TIZIMÍN.— El vacío legal o la falta de legislación en cuanto al uso de recursos tecnológicos en el campo, tiene consecuencias en las que los afectados dan la voz de alerta para actualizar las leyes.
Ejemplo de lo anterior lo da el horticulor Ricardo Góngora Cupul cuyos cultivos resultaron afectados luego que otro productor recurrió a un dron para la aplicación de herbicida que llegó a los cultivos del denunciante.
El causante del accidente pagó, sí, dice Cupul, pero el caso es que las autoridades se den cuenta que estas fumigaciones aéreas afectan porque el aire esparce el qumico a distancias considerables.
“Que piensen en la gente que vive alrededor del terreno, pues respiran el químico”, advierte el horticultor.— Isauro Chi Díaz
Perjudicial uso de drones para fumigar cultivos
El pequeño productor hortícola Ricardo Góngora Cupul lamentó que hasta el momento no exista alguna autoridad que regule el uso de drones para fumigaciones con herbicida, pues aunque hasta el momento parezca inocuo, causan graves daños a la salud de la gente y en menor tiempo a los cultivos.
Lo anterior debido a que un vecino realizó fumigaciones en un terreno ubicado en el periférico de la calle 33 con 22, cerca de donde tienen sus hortalizas y al día siguiente, el denunciante notó daños en sus cultivos de lechuga, frijol, calabaza, entre otros que ya no son aptos para el consumo humano y con ello alimenta a unos pollos.
Sus cultivos los realiza en un terreno que tiene en esa zona noroeste de la ciudad, donde también sus nietos se dedican a la misma actividad, pero, aunque también tuvieron afectaciones, buscaron al responsable y les cubrieron el costo de lo dañado.
“No es por el dinero por lo que se dañó, sino que lo hacemos público para que las autoridades se den cuenta que estas fumigaciones aéreas afectan porque el aire lo esparce a distancias considerables y este sector de la comunidad ya se encuentra entre la zona urbana”, dijo uno de los entrevistados.
Don Ricardo, está de acuerdo con que la tecnología permite este tipo de fumigaciones con mayor facilidad y menos recursos económicos, pero también deben ser responsables de esos actos, pues por el aire el líquido altamente tóxico se esparce.
“No es la primera vez que nos pasa y ahora sí vimos quién fue, pero no se trata de que venga y lo pague, sino que piense en la gente que vive alrededor del terreno, pues respiran el químico, por eso a veces nos enfermamos y no sabemos ni qué nos hizo mal”, agregó.
En cuanto a sus cultivos dañados, ya no pudo venderlo en el mercado municipal y con ello alimenta algunos pollos que cría en el mismo terreno, pero habrá otros productos como el rábano y el cilantro que tiene que tirar porque las hojas poco a poco se están secando.
De acuerdo a la versión de los afectados, el responsable de la fumigación aérea trató de evitar los daños aplicando el herbicida a eso de las 8 de la noche, pero por lo visto el viento siempre lo esparció abarcando más de lo planeado.
Con información del Diario de Yucatán