Agradecen pescadores que Festival de Renacimiento de las Costas haya traído una buena pesca para la recuperación económica y sostenible.
El sol apenas se asoma en el horizonte cuando los primeros lancheros comienzan a preparar sus embarcaciones. El puerto huele a salitre y a redes húmedas que han pasado la noche secándose al viento. En los muelles de Río Lagartos y Las Coloradas, el bullicio de los pescadores marca el ritmo de la jornada. Hoy no solo es un día más en altamar, sino la confirmación de que el esfuerzo ha valido la pena: el pulpo ha alcanzado un precio histórico y, aunque no se lograron las toneladas previstas, el balance es positivo.
La titular de la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentable de Yucatán (Sepasy) camina entre los pescadores, saludando a quienes llevan décadas faenando en estas aguas. Su voz resuena entre los motores que se calientan y las gaviotas que esperan su festín matutino. “No se llegó a las 29 mil toneladas que esperábamos, pero con 27 mil hemos superado por mucho las 19 mil del año pasado. Y lo mejor: el precio del kilo osciló entre 130 y 180 pesos. ¡Histórico!”, exclama con entusiasmo.
Los hombres del mar lo saben bien: la pesca no es solo cuestión de volumen, sino de calidad y buen precio. Con la demanda en alza y los compradores dispuestos a pagar más por el molusco yucateco, los pescadores han podido sacarle buen jugo a la temporada, posicionando el producto en el mercado.
Pero la marea no solo trae buenas noticias en cuanto a la captura. Desde hace semanas, el Festival de Renacimiento de las Costas ha encallado en los puertos, trayendo consigo un respiro para las familias que dependen del mar. En Las Coloradas y Río Lagartos, las calles se han llenado de vida con el ir y venir de turistas y compradores que llegan atraídos por la mezcla de tradición pesquera, cultura y gastronomía.
A pie de muelle, don José, un veterano de la pesca, confiesa que no esperaba que el festival tuviera tanto impacto. “Con la veda del mero, uno tiene que buscarle por otro lado, y este festival nos ha ayudado un montón. No solo a los que vamos al mar, sino a nuestras esposas e hijos, que han podido vender comida, artesanías, lo que sea para aguantar la temporada”, dice mientras carga un par de cubetas llenas de pulpo fresco.
Y es que el renacimiento de las costas no se trata solo de números y toneladas, sino de devolverle a los puertos su brillo natural. La iniciativa busca no solo generar ingresos, sino también atraer turismo y concientizar sobre la importancia de la conservación marina. La secretaria de Pesca lo tiene claro: “No podemos solo explotar el mar, tenemos que cuidarlo. Por eso estamos reforzando la vigilancia contra la pesca furtiva”, afirma, mientras un grupo de pescadores asiente con la cabeza.
A pesar de los avances, los hombres de mar no bajan la guardia. Saben que el furtivismo sigue siendo una amenaza, y que las aguas pueden ser traicioneras en más de un sentido. Las autoridades han intensificado la vigilancia, con operativos sorpresa y una mayor supervisión en los puntos de desembarco.
Pero hoy, en este momento, las preocupaciones quedan a un lado. Con el sol ya en su punto y las embarcaciones de regreso al puerto, la actividad en la costa sigue su curso. Mientras unos descargan, otros se preparan para la próxima jornada, y entre el ir y venir de las pangas, se respira el optimismo de quienes saben que el mar, aunque impredecible, siempre tiene algo que ofrecer.
El festival hará una pausa tras los carnavales, pero en la primera semana de marzo volverá a zarpar con más actividades, llevando consigo la promesa de que la pesca sustentable puede ser también una fuente de prosperidad. En cada rincón de la costa, los ecos de este renacimiento resuenan con fuerza, recordándole a todos que el mar es generoso, pero solo si se le respeta y se le cuida.
Fuente: lucesdelsiglo.com