Page 18 - RuralMX enero 2021
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El bordado yucateco aún goza de gran vitalidad a lo largo de toda la entidad y la Península. Las prendas bordadas siguen presentes en nues- tra sociedad, no solamente para celebraciones
tradicionales, sino también en las reuniones familiares e incluso, en el día a día.
Durante mi recorrido por Maxcanú conocí a María Tere- sa Dzib Dzul, o Doña Teresita, como la llaman en el pueblo, quien con mucho entusiasmo nos esperó en su morada, misma que funciona como taller de bordado. Apasionada por lo que hace, sus clientes hoy siguen fieles a su trabajo, realizan encargos y hasta le pagan por adelantado.
Llena de energía, inmediatamente nos platicó acerca de su vida con esa prisa y entusiasmo que tienen los niños cuando narran sus aventuras: una historia de 73 años con una experiencia de 50 años bordando.
Cuenta que desde que salió de la primaria en 1964, te- nía el deseo de continuar con sus estudios, pero lamenta la idea de que en aquellos años las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres; fue su hermano quien tuvo la oportunidad de continuar la formación académica, pero, de acuerdo a Doña Teresita, no la aprovechó como ella lo hubiera hecho.
Pasados dos años de haber concluido los estudios bási- cos, una nueva coyuntura se le presentó cuando su cuñado le preguntó si quería aprender a bordar, aceptando inme- diatamente. Con gran entusiasmo, practicó mucho para tener su primer trabajo a los dos meses y el cual recuerda
ALLÁ EN MAXCANÚ
 Teresita y sus ganas
de bordar
Texto y fotografías: Jorge Alanis Zamorano
























































































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