OAXACA DE JUÁREZ, Oaxaca. Entre canastos repletos de chapulines, con los naturales o tradicionales, los sazonados con ajo y chile o con sal y limón, Dalila ofrece un alimento nutritivo y tradicional a todo aquel que pasa por el mercado Benito Juárez. No es la única, pues en el interior y las afueras de este espacio y del mercado 20 de Noviembre, el grito constante de las vendedoras es parte de la atracción.
“¡Chapulines! ¡Chapulines! ¡Pruébelos! ¡Enchilados, al mojo de ajo y con sal y limón! ¡Llévelos!”, se oye entre las filas de puestos donde también hay empanadas, frutas de la temporada, gusanos de maguey y chicatanas (otro insecto que se consume en Oaxaca).
Gran parte de las personas que detienen su andar para probar y comprar chapulines son turistas nacionales o extranjeros, que se llevan “montones, kilos o medidas”. Entre los locales, dice la originaria de Santa Lucía Ocotlán, son tan cotidianos que casi no lo compran. Al menos no en su puesto o el de sus compañeras de la calle Flores Magón. Además, el precio del kilogramo, que puede alcanzar los 700 pesos, limita la adquisición de parte de oaxaqueños a medidas más pequeñas.
Extrañados, con curiosidad, pero dispuestos a conocerlos, hay turistas que aceptan o piden una muestra. Tras hacer una mueca se convencen del sabor y sus ojos parecen agrandarse. La transacción está asegurada.
“Es con ajo y chile, mire”. “O tengo los de sal y limón”, le dice Dalila a otro potencial cliente que estira el brazo para alcanzar un ejemplar de lo que para muchos sigue siendo una plaga, pero que entre los campos oaxaqueños como los de Santa Lucía Ocotlán es también un alimento y fuente de ingresos.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ya ha dado su aval a este peculiar insecto que como en Oaxaca está en los campos de Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Estado de México y de otros estados.
Es una “fuente de proteína sana, sustentable, barata y no contaminante”, son algunas de la cualidades que del chapulín de milpa (Sphenarium purpurascens) ha enlistado René Cerritos Flores, investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM y quien desde su perspectiva cree que “podría ayudar a combatir la desnutrición y obesidad en el país, a reducir el consumo de carne convencional y a bajar la emisión de gases de efecto invernadero generados por las actividades ganaderas”.
53.17 por ciento de proteína, 4.13 de grasa, 2.31 de carbohidratos, 19.5 de fibra, muchos minerales y vitaminas, bajo en grasa se añaden a la publicación, donde el académico explica que un kilo de estos insectos puede tener el doble de proteína que uno de carne convencional (res, cerdo y pollo), aunque “similar al atún u otro pescado”.
Hace más de 10 años que la familia de Dalila ha vendido chapulines junto al mercado Benito Juárez. Ella lleva dos en este sitio, pero sabe que cada año, por las lluvias y la siembra de milpa y alfalfa ligada a esta, “ahorita es la temporada”. Los de gran tamaño se recolectan en septiembre y octubre, mientras que los pequeños empiezan a atraparse desde mayo. En ambos casos, hay que ir al campo en la madrugada y con ayuda de mallas hacerse de la mayor cantidad posible.
En su puesto, la variedad preferida es al mojo de ajo y los precios dependen de la temporada. Entre marzo y mayo, el kilogramo puede alcanzar los 700 pesos, pero ahora, en septiembre, baja a 400. “La mayoría se lo lleva para botanear con mezcal o para las tlayudas”, comenta Dalila sobre algunas de las diversas formas de consumir esta plaga convertida en alimento de alto valor nutricional.
EL DATO
El consumo de chapulines podría ayudar a combatir la desnutrición y obesidad en el país, a reducir el consumo de carne convencional y a bajar la emisión de gases de efecto invernadero generados por las actividades ganaderas. Tiene 53.17 % de proteína, 4.13 %, 2.31 % de carbohidratos, 19.5 % de fibra, muchos minerales y vitaminas.
CON INFORMACIÓN DE EL IMPARCIAL DE OAXACA.