Por Jorge Alanis Zamorano
A lo largo de estos últimos años hemos dado un repaso a los temas que son prioridad para el ser humano. Ahí, en la reflexión, ha emergido con gran fuerza el retorno hacia lo natural, a lo orgánico, la tierra nos está llamando y hacer caso omiso puede traer enormes repercusiones a la vida natural, incluida nuestra propia alimentación.
Alejandro LeBarón y su madre, Nahoma Jensen, son oriundos del municipio de Galeana, ubicado allá en el norte de México, en el estado de Chihuahua; desde hace unos años, la familia se dedica a la producción de nogal y diversa variedad de verduras con prácticas orgánicas. Llegaron hasta Yucatán para nutrirse con los conocimientos que Pedro Isabeles imparte en su Taller Internacional de Agricultura Orgánica de Última Generación, pues afirman que el aprendizaje sobre estos procesos nunca termina.
Conocimos a Pedro en un grupo de WhatsApp y honestamente estamos muy impresionados con todo lo que él hace, pues aunque nosotros llevamos ya unos años utilizando métodos orgánicos, nuestro objetivo era aprender más de Pedro ya que es un experto en estos temas. Ahora, sabemos usar nuevas formas aparte de las que ya teníamos, lo cual es una bendición, menciona Doña Nahoma.
En cuanto a la parte económica, Alejandro explica que desde que trabajan con procesos orgánicos han podido reducir sus costos; anteriormente destinaba alrededor del 50% de sus ganancias en insumos y ahora, únicamente requiere entre el 5% y el 10%. Del mismo modo, destaca, que al no utilizar agroquímicos la inversión se queda en casa: Si trabajamos para costear los insumos químicos, entonces en gran parte estamos trabajando para las compañías internacionales que los fabrican.
Durante el curso con Pedro pude darme cuenta de que no únicamente podemos bajar nuestros costos –añade Alejandro-, sino también mejorar los suelos para que el árbol sea más fértil y esté más sano; además, estamos comiendo alimentos más saludables. Es una lástima que allá en Chihuahua hay nogaleras con más de veinte años de existencia en las que hoy los agricultores están batallando mucho a causa del uso de fertilizantes sintéticos.
Es por esto que Alejandro tiene el firme compromiso de continuar aprendiendo más sobre estos métodos, pues afirma que con los conocimientos adquiridos en el taller producirá de forma más simple sin tener que responder a terceros.
Las nuevas generaciones nos hemos dado cuenta de que el trabajo rural es difícil, pero todo en la vida lo es, además hay que seguir produciendo alimentos para todos, por lo que debemos mantenernos firmes y construir nuevos métodos como los que nos enseñan aquí en Yucatán, donde la tarea se vuelve más fácil, se reducen costos y nos nutrimos mejor, reflexiona.
Al respecto, Doña Nahoma señala que muchos jóvenes están abandonando las tierras que alguna vez trabajaron sus padres y abuelos porque no lo ven como algo redituable, esto precisamente a causa de los altos costos de los agroquímicos: Por ello, los procesos orgánicos, que son los mismos que utilizaban nuestros antepasados, representan una nueva oportunidad para que los jóvenes puedan salir adelante y ser más prósperos, cuidando al medio ambiente y a los suelos que tantas bondades nos han dado.
Ahora, con los conocimientos adquiridos en el taller, podrán llevar sus procesos allá en Chihuahua de forma aún más simple.
Para finalizar, ambos coinciden en que ésta es una forma en la que todo México podrá hacer un verdadero cambio para tener alimentos más altos en minerales y de gran beneficio para nuestros suelos y el ser humano.
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