Por Jorge Alanis Zamorano
En el sector agropecuario existe una enorme cantidad de pequeños productores que, en conjunto, representan un gran aporte económico. Aunque se mencionan en los discursos oficiales, al final se pierde esta minoría; es decir, se desvanecen en el total de la producción, en el conteo numérico del peso y la cantidad.
Tuve una charla con Tatiana Rosado, quien ha tenido acercamiento con el sector apicultor desde hace más de veinte años, ya que su familia se dedica al acopio de la miel para después comercializarla, principalmente al extranjero.
Como paréntesis, ¿sabía usted que la mayoría de los mexicanos no consume miel? No les gusta, no están acostumbrados, o bien, solo la utilizan cuando existe –por ejemplo- una gripa, usualmente combinada con limón; esto es grave, ¿no lo cree?, pues muchísima cantidad se produce en el país. Afortunadamente no todo está perdido, ya que a raíz de la pandemia la gente comenzó a preocuparse en alimentarse mejor, y la miel entró como una alternativa medicinal y nutrimental… ahí se está arrojando la oportunidad de comercializarla con más de un producto.
Pues bien, le propuse a nuestra entrevistada realizar un acercamiento arbitrario en la participación económica de los pequeños apicultores y, como un ejercicio reflexivo, nos dimos cuenta de que la activación que ellos logran termina siendo una posición injusta, debido a que se pierden en el universo del Producto Interno Bruto (PIB) de Yucatán.
Le pregunté a Tatiana cuántos kilos de miel logran cosechar en promedio por ciclo –pensando que un pequeño productor que tiene siete colmenas- y lo dejamos en 80 kilos; y aunque en estos momentos la cosecha se reporta muy buena y se espera que continúe así, existen muchos factores que pueden afectar positiva o negativamente.
Cuando charlé con ella (durante el mes de abril) el kilo oscilaba entre los 55 pesos en una acopiadora, lo que resultó en una entrada de 4,400 pesos por familia. En el imaginario de esa plática tomamos a 100 familias y entre todos ellos logran 440,000 pesos, que se traducen en 8 mil kilos de miel. ¡Por supuesto que puede ser más!, pero en nuestros cálculos fuimos arbitrarios.
Aquí el asunto, querido lector y autoridades: 440 mil pesos de 100 pequeños apicultores circulan en el estado, detonando la economía, pues ellos también compran alimentos e insumos para su actividad, ropa, transporte, y más. Nótese que solo tomamos una pequeña cantidad de kilos de un puñado de apicultores yucatecos… ¿por qué se pierden en el imaginario, en el dictado, en los discursos?, ¿por qué no reconocerlos a diario como motores de economía, de trabajo y esfuerzo?
Mire usted, se me viene a la cabeza que si existe un monumento a los Montejo, a Pedro Infante, a Armando Manzanero, ¿por qué no hacer un monumento al apicultor, al agricultor y de todos aquellos que detonan la economía de Yucatán? ¿Cuántos pesos circulan en la cartera de muchísimas personas derivado del esfuerzo rural? Ellos aportan, ¡y mucho!, sería muy bueno tenerlos en cuenta cada vez que pasemos por una avenida principal, al admirar una imagen representativa de todos aquellos que son pilares importantes pero que se desvanecen por ser “pequeños apicultores”.
Excelente día tengan todos ustedes, ojalá pudiera hacerse realidad este mencionado reconocimiento.
#OrgullososDeLoQueSomos