Al año, en promedio, son deforestadas más de 22 mil hectáreas de selva en Yucatán, informó José Eduardo Bestard Barrera, jefe del departamento de Restauración y Protección de la Promotoría de Desarrollo Forestal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
El funcionario detalló que la agricultura, ganadería y expansión de la industria inmobiliaria son las actividades que más depredan la selva del estado.
A lo largo de 100 años, según cálculos de Pronatura Península de Yucatán A.C. (PPY), el estado ha perdido entre 60 y 70 por ciento de la vegetación original que tenía la región.
De acuerdo con el biólogo, la Conafor colabora con la recuperación de la vegetación forestal a través de diversos programas y subsidios que destina a agrupaciones civiles, a proyectos de instituciones de investigación, y las comunidades para emprender acciones de restauración ecológica.
Recientemente inició la restauración de manglares de la costa norte de Yucatán, región Dzilam de Bravo, impulsada por PPY, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y el grupo de vecinos conocido como Los Restauradores de Dzilam de Bravo, donde la Conafor aportó 2 millones de pesos.
Bestard Barrera indicó que la dependencia tiene una meta de recuperar 2 mil 500 hectáreas anuales de selva, a través de cada uno de los programas que aporta.
Los permisos para construir nuevos fraccionamientos, los cambios de uso de suelo, los otorgan el estado y el municipio, a través de un comité dedicado a este tema, donde también participa Conafor. Por lo tanto, han hecho hincapié en la necesidad de migrar a mejorar prácticas agrícolas y ganaderas, sostenibles, sistemas agroecológicos; por ejemplo una milpa sostenible, sembrar especies dentro de los potreros en vez de sólo deforestar.
Para Efraín Acosta Lugo, coordinador técnico de Pronatura, es evidente que la pérdida de selva es por el crecimiento importante que se ha dado en los alrededores de Mérida, sobre todo, y esto puede ocasionar severos problemas en un futuro, recalcó.
El investigador indicó que la reglamentación municipal permite esto, es decir, que las empresas cumplen con los reglamentos y autorizaciones, pero hay que revisar y trabajar en conjunto con las autoridades para que estos reglamentos de construcción permitan conservar la vegetación, señaló.
Hay que encontrar las maneras, indicó, que sean económicamente viables y ambientalmente sustentables. “Algunos fraccionamientos, al mismo tiempo que incrementan la disponibilidad de casas e inmuebles, también estamos perdiendo áreas vegetadas”, subrayó.
Por otro lado, explicó que en el estado, a lo largo de 100 años, la producción ganadera del oriente y la henequenera del centro son las que más han cambiado la vegetación, son las zonas más deterioradas, pero que tienen posibilidades de ser restauradas.
Se ha degradado entre el 60 y 70 por ciento de la vegetación original, no quiere decir que se haya perdido por completo, aclaró, esto ha sido por “parches”, fragmentación de selvas, y no tanto por pérdida completa de la cobertura.
El experto indicó que los productores, ganaderos y la ciudadanía en general deben enfocarse en cambiar sus prácticas; se puede crear más, de manera sustentable y recuperando la vegetación. “Necesitamos encontrar maneras en la que los productores puedan seguir produciendo, con mayor valor, en menor superficie, de una manera más sustentable, que permita la regeneración de las selvas”, manifestó.
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Fuente: La Jornada Maya.