Page 16 - RuralMX enero 2021
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  grando cada vez más una sensibilización mayor al momento de rescatar las aves. Hoy día, han logrado que se den varias crías, y desde el 2018, están registrados ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para ser considerados como una UMA. Por todo esto, platiqué con Bruno René Sánchez Díaz y resultó muy interesante lo presentado en la charla:
¿De dónde viene la iniciativa?
En un viaje que hicimos a Chetumal hace varios años, nos encontramos con un pajarero que nos vendió un loro. En nuestra ignorancia, lo tuvimos primero en una jaula pe- queña, después nos regalaron más ejemplares y les hicimos una jaula más grande, tratamos de hacer todo lo que se requiere para tenerlos cómodos e incluso, metimos algunos nidos. Llegó un momento en el que no encontrábamos a uno de ellos y resultó que tuvo tres crías; cuando subimos este hecho a nuestras redes empezaron a criticarnos, por lo que decidimos ir ante la SEMARNAT para hacer los trámites y dedicarnos a la reproducción de los loros de forma legal, responsable y certificada.
Hoy cuidan a más de diez loros...
¡Sí! En el transcurso de cinco años ya hemos logrado al menos seis crías. Parte de los ejemplares que hay aquí son de gente que nos los cedieron debido a que no podían seguir cuidando de ellos. Por ejemplo, uno que se llama Max, cuyo dueño falleció; tenemos otra que se llama Elsa, su dueña lo
cuidado?
trajo porque su hijo la molestaba mucho y la lorita lo picó.
¿Cuál es la esperanza de vida para estas aves?
Viven un promedio de 60 años. Esto signi- fica que tener de mascota un loro es una res- ponsabilidad de mucho tiempo, prácticamente tienes que nacer con el loro o que tus nietos lo conserven. De hecho, una de las principales razones por las que nos traen los loros adultos es debido a que sus dueños envejecieron, pues los tenían desde jóvenes pero hoy día no tienen con quién dejarlos, ya que los familiares no tie- nen la misma paciencia ni afinidad.
¿Cómo es que saben sobre su manejo y
Hemos tomado cursos acreditados ante la SEMARNAT, donde nos enseñan a identificarlos, las medidas sanitarias a tomar, su alimentación. Todo lo que comen está basado en lo que hemos aprendido con ellos.
Y al respecto, ¿cómo fue el proceso de registro ante la SEMARNAT?
Al hacer la solicitud, los funcionarios vinieron a verificar que el sitio estuviera en orden para lo que se requiere, pues incluso nos pueden multar si no se cumple con éstos y de hecho, el registro es por sí mismo un compromiso de vida. Fuimos con cierto temor ya que poseer loros en México es ilegal, no pueden comercializarse, pero no tuvimos proble- mas y hoy, nuestra unidad cuenta con la supervisión de bió- logos que trabajan con nosotros en el mantenimiento, en las revisiones y en las inspecciones, además de veterinarios que vienen constantemente a checar a las aves.
¿Ustedes reciben apoyo para mantener esta UMA?
No, hasta el momento absolutamente todo lo que se requiere corre por nuestra cuenta. Esto es sin fines de lucro, los veterinarios y biólogos nos cuestan a nosotros, pues te- nemos que pagar una anualidad para los biólogos que lle- van el control, se les paga por los trámites que ellos realizan ante la SEMARNAT y ante otras instancias de gobierno.
¿Cómo es el trato con los loros más allá de lo básico?
Tratamos de no tener humani- zados a nuestros animales, es muy poco el contacto que tenemos con ellos. En algunas ocasiones se dejan manipular, sin embargo, siempre están aislados para poder lograr la reproducción y entre me- nos convivan con humanos, mejor.
Entonces, ustedes no comer- cializan los loros; su misión más bien es recuperarlos, mantener- los y en su momento, liberarlos...
Así es. Mira, en redes sociales encuentras a mucha gente que los comercializa sin tener el conoci- miento de cómo mantenerlos, y
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